Despedida al compañero Agüerito, querido luchador de la Comisión de Familiares de Víctimas de la Impunidad

Escribe Alejandra del Castillo

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El pasado 15 de julio nos encontramos con la triste noticia del fallecimiento del compañero Roberto Agüero, conocido por todos como Don Agüerito. Un ACV, en un cuadro de Covid, fue fulminante. Poco antes, había sufrido la pérdida de un nieto, también víctima de la maldita pandemia, un duro golpe anímico y emocional.

Agüerito fue uno de los primeros integrantes de la Comisión de Familiares Víctimas de la Impunidad de Tucumán. Se sumó en las primeras marchas del 2006 y, desde ese momento, acompañó todos los martes. Este último 26 de febrero, en el 15° aniversario del asesinato impune de Paulina Lebbos, fue el primero en llegar a esta cita de lucha de todos los años.

Agüerito había perdido a su hijo, Edgardo, en manos de un policía en 1998 y rápidamente, en la búsqueda de justicia, se topó con la impunidad que brinda el Estado a los asesinos de uniforme. El asesino nunca fue juzgado, continuó en funciones y la causa prescribió, pese a todo el esfuerzo que hizo. Pese a ello nunca dejó de marchar y acompañar a cada familiar y cada caso impune.

Agüerito también se organizó en el Partido Obrero y, luego de las expulsiones, en la Tendencia. Seguía atentamente los informes políticos en las reuniones de círculo y preguntaba “qué tenemos que hacer”. Era el primero en llegar a cada actividad y nunca renegaba. Sabía que la impunidad solo se puede terminar poniendo fin a este régimen de explotación, miseria y barbarie.

En nuestros recuerdos surgen un sinfín de anécdotas, que dan cuenta del enorme cariño que cosechó, de su compañerismo e integridad. Un orgullo tener compañeros de esa madera.

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