El pase sanitario es un engaña-pichanga para imponer la convivencia con la pandemia

Escribe Florencia Suárez

Los Fernández, Larreta y Kicillof y la ‘nueva normalidad’.

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En el comienzo del rebrote de contagios y la entrada de la nueva variante Omicrón, el día de ayer se anunció la entrada en vigencia del pase sanitario en todo el país. Dicho pase es dado a aquellas personas que hayan completado el esquema de vacunación, y será solicitado en eventos masivos que superen las 1.000 personas. Es decir, continuarán abiertos espectáculos masivos, boliches o lugares bailables. Para ingresar a aquellos que reúnan hasta 999 personas, incluso bajo techo, no será necesario.

El objetivo declarado de esta medida es estimular a que aquellos grupos que todavía no han sido inmunizados, reciban la vacuna. En Argentina la población vacunada con ambas dosis es del 68%. El objetivo real es otro: por un lado, seguir con el ‘viva la pepa’ de la apertura de actividades, por el otro, seguir con el ‘ajuste’ fondomonetarista, en este caso al gasto de salud y de combate a la pandemia. Con el ‘pase’ se pretende seguir con el ‘ahorro’ de dinero para testeos sistemáticos, seguimientos de contactos y medidas de aislamiento – que sean acompañados con el subsidio económico correspondiente. La vacunación no es un seguro de salud ni de vida contra el Covid, no solamente porque su eficacia ha sido considerada relativa en el tiempo. Lo es, por sobre, todo porque no existe una política internacional única de protección, ya que en medio de las muertes se ha impuesto, como nunca, el exclusivismo nacional y la aceptación del monopolio de las patentes. Los partidarios de la inmunización de rebaño y de las libertades personales, recurren a un procedimiento restrictivo y autoritario para salvar el conjunto del negocio que consiste en convivir con la ‘nueva normalidad. La jefa técnica de la OMS, precisamente, María van Kerkhove, advirtió que “nos enfrentamos a un tsunami de infecciones por Covid en el mundo”. Además agregó que la vacunación por sí sola no es suficiente ya que previene enfermedades graves y la muerte, pero no previene una infección. Sin embargo la línea de dicho organismo es la de la responsabilidad individual, realizarse test y no juntarse masivamente en las fiestas.

La OMS y el gobierno comparten una línea que es la convivencia con el virus, o sea la ‘nueva normalidad’. Lo que genera contagio es la apertura masiva de los negocios. La preocupación de los estados es evitar un colapso de mercado bolsas, como la que demolió en marzo de 2020 a Wall Street. En el día de ayer, cien diputados conservadores votaron contra las medidas restrictivas de la circulación, por parte de su propio gobierno, el Boris Johnson, ante los 50 mil contagios diarios que registra Gran Bretaña. La ‘preocupación’ es siempre la misma – la Bolsa de Londres.

El PO “oficial” plantea, en la misma línea de la vacunación masiva, un presupuesto para la investigación en vacunas en conjunto con la centralización del sistema de salud, con el propósito de “prepararse al colapso sanitario”. Nada contra el contagio, sólo evitar la saturación de las salas de Terapia Intensiva – el programa inicial del acuerdo Fernández-Larreta. El PTS es incluso reticente con el “pase”, que podría estar al servicio de la policía bonaerense para ejercer violencia sobre la población, como si la policía necesitara otras excusas que las que ella misma planta; le da un lugar especial al Parlamento para decidir las medidas a tomar, como si fuera otra cosa que la policía de las leyes. El entrelazamiento entre la crisis sanitaria y la económica es la manifestación superficial de una realidad histórica - que el capitalismo se encuentra en un impasse, que es la relación destructiva que ha creado entre el ser humano y la naturaleza.

La economía debe ser puesta al servicio del sistema sanitario. El aislamiento preventivo es la medida más eficiente para evitar la suba de contagios. El aumento de personal de salud, como de su salario, y el equipamiento de los hospitales deben ir en conjunto de verdaderas medidas preventivas que busquen poner la salud de la clase trabajadora por encima de la “recuperación económica” de lo que no es otra cosa que la explotación de la fuerza de trabajo asalariada.

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