La crisis política arriba al punto de eclosión

Escribe Jorge Altamira

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El G20 que se ha reunido el fin de semana en Roma, no es el que tuvo lugar en Buenos Aires hace cuatro años. En aquella ocasión, las grandes potencias celebraban, hasta las "lágrimas" de Macri, la "conquista" de Argentina. Hoy asiste a una bancarrota financiera monumental, combinada con una gigantesca crisis social. Como en el relato de la tragedia a la farsa, hoy celebra el oficialismo de Todes una recomendación de esas potencias al FMI para que considere la eliminación o rebaja de la tasa recargada de intereses por la deuda que ha contraído Argentina. También celebra un vago llamado a distribuir en calidad de préstamos a las naciones más afectadas por la pandemia, una buena parte de la moneda creada por el FMI (los DEG) -u$s650 mil millones- en favor de esos países.

Hasta los diarios de la "opo" quedaron sorprendidos por estas "concesiones" del G20 a Argentina, cuando habían depositado expectativas de que fuera exiliada del Grupo. Bien mirada, se trata de una apretada mayúscula, pues lo que viene a decir es que cuando Argentina llegue a un acuerdo con el FMI, las grandes potencias podrían conceder una rebaja de los intereses extraordinarios causados por un préstamo usurario al ex gobierno de Macri. Los 20 han dado a Argentina un ultimátum: todo lo contrario de una negociación indefinida. La política del G20 se basa en la convicción de que se inicia o reinicia un período de ascenso económico, capaz de contener el estallido económico en Argentina. Lo que en 2020 fue atención por las consecuencias de la pandemia, ahora es una suerte de ofensiva. Los indicadores internacionales no revalidan, sin embargo, la confianza del imperialismo, ya que la actividad económica internacional sigue una curva de serrucho, asediada por quiebras importantes, como la de la china Evergrande.

El mensaje desde Roma se produce cuando se anuncian aumentos de precios vitales, que no cotizan en supermercados ni en los chinos: expensas, pre-pagas, gas comprimido, alquileres. Anticipan también una suba de los precios cotidianos en forma de espiral. La "plata" que secan estos aumentos, es considerablemente mayor que la que se ha distribuido con fines electorales. A esto se agregan los vaticinios de las encuestas, que dan por perdidas las elecciones al oficialismo, incluido el quórum en el Senado. La crisis pos electoral de noviembre hará empalidecer a la que siguió a la Paso. Los diarios adelantan una crisis de gabinete, que será más que eso, porque desatará un realineamiento de poder.

Dos columnistas de La Nación observan en los últimos días, lo que llaman un declive de la Vicepresidenta. Advierten lo que desde estas páginas fue caracterizado en diversas ocasiones; no es la oposición por donde pasa una salida, sino por el peronismo. Asignan para JxC un lugar subordinado en el desarrollo de la crisis. Lo que los columnistas no dicen es que un estallido político al interior del peronismo, y una nueva crisis de gobierno, tendrá un impacto enorme en todos los aparatos que actúan como correa de transmisión del Estado en la clase obrera.

Con la perspectiva revolucionaria que deja a la luz este desarrollo, llamamos a los activistas y luchadores obreros a votar a nuestra corriente y a los partidos de izquierda (ver declaración de POLÍTICA OBRERA, 30.10), como un paso de separación del cadáver putrefacto del aparato peronista y de la burguesía. La autonomía política de la clase obrera es la cuestión estratégica del período que se abre.

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