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A esta altura ya no quedan dudas que la ofensiva de Azerbaiján contra la región de mayoría armenia de Nagorno-Karabaj y contra Armenia, ambas ex integrantes de la ex URSS, está el brazo de Turquía por un lado y del sionismo, por el otro.
Erdogán ha puesto en pie un operativo idéntico al que practicó en Libia. Ha llevado al teatro de operaciones azerí a miles de ex milicianos jihadistas (muchos de ellos ex Al Qaeda) que actuaban en la guerra civil siria, a los que financia mediante contratistas privados. “Los combatientes sirios del Ejército Nacional Sirio respaldado por Turquía se han desplegado” en Nagorno-Karabaj” (Haaretz, 30/9). Israel, en cambio, “oficialmente no toma partido, aunque también tiene relaciones diplomáticas con Armenia, que hace solo dos semanas abrió su primera embajada en Tel Aviv”, pero “los aviones de carga azerbaiyanos que aterrizan en las bases de la fuerza aérea israelí en el Neguev son una vista relativamente común en los últimos días, lo que atestigua los extensos acuerdos de armas entre los dos países” (ídem).
“Israel considera a Azerbaiyán —dice la corresponsal— un aliado estratégico. La cleptocracia en el Caspio es la fuente de gran parte del petróleo que compra Israel y, debido a su ubicación geográfica, una ´puerta trasera´ extremadamente útil para su vecino Irán para fines de inteligencia y otros fines clandestinos” (ídem).
Erdogán ha ignorado olímpicamente el llamado al cese del fuego. Arayik Harutyunyan, presidente de la autoridad armenia no oficial en Nagorno-Karabaj, declaró que “uno de los objetivos de esta guerra es Irán porque esta guerra está dirigida contra Irán. Somos conscientes de los problemas regionales relacionados, en particular, con el norte de Irán”, donde hay una población azerí considerable. La guerra apuntaría un promover una separación azerí de Irán y unirse a Azerbaiyán.
El grupo de Minsk se ha vuelto completamente inoperable. Francia está abiertamente enfrentado a Turquía en la guerra de Libia, los sionistas y Turquía que también están enfrentados en ese mismo conflicto pareciera que aquí, en cambio, volvieran sobre una vieja alianza. Bien mirado, sin embargo, Israel y Turquía nunca llegaron a la ruptura de relaciones y el coqueteo de Erdogán con la causa palestina nunca pasó de la demagogia.
Armenia más aún que Azerbaiján son dos naciones pobres y han sido muy golpeadas por la pandemia (la primera tiene la mayor tasa de muertos del continente asiático). La segunda goza de más recursos, pero la caída del precio del petróleo la ha golpeado más. En ambos países el chovinismo nacionalista tiene características igualmente reaccionarias.
Armenia pretende que la alianza militar que integra junto a Rusia y otras repúblicas ex soviéticas salga abiertamente en su defensa.