Venezuela: una crisis política por el control de la Asamblea Nacional

Escribe Politica Obrera

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Contrariamente a lo que informa la prensa ‘hegemónica’, no solamente en Argentina, Venezuela no tiene hoy un solo presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, sino dos. Luis Parra, un opositor del partido Primero Justicia (para otros un expulsado de ese partido), fue electo el pasado 5 de enero, a la cabeza de una Junta Directiva, compuesta por miembros (¿también expulsados?) de Copei, Acción Democrática e incluso Voluntad Popular – el partido de Guaidó. Los 140 votos que alega haber obtenido Guaidó en una sesión celebrada en las instalaciones del diario El Nacional, corresponden a muchos sufragios emitidos por correo electrónico o por medio de videos, e incluso hay denuncias de doble votación de diputado titular y su suplente. Muchos diputados de la oposición se encuentran presos o exiliados e incluso otros privados de su condición legislativa. Cuando el gobierno de los Fernández ‘deploró’ la acción de las fuerzas de seguridad en torno al Parlamento, el día de la votación, y denunció que ‘aislaba’ aún más a Maduro a nivel internacional, eligió ignorar la versión de los hechos que ofrecían las redes bolivarianas y Página/12. En tanto el Capítulo Argentina de la (REDH), de filiación chavista, adjudica a Parra 81 votos, La Nación acaba de achicar lo recogido por Guaidó a 84 diputados (8/1) – claro que en votaciones separadas. En este tironeo no queda claro quién quedará con el control de las instalaciones de la Asamblea.

La crisis que se ha abierto en la oposición obedece al fracaso de la política golpista de Guaidó. Se auto-proclamó ‘presidente encargado’ por orden de Trump; nunca consiguió ese título de parte de los diputados que lo eligieron para presidir la Asamblea. Incluso ha sido denunciado de “tibio”, a pesar de este pergamino, por sus compañeros de partido, Voluntad Popular. En base a las encuestas, el corresponsal de La Nación, un declarado anti-chavista, adjudica a Guaidó un 20% de intención de voto (aunque, dice, por encima de Maduro). Luis Parra, mientras tanto, no esconde su condición de ahijado del oficialismo: “Quienes hoy no quieren el debate, se alejaron de la solución política, se atrincheraron en la violencia”. El grupo de Guaidó y los medios dominantes aseguran que está comprado por el oficialismo.

Todo indica que oposición partidaria de “la solución política” acompañaría una elección adelantada de la Asamblea Nacional, cuyo mandato vence a fin de año, organizada por el gobierno – que Guaidó y los gobiernos que lo han ‘reconocido´ rechazan. Para los pactistas se trataría de un paso hacia la ‘normalización democrática’, que sería acompañada de un plan económico. La privatización del petróleo y la minería, que los aliados chino y ruso recomiendan insistentemente a Maduro, requieren una decisión del parlamento, así como la apertura de una negociación de la deuda externa en default y procesos judiciales abiertos en jurisdicción internacional.

La Nación aporta un dato: Guaidó ha renunciado a su partido, el golpista Voluntad Popular, por consejo de sus asesores. Lo que podría interpretarse como un paso hacia el bloque negociador, aunque habría que ver en función de qué política. En Venezuela, la oposición se ha quebrado por las mismas razones que en otros países: la política de Trump es considerada un peligro para la mejor preservación de los intereses imperialistas. Venezuela es un campo de esta disputa. Finalmente, los vaivenes del oficialismo acerca de dejar entrar o no al grupo de Guaidó al recinto de la Asamblea, muestra una disputa similar en el otro lado. Lo cierto es que la cuestión del control de la Asamblea tiene que ver con el destino de las privatizaciones y el arreglo de la deuda externa, que Maduro impulsa, y que los opositores tienen como carta fundamental en la negociación política.

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