Declaración Nacional del Partido Obrero - Tendencia

Ante la "segunda ola"

Defendamos la salud y la vida, contra el capital y sus negocios

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Aunque los datos sanitarios oficiales no dejan dudas, Argentina no ingresa en la “segunda ola” del coronavirus… porque nunca salió de la primera.

El relato de la “segunda ola” es un intento falaz de justificar toda la etapa previa de ‘presencialidades’ en todos los ámbitos, el descuido por el transporte público y la desatención de la infraestructura hospitalaria y del personal de salud – sus salarios y su horario laboral. Es también un intento grosero por encubrir la entrega de la responsabilidad de la provisión de vacunas al ricachón mexicano Carlos Slim y a su tercerizada local, el grupo Sigman. Tiene, por último, la finalidad de reivindicar el abandono completo del programa Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) – que el oficialismo del AMBA y el gobierno nacional han jurado que no repondrán, a pesar de que sufragaba diez mil miserables pesos para los trabajadores sin empleo. Lo único nuevo es que el promedio de contagios diarios se ha duplicado y que circulan, localmente, nuevas variantes -Manaos, Reino Unido-, más contagiosas y dañinas. La patronal de la salud advierte que la ocupación de las instalaciones de terapia intensiva, en el sector privado, se acerca a la saturación.

La reacción de los gobiernos de la grieta, o sea de los Fernández y los Macri-Larreta, ante el escenario que prevén infectólogos y estadísticos, es propia de un Bolsonaro. Han respondido con una oposición cerrada a un cierre temporal de actividades, a sabiendas de que es el único medio de frenar la circulación del virus – como lo han demostrado Australia, Nueva Zelanda y China. En CABA, se han abandonado incluso algunos protocolos en las escuelas. El programa de testeos ha sido reducido, alegando razones económicas. Del IFE ni hablar, pero la imposición de paritarias con salarios a la baja sigue su curso implacable.

Los gobiernos capitalistas enfrentan una contradicción sin salida: por un lado, intentan que el proceso económico capitalista no se resienta, para lo cual subsidian al gran capital en una escala enorme. Por el otro, evitar que ese mismo proceso colapse como consecuencia de la escalada de contagios y fallecimientos. La preservación de la organización capitalista de la sociedad es un obstáculo para defender la vida de los trabajadores. Macron es denunciado en Francia por no haber escuchado los reclamos de confinamientos en enero pasado, ante los pronósticos de estampida en la circulación viral – ahora ha cerrado todo por un mes.

La función “socializadora” que los punteros políticos locales atribuyen a la apertura de las escuelas, raya en la tontería – no sólo facilitan la circulación del Covid sino que, además, inculcan a niños y jóvenes una reacción omisa y anti-social ante una crisis humanitaria.

Las reacciones oficiales se explican muy bien: hay que pagar la deuda pública, los usureros son la vaca sagrada de esta historia. Para eso hay que “acompañar” al virus en los lugares de trabajo y estudio, en el transporte público, en las escuelas y universidades. Y por sobre todo: bajar salarios y jubilaciones, aceptar despidos, retirar los gastos sociales de emergencia. La meta del gobierno ‘nacional y popular’ la enunció con claridad el ministro Guzmán: “En 2021 vamos a crecer (tenemos que crecer) el 7 por ciento”. La vida de decenas de miles por un punto del PBI, que nunca irá al bolsillo de los trabajadores. La política oficial sigue la ruta de la presión patronal y de los acreedores internacionales.

La defensa de los intereses económicos de los trabajadores pasa por la utilización de los recursos económicos y financieros para sostener un programa de cuidado de la salud. En lugar de ‘un mercado local de deuda’, hay que dejar de pagar esa hipoteca imparable de cinco décadas; nacionalizar los bancos; nacionalizar las grandes farmacéuticas para producir vacunas, incluso en alianza con Brasil y Cuba; establecer un control de los trabajadores sobre el sistema industrial y comercial, para producir todo lo relativo al sostenimiento de los productores reales de la riqueza nacional.

Crisis política

La pretendida “segunda ola” ha acelerado la crisis del vetusto régimen político establecido -como ocurre en todos los estados capitalistas- desde EEUU a Myanmar, desde Brasil a Rusia, incluso China. Es normal. La decadencia capitalista se ha manifestado y se sigue manifestando en crisis económicas mundiales, amenazas de guerras – y guerras.

El surgimiento de un número creciente de vacunas ha empeorado la situación en lugar de atenuarla y resolverla. Demuestra cómo los recursos económicos y científicos extraordinarios han sido desnaturalizados, debido a la rivalidad entre capitalistas y la rivalidad aún mayor entre los estados que protegen a esos capitalistas. El acaparamiento capitalista de las vacunas continúa una larga trayectoria del capital, que busca por esa vía encarecer sus productos y extorsionar a rivales y a consumidores. El Comando Sur del Pentágono ha hecho saber que consideraba contrario a los intereses estratégicos de Estados Unidos la penetración de las vacunas de China en América Latina. La crisis de vacunas en Argentina obedece enteramente: 1. a esta pelea capitalista internacional; 2. a la subordinación del abastecimiento de vacunas a un contrato leonino con Pfizer, por un lado, y al manejo del ricachón Slim, por el otro. Los ‘nacionales y populares’ simplemente han girado en la órbita del capital financiero.

Los Fernández han decidido hacer frente a los costos de la pandemia con un programa de ajuste. Lo prueba el Presupuesto 2021 y la permisividad con el gran capital privado. La carencia de financiamiento exterior ha sido suplida por un financiamiento local, incluidas las Leliq, de decenas de billones de pesos. Las provincias han refinanciado deuda a un costo más oneroso que el de Nación, y es lo que hará Kicillof en pocos días más con la deuda de siete mil millones de dólares.

Actuemos

Es necesario que enfrentemos este escenario catastrófico con un programa.

Luchemos por la suspensión inmediata de las actividades presenciales no esenciales, comenzando por las escuelas. Por el 100% del salario para todos los trabajadores dispensados por la suspensión de su actividad.

Por una jornada de seis horas para el personal de salud; nombramientos y titularización para cubrir todas las necesidades hospitalarias.

Por un aumento general de salarios y jubilaciones del 50%; un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar completa; jubilaciones y un seguro al desocupado del 82% del mencionado salario mínimo; la reducción de la jornada laboral, para incorporar al trabajo a los desocupados, con entrenamiento laboral a cargo de las patronales.

En oposición a los tarifazos, la apertura de los libros de las empresas de servicios.

Nacionalización de la industria farmacéutica para producir los principios activos en el país. Por un plan inmediato para desarrollar una vacuna, en conexión con los laboratorios estatales y el sistema universitario, y con todos los países que desarrollen vacunas con independencia de los monopolios internacionales.

Que se prohíban los desalojos.

Por la asistencia alimentaria incondicional a los comedores barriales, y el pase a planta de trabajadores precarizados en provincias y municipios.

Por becas para la juventud estudiantil. Que se garantice la conectividad y dispositivos digitales para la enseñanza remota.

Que se nacionalice el sistema de salud, asegurando la atención de toda la población afectada, y se ponga en marcha un plan de prevención y testeos masivos.

Por el repudio de la deuda usuraria con los acreedores internacionales y el FMI y la deuda ‘local’ en poder de grupos financieros.

Por la centralización de los recursos económicos sociales y sanitarios, mediante la nacionalización de la banca y el desarrollo de un plan económico único, bajo la dirección de un gobierno de trabajadores.

Las burocracias sindicales apuntalan la política oficial que ha conducido a la “segunda ola”. Es el caso de los sindicatos docentes, que acompañan al gobierno en la implementación de la mentirosa “presencialidad segura”. Toda la burocracia que firma convenios ‘a la baja’, es cómplice de despidos y ha promovido por segundo año la suspensión de las elecciones sindicales, incluidos en los lugares de trabajo. La pandemia ha servido para extremar aún más la estatización de los sindicatos.

Socialismo o barbarie

La crisis humanitaria desatada por el Covid no es un “accidente de ruta” del sistema capitalista. El lucro capitalista ha producido una feroz destrucción del clima, base de la pandemia, y el sistema de salud público, en tanto los monopolios farmacéuticos se han convertido en masa de acumulación de beneficios mediante operaciones de Bolsa. El 90% de las vacunas en desarrollo han sido obtenidas por medio de recursos de investigación y financieros de los estados.

La crisis humanitaria que nos agobia es la crisis humanitaria del capital. El Partido Obrero Tendencia convoca a los trabajadores a extraer todas las conclusiones de esta crisis. Oponemos a la barbarie del capital la gestión y organización socialistas, el salto de la barbarie privada al individuo libre.

Por el socialismo y un gobierno de trabajadores.

Partido Obrero Tendencia, 3/4/2021

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