Caso Bongiovanni: crecen las amenazas de sectores clericales

Escribe Emiliano Fabris

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La publicación de notas referidas al inminente juicio a Juan Matias Bongiovanni por abuso sexual de sus estudiantes, mujeres menores de edad, cuando era catequista y docente de colegios católicos, ha desatado un ataque coordinado por las redes sociales, incluyendo graves amenazas.

Una persona identificada en Facebook como “Px Araujo” amenaza: “Tienen que organizar una marcha al local de estos stalinistas del PO”, a lo cual otra, “Juan Ramon”, le responde que “Con un Ramón Mercader dando vueltas por acá alcanzaba” (Juan Ramón Mercader se llamaba el asesino de León Trotsky). Las amenazas siguieron, con nuevos comentarios de “Px Araujo” que dicen: “Yo llamo a romperle la cabeza a los militantes de la secta victimista del po” y “Porque no se organiza una comisión para que vaya y escrache y queme la casa de este fabri” en referencia a Emiliano Fabris, autor de una de las notas.

Recordemos que en Bahía Blanca continúan impunes los atentados con explosivos en locales políticos, de pueblos originarios, que incluyen también amenazas de muerte.

Estos mensajes atacan a las mujeres denunciantes, una de las cuales es integrante de Política Obrera. Los abogado/as de las denunciantes ya han presentado una solicitud para bloquear al menos tres páginas de Facebook. Allí se descalificaban a las denunciantes con los nombres completos.

Como hemos señalado, existen varias ONG de iglesias que forman parte de esta campaña, como “Ong Joshua Fin De Las Denuncias Falsas” (que dijeron haber recibido un inmueble del Municipio de Bahía Blanca), “Crianza Sana Bahía Blanca”. El 25 de junio convocan a una movilización junto con otras como “Ni uno menos”, “Mesa Nacional por la Igualdad en la Responsabilidad Parental” y, según los convocantes, “Municipalidad de Dolores”. Sus consignas son: “Basta de falsas denuncias, basta de criminalización al varón, exigimos justicia independiente, exigimos se respeten derechos y garantías constitucionales para todos”.

Las amenazas vertidas deben ser objeto de una campaña política de denuncias y acciones prácticas, para involucrar en esta lucha a los trabajadores y a los demócratas.

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