Escribe Cristian Cañete
La asamblea de mil docentes congregados votó impulsar el paro provincial.
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Este martes 23 de noviembre entre las 7:30 y 8 de la mañana nuevamente un establecimiento escolar fue escenario de un escrache y vituperio hacia las y los docentes. Pero esta vez el “escrache” fue más lejos, pues un grupo de madres y padres ingresó al establecimiento, el jardín 922 de Esteban Echeverría, y golpeo a las maestras y profesores, una de las cuales fue pateada en el suelo y arrastrada de los cabellos salvajemente hacia la puerta de salida, generándole múltiples contusiones. A causa de la golpiza la docente fue hospitalizada, al igual que uno de los profesores. En medio de gritos “¡hay que matarlos!” “¡con los chicos no!” pretendieron desnudarlos y empalarlos. Todo esto ante la presencia de efectivos policiales que intentaron una muy débil intervención. Además de estos hechos gravísimos hicieron destrozos en el jardín y robaron computadoras. El accionar violento de este grupo es acompañado profusamente en las redes sociales por individuos que dan por ciertas las acusaciones, antes de que se abra cualquier tipo de investigación.
Lamentablemente nada de esto sorprende; la agresión a docentes se ha convertido en moneda corriente. Se trata de una tendencia promovida desde el propio Estado y los medios de comunicación que colocan al docente como chivo expiatorio de la crisis social y educativa. En los últimos años hemos recibido todo tipo de agravios desde el poder, desde el famoso “trabajan 4 horas y tienen 3 meses de vacaciones” de CFK hasta la furiosa campaña sobre la “esencialidad de la educación” contra las huelgas y movilizaciones de la docencia cuando sale a pelear por sus condiciones laborales. Los ataques provienen sin distinción de ambos lados de la “grieta”. La docencia se ha convertido en una profesión de riesgo.
Recientemente la burocracia sindical ha dejado pasar un ataque político a una docente de La Matanza, que bajo la figura de “adoctrinamiento” se pretende colocar como caso testigo que sirva de aleccionamiento para el conjunto de los trabajadores de la educación.
Sobre el profesor de educación física y una de las maestras del jardín 922 pesa la acusación de abuso sexual, a partir de dos niños cuyas pericias indicarían que sufrieron abusos. Con el correr de las horas ya fueron presentadas una veintena denuncias. En el día de hoy trascendió que una decena de estas denuncias ya habrían sido desestimadas. Todo el proceso transcurre en el mayor ocultamiento de información. Aún hoy se desconoce si el profesor acusado continúa o no detenido.
Siempre que existe una denuncia de este tipo, se abre un proceso judicial y otro administrativo donde los denunciados son separados del cargo preventivamente. Este procedimiento garantiza la continuidad pedagógica del niño, a la vez que permite también el inicio de una investigación para determinar la culpabilidad o no de los acusados. Las estadísticas indican que en la abrumadora mayoría de los casos de abuso que son denunciados en las escuelas públicas, los docentes denunciados resultan absueltos. Por lo general, aunque no siempre, los abusadores se encuentran en el entorno familiar cercano.
En este caso, como en todos, reclamamos que se investigue hasta dar con los responsables de los abusos si los hubiere, pero somos enfáticos en que nadie puede ser condenado sin proceso judicial. La presunción de inocencia rige para todos los individuos, incluidos naturalmente los trabajadores de la educación.
Recientemente, en septiembre de este año, ha concluido la investigación de otro caso resonante en la zona del año 2019, resultando los docentes acusados absueltos. La denuncias en el jardín 914 de Ezeiza, que dio lugar a escraches y amenazas similares a las que hoy vive el 922 en El Jagüel, habían recibido rápidamente la solidaridad de la docencia de la zona que mediante autoconvocatorias realizó marchas y asambleas, a pesar de que la conducción gremial celeste había optado por desmovilizar, como lo hace habitualmente. Lamentablemente en ese entonces, mediante licencias, retiros anticipados y traslados se desarticuló completamente la planta laboral del Jardín. Las acusaciones en el 914 de Ezeiza en el año 2019 se dio casi en paralelo con otro caso, el del 907 en El Jagüel, donde el jardín sufrió un escrache de un grupo de personas congregadas en torno a una puntera barrial.
Los videos que han circulado sobre las golpizas a los docentes del 922 han conmocionado a toda la docencia de la zona, y también a nivel provincial. El paro “distrital” que el FUDB ha circunscripto a Esteban Echeverría encontró eco en el vecino distrito de Ezeiza, donde la adhesión espontánea al paro se ha ido extendiendo durante el transcurso de la jornada, a pesar del carneraje de la lista celeste del Suteba, que a través de sus voceros amenazaban con descuentos a los docentes de Ezeiza que se plegaran a la medida.
La asamblea de mil docentes que concentraron hoy miércoles en la puerta de jefatura distrital votó impulsar el paro en toda la provincia. Las seccionales de la Multicolor se han solidarizado y reclamado un paro a Suteba provincia, pero ellas mismas también deberían votar parar. Que la bronca y la impotencia por los maltratos sufridos por nuestros compañeros se extienda por toda la provincia con la huelga general, para poner fin a esta locura de linchar maestros.