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Este 11 de septiembre falleció en la Base Naval del Callao -una verdadera fortaleza ubicada en un sitio inexpugnable y donde sólo permanecen en reclusión un puñado de “presos peligrosos”- Abimael Guzmán, cuyo nombre de guerra era Gonzalo, y que fundara a fines de los años 70 la organización Sendero Luminoso (en realidad, el nombre era “Partido Comunista del Perú, por el Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui”).
El grupo, surgido en la zona rural de Ayacucho, se convertiría en una organización de gran penetración en ciertos grupos campesinos que se lanzarían a la así llamada Guerra Popular Prolongada. La estrategia política y militar se llamó Marxismo-Leninismo-Maoísmo-Pensamiento Gonzalo, ya que consideraban a Guzmán como el continuador de “las tres espadas de la revolución”. Sin embargo, mientras el ejército se volcaba a la represión de las comunidades campesinas senderistas, como en un espejo invertido, Sendero atacaba a aquellas que no se plegaban a la guerra popular. Si bien no obtuvieron la misma adhesión en las ciudades, en particular Lima, eso no impidió que se formaran núcleos clandestinos y que, a fines de los años ochenta, cometieran grandes atentados con autos bomba -algunos de ellos causaron masacres en edificios de los sectores medios- y que fuera una costumbre cotidiana la voladura de torres eléctricas, que sumían en apagones diarios a Lima. En 1992 la dirigente María Elena Moyano, que centraba su trabajo social en un barrio popular de Lima y que militaba en Izquierda Unida, fue volada con dinamita atada a su cuerpo, luego de dispararle dos tiros mortales. Su tumba fue volada cuatro días después del entierro. Para estos momentos, Sendero Luminoso sostenía la teoría del “equilibrio estratégico” e incrementaba las acciones armadas con el fin de provocar la acción de las fuerzas represivas, que movilizaran a la población. El momento era explicado por Abimael Guzmán en la llamada “Entrevista del Siglo” en El Diario, que era aliado de la organización.
Los orígenes políticos de Guzmán se remontan a principios de los 70, cuando oficiaba como profesor de filosofía en la Universidad de Ayacucho, donde sus ideas políticas ganaron el favor de sus alumnos. Guzmán había viajado a la China de Mao en 1965, de donde volvió convencido de sus ideas. Alrededor de esa época gana la disputa dentro del Partido Comunista Peruano, que se declara entonces maoísta y que planteaba una revolución realizada por el campesinado que debía tomar las ciudades. Mientras tanto, se casaba con Augusta La Torre, cuya familia era comunista. En 1979, luego de todo un periodo de organización clandestina, Sendero Luminoso comienza sus acciones armadas. También el arrasamiento de las comunidades que no se plegaran al partido. Augusta La Torre comandó la primera de estas acciones. La organización se caracterizaba por incentivar la violencia y protagonismo de las mujeres. La década del ochenta fue testigo del ascenso de Sendero. Finalmente, luego de un trabajo investigativo llevado adelante por un organismo independiente de las otras fuerzas represivas, Abimael cayó preso junto a su mujer Elena Iparaguirre (La Torre había muerto durante la realización clandestina del primer congreso en condiciones nunca aclaradas), con quien vivía en el piso superior de una escuela de danza y domicilio de Maritza Leica, una joven perteneciente a los sectores acomodados limeños. La acción de Sendero había redundado en 70 mil muertos, 30 mil provocados por las fuerzas represivas y 40 mil por la organización maoista, según la Comisión de la Verdad.
El gobierno de Alberto Fujimori, secundado por Vladimiro Montesinos, había realizado un autogolpe cerrando el parlamento y ejecutando masacres de estudiantes o la irrupción de jueces enmascarados que condenaban a mansalva-. En septiembre se detuvo a Guzmán e Iparraguirre, y comenzó a caer toda la cúpula senderista. Fueron presentados a la prensa vestidos en uniforme a rayas de reos y dentro de una jaula de barras de acero. La diatriba de Guzmán fue interrumpida por el himno cantado por periodistas (y también, se supo luego, por servicios de inteligencia). Un tribunal anónimo los condenó a reclusión perpetua. Luego de negociaciones con Montesinos, Abimael Guzmán -a cambio de beneficios en la prisión para él y la cúpula- anunciaría el acuerdo de paz y renegaría de la acción llevada durante todos esos años. Fujimori y Montesinos, responsables del desfalco al Estado peruano, fueron condenados a prisión por la masacre de La Cantuta, en la fueron asesinados nueve estudiantes y un profesor universitario, además de negociados millonarios.
Guzmán, y la organización que dirigía bajo el seudónimo de Presidente Gonzalo, fueron protagonistas de una experiencia caracterizada por su extrema violencia. Llegó a contar con 4.000 combatientes y 50.000 militantes durante su apogeo en los años 80. Su pretensión era instaurar un régimen comunista campesino en el Perú, lo que lo emparenta ideológicamente con Pol Pot y los jemeres rojos que gobernaron Camboya entre 1975 y 1979. El terror ejercido en las comunas rurales contra campesinos y pequeños comerciantes acusados de “contrarrevolucionarios” y ejecutados de las maneras más brutales, liquidaron la simpatía que algunas de sus acciones contra latifundistas, militares y emisarios del gobierno habían despertado en un principio. Esto les valió su aislamiento definitivo de la clase social que pretendían llevar al poder y, más aún, de cualquier base de apoyo urbano entre las organizaciones de masas y los sindicatos. La condena de Guzmán, a pesar de haber sido impartida por la dictadura fujimorista, fue recibida con indiferencia por el activismo peruano. Pedro Castillo, el actual presidente de Perú, de origen campesino, fue miembro de las “rondas campesinas” armadas que combatían a la guerrilla.
Murió en prisión, a los 86 años.