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En estos días empezamos a conocer y escuchar el nombre de Florencia Cañabate en distintos medios, que se presenta como abanderada del empoderamiento, como “la mujer que quiere liderar la CGT”. Cañabate es la candidata por la lista única, la Verde, del gremio del SUTPA (Autopistas y Peajes) para asumir y ocupar la secretaría general a partir del próximo 22 de octubre.
Convertida en Secretaria General por Facundo Moyano, Cañabate trabaja en torno a un posicionamiento más general de la burocracia sindical, acerca del “cupo femenino” y la ocupación del 30% de cargos titulares por mujeres. Mientras le enrostra machismo y aburguesamiento al sindicalismo actual, Cañabate es la candidata ideal para ejercer el rol femenino en la CGT.
Las distintas representaciones burocráticas están negociando una conducción compartida que tendría cuatro patas. A saber: una para los llamados "gordos" del sindicalismo argentino, otra para el moyanismo, una tercera pata para el kirchnerista Palazzo de la Bancaria y una cuarta sería “el cupo femenino”. Esta cuarta pata se ha transformado en un botín a disputarse por las distintas facciones de la burocracia sindical.
Florencia Cañabate es cajera de las autopistas del oeste. En el gremio, es una persona totalmente desconocida. No se conocen sus propuestas, no ha organizado ninguna lucha en el gremio y lo que se conoce ha sido de la mano de Facundo Moyano.
Resulta llamativo el posicionamiento de Cañabate, ya que la actividad de peajes está en su peor momento desde la fundación del SUTPA en el 2006: automatización, paritarias a la baja 2019 y 2020, baja de cientos de puestos que se encontraban en calidad de eventuales y con contratos basura, paritarias 2021 atrasadas y sin novedad alguna a la fecha, el incumplimiento del pago del bono 2020, falta de pago de cuotas del acuerdo paritario 2020 (AUBASA), la no entrega de ropa de trabajo más mínima para pasar el invierno, atraso paritario y la lista continúa.
Florencia Cañabate, presentada como la “renovación” del sindicalismo, no ha dicho una sola palabra de todos estos problemas. Es más, siendo mujer, y representante de las mujeres sindicalistas, no se le ha conocido ninguna intervención en lo que refiere a la agenda de las mujeres trabajadoras, ni de la propia Secretaría de Género del sindicato al que ella pertenece.
La falta de asambleas y de democracia sindical en el sindicato de Cañabate son harto conocidas. La presencia de una única lista para las elecciones, posterior a la “renuncia” sorpresiva de toda la cúpula del SUTPA, muestra el estatuto proscriptivo que diseñó Facundo Moyano y del que Cañabate es cómplice. ¿Su condición de mujer podría colaborar con una CGT más democrática si ha dejado pasar todos estos atropellos en su propio espacio sindical?
Cañabate aduce que se han tomado decisiones equivocadas en este último tiempo, refiriéndose al 50% de trabajadores informales, pero cuando tiene que indicar el camino para revertir esto, se muestra junto a Facundo, impulsor de la destrucción de la indemnización por despido, y afirma, a pesar de la crisis, ser una defensora a ultranza del gobierno responsable de esta situación.
Las y los trabajadores del SUTPA bien lo saben, acostumbrados a años de aprietes y ajuste sostenido. Advertimos al conjunto del mundo del trabajo cuál es el rol que viene a jugar Cañabate, “la candidata mujer” que en su lugar de trabajo nada dice sobre las mujeres, ni se ha pronunciado sobre los problemas salariales que venimos teniendo.
La CGT ya ha sacado sus cuentas: es más barata la equidad discursiva que el salario mínimo igual a la canasta familiar, regularidad paritaria y democracia sindical para trabajadoras y trabajadores en general, y derechos elementales para la independencia de la mujer trabajadora.