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Después de cuatro ofertas del gobierno, el viernes 13 de mayo el Congreso de UnTER finalmente aceptó por mayoría simple la quinta oferta recibida.
El mismo día de conocida la oferta, la conducción sindical y el frente Azul-Arancibia que los agrupa comenzó a militar la aceptación, como lo hizo ante cada oferta anterior. La agrupación Celeste también militó la aceptación, pero fue derrotada en Bariloche, única seccional que conducen, y en su asamblea ganó la moción de rechazo.
La conducción provincial recorrió escuelas argumentando que no se le podía sacar más al gobierno y que era conveniente cerrar una primera etapa para evitar el desgaste y poder salir nuevamente en julio. Un discurso desmoralizante frente a una docencia que había respondido con más del 90% de acatamiento, a cada uno de los seis paros realizados y con masivas movilizaciones callejeras.
Así las 11 seccionales oficialistas reunieron el 56% de los votos, que les permitió imponer la aceptación de un porcentaje de 30% de aumento en cuatro cuotas, con sumas en negro, sin respuesta de fondo a las exigencias de condiciones laborales y suspendiendo las jornadas institucionales para recuperar los días de paro. Por su parte, las siete seccionales opositoras votaron el rechazo.
En Río Negro miles de salarios docentes permanecen debajo de la línea de pobreza y las condiciones edilicias y de trabajo no han tenido ninguna mejora. Problemas con la calefacción, con las filtraciones, con paredes agrietadas, con patios deteriorados se convierten en peligros latentes en cada jornada escolar.
La conducción provincial de UnTer y las seccionales oficialistas lograron hacer de bomberos del gobierno con la aceptación reciente, pero en las escuelas se mantiene la bronca y las manifestaciones de disconformidad con el acuerdo.
En masivas asambleas y congresos se vio a la burocracia sindical repitiendo y adornando el discurso del gobierno, asustando con los descuentos y recurriendo a todo tipo de argucias y dilaciones para enfriar el ánimo combativo que se vivió desde el paro de no inicio. Sin embargo, el ambiente deliberativo en las escuelas continúa poniendo claridad a la necesidad de un sindicato al servicio de los reclamos docentes y sobre el rol que jugó CTERA durante el conflicto limitándose a saludos de ocasión, sin ninguna intervención real.
La base emergente combativa que dio vida a la lucha de más de dos meses se convirtió en protagonista de una verdadera rebelión docente en la provincia, una base que en muchos casos participa por primera vez de un conflicto y por lo mismo no está dispuesta a ser derrotada.
Es necesario mantener el clima de debate, balancear el camino recorrido, organizarse, impulsar asambleas y reuniones que consoliden las conclusiones para salir nuevamente desde el escalón en donde se dejó. La experiencia recorrida debe ser la base de posiciones antiburocráticas, para quebrar el rol negociador de todas las burocracias sindicales y para madurar la perspectiva de ir hacia una huelga general frente al gobierno provincial y al nacional, que no tienen ninguna disposición para dar respuestas a millones de trabajadores/as que viven en estado de vulnerabilidad permanente, ya que todas las proyecciones inflacionarias que se cumplirán los dejarán en estado de pobreza.
Es imprescindible, además, tener en cuenta el contexto en que se desarrollan todos los conflictos laborales actuales; una guerra imperialista que azota al mundo y lleva a toda la humanidad al hambre, la destrucción, la muerte. Los trabajadores y trabajadoras de la educación no podemos ser indiferentes a la realidad. A la lucha por el salario, por las condiciones de trabajo, por la salud, la educación y por la vida misma se debe sumar el repudio y la movilización contra esa guerra.
La docencia ríonegrina ha recorrido una muy rica experiencia de lucha que impuso a la burocracia sindical paros y movilizaciones para enfrentar al gobierno.
Ese es el camino hasta recuperar el sindicato.