Escala la guerra imperialista por el reparto de Ucrania y el Cáucaso Sur

Escribe Camilo Márquez

Acompañada de ‘conversaciones’ y amenazas acerca del botín.

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Mientras los medios informan un “enfriamiento” en el vínculo entre Trump y Putin, el primero ha confirmado que Ucrania recibirá nuevas partidas de armamento por medio de sus aliados europeos: “Estamos enviando armas a la OTAN, y la OTAN las paga al 100 por ciento… Las armas que salen van a la OTAN, y luego la OTAN las entregará [a Ucrania]”, (FT 11/7). Ya que la OTAN no compra armas colectivamente, lo que se espera es que algunos miembros las adquieran en nombre de Ucrania. Por ejemplo, Alemania tiene previsto comprar dos sistemas Patriots para luego cederlos a Kiev. Una fuente indicó que “las armas vendidas a la OTAN podrían incluir armamento ofensivo, no solo de apoyo a la defensa aérea” (Time, 11/7). Donald Trump ha integrado la guerra de la OTAN contra Rusia a su guerra económica contra todo el resto del mundo.

Los Patriots son el instrumento por excelencia para interceptar los misiles balísticos rusos de corto y mediano alcance. La operación está en la línea de acercamientos sucesivos que venía desplegando Trump respecto a Moscú: "Estoy decepcionado con Rusia, pero veremos qué sucede en las próximas semanas... Creo que haré una declaración importante sobre Rusia el lunes” (FT 11/7). Trump respalda un proyecto de ley de un sector del partido republicano para imponer nuevas sanciones a Rusia. Luego de seis llamadas telefónicas presidenciales, varias rondas de conversaciones entre ministros y un número mayor de contactos a otros niveles, Trump toma distancia de Putin, aunque con reservas. Ambos bandos siguen negociando un reparto de Ucrania, una alternativa a lo que podría convertirse en una guerra europea. La declaración del canciller alemán, Friedrich Merz, acerca del “fin de la diplomacia con Moscú” y un rearme en gran escala, fue saludada con una ovación en el Bundestag (parlamento). Alemania se dispone a conducir a la Unión Europea a una nueva guerra mundial hacia el este (“nachosten”). El imperialismo alemán no puede renunciar al control semicolonial de Ucrania y, eventualmente, de Rusia.

Moscú, por su lado, ha lanzado su mayor ofensiva militar sobre las dos ciudades más importante de Ucrania –Kharkov, en el norte, y Kiev-. No se trata ya de ampliar sus conquistas territoriales en el este del país, por ejemplo a Odessa, sino de quebrar al estado ucraniano. En cuestión de horas, descargó 728 drones y 13 misiles contra la infraestructura civil de Ucrania, sin desmedro de la población. Luego de dos semanas de largas conversaciones con Macron y Trump, cualquier solución a la guerra deberá abordar lo que Moscú llama las "causas profundas" del conflicto: “El Kremlin acusa a las naciones europeas de postura confrontativa”, subraya RT (11/7). El portavoz del gobierno ruso criticó la insistencia de Francia y Gran Bretaña, denominados vagamente como “Europa Occidental” por Dmitry Peskov, de estacionar en suelo ucraniano una fuerza conjunta de entre 30 mil y 50 mil soldados, bajo el pretexto de proteger infraestructura clave, y no para operar en la línea del frente; la denominada “coalición de los dispuestos”.

El ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, ha declarado que el estacionamiento de tropas extranjeras en Ucrania generaría "hechos sobre el terreno". “El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR) también advirtió el año pasado que el despliegue de una llamada fuerza occidental de 'mantenimiento de la paz', que podría estar compuesta por alrededor de 100.000 soldados, equivaldría a una ocupación de facto” de Ucrania” (RT).

El Washington Post informa que, por primera vez, EE.UU. ha participado de la conferencia anual por la “recuperación de Ucrania”, que tuvo lugar en Roma. Estuvo presente Keith Kellogg, el enviado especial del presidente estadounidense para Ucrania y Rusia, junto a dos senadores republicanos que patrocinan proyectos para elevar las sanciones económicas contra la Federación Rusa. Lo más relevante de este cónclave fue la decisión de crear en París un Cuartel General de una fuerza multinacional que estaría lista para desplegarse en territorio ucraniano, siempre, según recalcan, una vez sea alcanzado un “alto el fuego”. Es lo que viene propugnando Emmanuel Macron desde hace una año en un sonada entrevista que otorgó a The Economist. “El contingente se llamará Fuerza Multinacional Ucrania” y tiene prevista la creación de una célula de coordinación en Kiev, asegura el Washington Post. Es decir que la presencia de este combinado militar sobre el terreno es un hecho. La guerra imperialista de la OTAN contra Rusia ha sido respondida por una guerra de opresión nacional de la oligarquía rusa contra la OTAN. Cualquier tregua, alto el fuego o solución provisional se asentará sobre un nuevo reparto de la región entre las potencias en guerra, pero no con el fin de la guerra misma. No se trata solamente de Ucrania sino de todo el Cáucaso sur (Azerbaijan, Armenia, Georgia), en este caso con la activa participación de Turquía y del estado sionista, que disputan abiertamente el control del Medio Oriente.

Es necesario acentuar la campaña de esclarecimiento de la clase obrera acerca del carácter mundial imperialista de la guerra en desarrollo, que será pagada con el sacrificio social y la vida de los trabajadores de todos los países.

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