Estados Unidos: nuevas restricciones contra el derecho al aborto

Escribe Olga Cristóbal

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En las últimos semanas cinco Estados norteamericanos aprobaron restricciones gravísimas al fallo Roe vs. Wade, que desde 1973 garantiza el derecho al aborto hasta las 24 semanas de embarazo. Así, más de 20 Estados ya modificaron el fallo de la Corte.

El jueves pasado, el energúmeno republicano que gobierna La Florida, Ron DeSantis, firmó una ley que reduce de 24 a 15 semanas el límite de la interrupción voluntaria del embarazo -sin exceptuar causas como violación, incesto o tráfico de personas. Solo es legal si dos médicos certifican grave malformación fetal o riesgo de muerte materna. El acceso a un médico es bastante dificultoso para los explotados en el sistema de salud norteamericano: a dos roza el milagro. El mismo jueves, en Kentucky cerraron las dos únicas clínicas abortistas que quedaban porque entró en vigor una ley ultra restrictiva.

El 5 de abril Oklahoma aprobó una ley que pena con hasta 10 años de prisión a los médicos que realicen abortos, excepto en riesgo de muerte de la gestante. Lo mismo en Alabama, Iowa y Arizona. Arkansas prohibió en octubre prácticamente cualquier aborto. Mississippi y Texas pujan por prohibirlo a partir de las seis semanas.

La andanada contra los derechos de las mujeres es masiva. En un mes y medio los republicanos introdujeron 1.844 disposiciones relacionadas con la salud y los derechos sexuales y reproductivos en 46 Estados, de acuerdo con el Instituto Guttmacher, que defiende los derechos al aborto (EFE, 12/4).

En los últimos años, las prohibiciones más restrictivas aprobadas por las legislaturas locales fueron declaradas inconstitucionales porque violaban el precedente Roe vs. Wade. Ahora, “los legisladores antiaborto de todo el país están aprobando proyectos de ley que podrían remodelar el panorama del aborto en los Estados Unidos”. (TWP, 14-4). Preparan el terreno para mediados de este año, cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos, de mayoría conservadora, dictamine la suerte del fallo Roe vs. Wade. Muchos esperan “un golpe letal”, la derogación.

"El presidente pide al Congreso que actúe y le envíe un proyecto de ley que acabe con estos pasos radicales que están tomando (los estados conservadores)", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. Biden no está en situación de dar órdenes en su casa: los demócratas no solo han perdido la mayoría parlamentaria. Muchos son tan antiabortistas como sus adversarios. Desde 1973 a la fecha, dilapidaron medio siglo sin convertir el fallo Roe vs. Wade en ley, lo que lo hubiera blindado contra los antiabortistas. La confianza de las organizaciones feministas en el Partido Demócrata es un freno al movimiento de mujeres, que supo ser vanguardia en la lucha contra Trump.

Un sector de las patronales ha tomado partido en esta pelea. Parecen considerar que el horno no está para bollos entre la inflación y la tendencia a la sindicalización de las y los trabajadores más jóvenes. La escasez de mano de obra también influye. La filial de Yelp en Texas anunció que cubriría los gastos de sus trabajadores y cónyuges que deban viajar fuera del Estado para abortar, y que esta política se extenderá a todas las sucursales. El mes pasado, Citigroup se convirtió en el primer banco importante que pagará los gastos de viaje de los empleados afectados por la ley en Texas, donde tiene más de 8.000 trabajadores. Uber y Lyft se ofrecieron a pagar los abogados de los choferes que podrían ser demandados por llevar a alguien a una clínica de abortos.

La medida, “realizada cuando las empresas compiten por el talento en una reserva laboral limitada, ayudará a Yelp a mantener una fuerza laboral más diversa e inclusiva”, anunció la empresa. “Queremos poder reclutar y retener empleados donde sea que vivan”, dijeron desde el Citigroup (NYT, 12-4).

La regulación antiabortista se impone en los Estados del “cinturón bíblico”, en un país “donde viajar de un Estado a otro es como cambiar de galaxia”. Es imposible para las trabajadoras negras o latinas, o las migrantes, “comunidades típicamente marginadas de los servicios de salud y que no cuentan con dinero”, señaló la organización Latinos de Florida Watch.

En el fin de semana hubo movilizaciones en Nueva York, Atlanta (Georgia), Austin (Texas), Boston (Massachusetts), Chicago (Illinois) y Los Ángeles (California). En Nueva York, la inmigrante mejicana María Menese denunció que "hay muchos lugares donde se están haciendo abortos de manera ilegal y hay gente muriendo, personas haciéndose abortos por ellas mismas". En Texas hay mujeres procesadas por asesinato, después de “autoinducirse” un aborto.

La chispa de la rebelión norteamericana contra la barbarie policial está viva en la ola de sindicalización que impulsan trabajadores y trabajadoras muy jóvenes -se autodenominan Generación U, por Unión-. Son los que acaban de darle un golpe extraordinario a Amazon, una de las principales patronales del país. Las mujeres -presentes en la lucha sindical y en la lucha contra el racismo- no tardarán en salir por sus derechos.

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