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A final del año 2020 el gobierno intentó disipar el proceso de lucha que a lo largo de la pandemia desenvolvieron los trabajadores de la salud, por iniciativa del SITAS (sindicato que integra la Federación de Profesionales, FESPROSA, a nivel nacional) y, en muchos casos, por medio de autoconvocatorias en los hospitales más combativos de la provincia.
El 30 de diciembre, el gobierno ofreció la extensión para enero, febrero y marzo de la cuota de 1.800 pesos del pago no remunerativo por la deuda de la cláusula gatillo del 2019, y promesas de abrir discusiones salariales en febrero. A la par de ello, se inició la vacunación del personal.
Contra lo esperado por el gobierno, los trabajadores de la salud no se conformaron y adoptaron diversas medidas reclamando aumento salariales reales y otras medidas relativas a las condiciones laborales. El traslado y sumario a dos enfermeros del Hospital Centro de Salud por manifestarse por diferentes reclamos (salariales, licencias etc.) ante la ministra de Salud el 3 de diciembre pasado, fue un revulsivo que radicalizó al movimiento, en particular en el Centro de Salud, el segundo hospital más importante de la provincia, donde se han realizado medidas de fuerzas con paros, corte de calle y asambleas permanentes, reclamando la anulación de las sanciones y contra toda persecución a los trabajadores. Algunas acciones contaron con el apoyo de otros hospitales.
Con ese escenario, el SITAS, contra sus pronósticos de volverse a encontrar luego de las vacaciones, se vio obligado a sostener durante todo enero un quite de colaboración por tiempo indeterminado, que en algunos casos se elevó a cese de actividades sin concurrencia.
Si la defensa de los dos trabajadores sancionados fue un disparador de descontento, la cuestión salarial se ha transformado en el reclamo que motoriza las acciones de conjunto. Los salarios están congelados desde el 2019. Esto, durante la pandemia, se pretendió compensar con un ´bono estímulo´ que no llegó a todo el personal de salud y, quien lo cobró, percibió la última cuota en diciembre.
Hoy muchos tienen doble empleo (en el sistema público y en el privado) y no llegan a cubrir la canasta básica. Además, al personal de salud le restringieron las vacaciones -a la gran mayoría sólo le aceptaron 10 días- y la vacuna, finalmente, solo la recibió un porcentaje mínimo de trabajadores que estuvieron en salas Covid o UTI.
Al calor de todo esto, se fue conformando una suerte de coordinadora de sectores combativos, motorizada por Tribuna de la Salud y luchadores independiente de los principales hospitales, que por medio de resoluciones de asambleas, le han ido dando a las jornadas de lucha un carácter activo y procurando que asuman características de conjunto, hacia una huelga general. Ha sido desde este sector de donde han emergido los reclamos de convocatoria a interhospitalarias para balancear y orientar el proceso de lucha en curso.
En esta última semana, hubo tres días de quite de colaboración y dos de huelga sin concurrencia. El jueves 28, desde los sectores combativos se le dio carácter activo a la huelga, con una caravana hacia el Siprosa (Sistema Provincial de Salud) en la que participaron delegaciones del hospital del Carmen, Avellaneda y Padilla y trabajadores de la salud en general. Ese día, además, desde Siprosa habían citado a declarar a los enfermeros sumariados del hospital centro de salud para que realicen su descargo.
Esta acción tuvo una importante repercusión mediática y entre los trabajadores de la salud. En el acto hablaron distintos activistas que denunciaron las apremiantes condiciones económicas en las que se encuentra el personal de salud y plantearon una recomposición salarial acorde a la inflación sufrida; también se refirieron a las condiciones de la infraestructura de los hospitales y al desabastecimiento y abandono de la red periférica de salud que tiene sede en los barrios de la provincia. El gobierno, finalmente, dio señales de que daría marcha atrás con el traslado de los enfermeros. Quieren apagar el incendio con una gota de agua. Quizás confían en la colaboración de parte de la dirección del SITAS de apaciguar las cosas e integrarlos a la discusión paritaria. En cualquier caso, el SITAS ha anunciado para esta semana medidas “decrecientes”, esto es, solo un día de cese de actividades y el resto quite de colaboración. Esta conducta de sostener un plan de lucha con acciones decididas de manera unilateral, hace imprescindible la convocatoria de una nueva interhospitalaria con mandatos y que se le reconozca a los mandatos el peso de los principales hospitales que son los que finalmente sostienen las acciones de lucha.
Entonces, asambleas en todos lados para recabar mandatos y preparar las condiciones de un plenario de bases de los trabajadores. Que los trabajadores decidan el curso a seguir y no las cúpulas conciliadoras y colaboracionistas con el gobierno.