Escribe Diego Carrazán
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La pandemia no cesa de avanzar en su camino de contagio y muerte. Todos lod anuncios colocan a la provincia en una fase crítica: se anunció la circulación de nuevas cepas; el miércoles y jueves pasado se produjo la cantidad más alta de muertes por Covid: 23 personas (con un promedio de 20 p/día); el viernes se rompió el record de contagios diarios: 1485; el sábado se informó que solo quedaba disponible 1 cama de UTI en toda la provincia.
Con este cuadro de colapso del sistema de salud, y de completo descontrol de los contagios, el gobierno provincial planteó el “retorno seguro” a las escuelas, luego de 8 días de suspensión por la suba de casos. Una decisión que solo puede ser calificada de criminal.
Los padres han comprendido mejor que nadie que es necesario cuidar a sus hijos ante un Estado que no lo hace. Por eso, este lunes en la mayoría de las escuelas se reportó una ausencia considerable, cercana al 70%, de estudiantes.
Los padres han tenido que sortear distintos tipos de atropellos. Para el área de Educación, solo están exentos de asistir a la escuela los alumnos en grupo de riesgo o con familiares de riesgo, presentando los certificados médicos. En otras zonas y escuelas les exigen que, en caso de no enviar a sus hijos a la escuela, serán los responsables directos de su educación y no el Estado. O les anuncian que no hay docentes para la virtualidad y que, por lo tanto, la presencialidad es la única opción.
A pesar de ello, los padres se fueron organizando y por medio de una campaña impulsada por una comisión de padres y docentes contra la presencialidad.
El sindicato de la docencia tucumana, Atep, ha salido a decir que está en contra de la presencialidad. No es más que un “reacomodo” al giro que se va produciendo en la opinión general, tanto en la docencia y la sociedad. Los pretendidos “protocolos seguros” que impulsa el gobierno fueron revisados y aprobados por ellos. Y la rebaja salarial del mes de marzo lograda por ellos fue presentada por el propio Gobierno como la apertura a la presencialidad escolar, a pesar de que todo esto se consumaba en un cuadro de paros y movilizaciones de la docencia tucumana.
La docencia no debe dejarse confundir con la política del tero, de la burocracia de Atep y el Frente Gremial Docente. Que hoy cacareen contra la presencialidad, pero no dan ningún paso práctico para impedirla, es porque siguen en los hechos a favor del plan criminal del Gobierno.
Donde sí está creciendo la organización contra la presencialidad es en el movimiento autoconvocado. Cada vez son más los padres y docentes que se suman a la campaña: “No a la presencialidad escolar en pandemia”, “Por educación virtual gratuita desde el Estado”, “Yo no mando a mi hijo a la escuela en pandemia”, son algunas de las consignas que se van generalizando en las redes sociales.
En ese marco, se están impulsando extender y profundizar la campaña. Está planteado diversas iniciativas: desde mesas redondas para seguir explicando y debatiendo sobre la presencialidad escolar en pandemia, hasta un bocinazo de docentes y padres. Mientras se sigue usando las redes sociales como herramienta de lucha contra el regreso a las escuelas. La perspectiva es la huelga de docentes y padres para impedir la presencialidad criminal.