Narcotráfico e hidrovía

Claudio Vallori

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El 23 de febrero del 2021, en un operativo conjunto de las policías alemana y belga, se secuestraron 23.000 kilos de cocaína. El cargamento salió de Paraguay, navegó por el río Paraná hasta el puerto de Buenos Aires donde cambió de buque y continuó su recorrido con destino a Europa. Su valor fue estimado en unos 3.000 millones de euros.

El cargamento de cocaína fue embarcado en Asunción del Paraguay a bordo de una nave de la empresa logística Hamburg Sud, escondida en latas de pintura de la empresa Tupa SA, propiedad de Diego Isaac Benítez Cañete, directivo del club Olimpia de Paraguay. Fue trasbordada al buque San Artemisso, de bandera panameña (Dataclave, 30/3). El buque tenía antecedentes de trasportar drogas. En una oportunidad anterior había sido requisado y encontraron 233 kilos de cocaína en el puerto Santos de Brasil.

El negocio del narcotráfico es sencillamente fabuloso: se estima que el costo de un kilo de cocaína, en Paraguay, rondaría los 2 mil dólares, mientras que en Europa, asciende a 70.000 euros, una diferencia tan fabulosa que permite pagar “peaje” a las distintas fuerzas de seguridad tanto en los puertos de ambos países como durante el recorrido por la hidrovía.

Un capítulo aparte es la situación de la concesión de la hidrovía, hoy bajo el control de dos empresas: Jan de Nul, de origen belga, y la argentina EMEPA. Una ONG denunció que, cuando se prorrogó la concesión en 2010, hasta el 2021, hubo 600.000 dólares de coima de por medio.

La concesión de la hidrovía se encuentra ahora en disputa.

Mientas hay detenidos por tener una planta de marihuana para uso personal, miles de kilos de cocaína recorren los ríos y zarpan del puerto de Buenos Aires a la vista de todos y todas.

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