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Nos encontramos a más de 100 días de la guerra en Ucrania. Hace casi 3 meses los rusos anunciaban que pasaban a una “fase 2”, reorientando las operaciones a la región del Donbass. El objetivo declarado de esta fase consiste en la “liberación” de los territorios adjudicados a las repúblicas de Donetsk y Lugansk. Al momento de escribir estas líneas, los rusos han conquistado alrededor del 97% del territorio de Lugansk y el grueso de las acciones se desarrollan en el triángulo de las ciudades de Popasna (tomada por los rusos hace dos semanas), Severodonetsk-Lisichansk y Slaviansk-Kramatorsk. Es de esperar que, una vez que este triángulo esté despejado, los rusos pasen a una ofensiva hacia el sur, en Donetsk, en la línea recta este-oeste que se extiende entre la ciudad de Donetsk y Zaporizhia.
La prensa occidental, casi por casualidad, ha descubierto que los rusos están progresando y el panorama es cada vez más gris para los ucranianos, pero no dejan de calificar a este avance como ´lento´. Esto no es más que el resultado concreto de las condiciones de esta región. A pesar de que es un terreno llano, apropiado para las maniobras de formaciones blindadas, los ucranianos pasaron los últimos 8 años construyendo una red enorme de múltiples líneas en profundidad de campos minados, trincheras, fortificaciones y búnkeres. Sin contar el Paralelo 38 que divide a Corea, el Donbass es sin duda la zona más fortificada militarmente en todo el planeta. Además de ello, en esta región los ucranianos siempre tuvieron desplegado al grueso de sus mejores brigadas profesionales, reforzadas por la movilización de conscriptos. Por su parte, los rusos adaptaron sus tácticas a la luz de los resultados durante la ´Fase 1´; en aquella oportunidad, las maniobras en profundidad realizadas sobre todo al intentar cercar Kiev desde el Este resultaron en una enorme cantidad de bajas, producto de los modernos sistemas antitanque proporcionados por la OTAN, un uso frugal de la propia artillería rusa, la exposición de las líneas de suministro a las emboscadas ucranianas, pero sobre todo a la aparente improvisación y falta de preparación de los comandantes de estas unidades de maniobra. En esta ´fase 2´ observamos exactamente lo opuesto: todas las unidades que se habían usado en el intento de cercar a Kiev (independientemente de la finalidad operacional de ello) pasaron casi todo el mes de abril en territorio ruso reponiéndose y preparándose de manera meticulosa. Ahora los rusos martillan a las unidades ucranianas con artillería sin cesar hasta lograr su retirada, rendición o destrucción y sólo luego envían a los tanques e infantería a tomar las posiciones. De esta manera los rusos están minimizando sus bajas y maximizando las ucranianas. Las imágenes y filmaciones que llegan desde el frente comprueban que el Donbass se ha convertido en una picadora de carne. En un diálogo con el New York Times, un capitán ucraniano comenta “Preguntas cómo está yendo el combate... había un comandante de la unidad, lo mataron. Hubo otro. Lo mataron. Hubo un tercero, fue herido. Yo soy el cuarto” (New York Times, 28/5).
Las acciones ucranianas durante esta segunda fase incluyeron intentos de contraataques menores en las regiones de Járkov y Jersón. En ambos casos consiguieron éxitos tácticos menores, pero sin lograr incidencia en el desarrollo general y sufriendo muchas bajas. Lo más llamativo es que, en el Donbass, en vez de retirar a las unidades que quedaron en salientes (o sea, en el triángulo mencionado más arriba) hacia posiciones más defendibles, los ucranianos siguen mandando unidades nuevas, que en pocos días pueden verse completamente rodeadas. El desgaste, las bajas, la falta de material, están pegando en la moral de los ucranianos en el Donbass. Unidades descontentas publican videos de protesta en las redes sociales, explicando por qué se niegan a obedecer órdenes y detallando diversas situaciones de abandono y de sentirse usados como carne de cañón. Tanto en este tipo de videos como en testimonios de soldados que se rindieron a los rusos, relatan (casi exclusivamente de unidades no profesionales) que con muy poco tiempo de entrenamiento y casi sin armas son llevados por los oficiales a alguna posición o trinchera donde son abandonados a su suerte. Intuyen que los están usando como cebo para la artillería rusa, que puede ser rastreada al abrir fuego. No pocos conscriptos son hombres de edad avanzada.
Rusia tiene grandes posibilidades de ganar en el Donbass. Una vez que la saliente entre Severodonetsk-Lisichansk y Slaviansk-Kramatorsk caiga (después de combates que pueden ser comparables a lo que se vio en Mariupol), los rusos van a estar en condiciones de reorientar todas sus fuerzas y hacer colapsar las líneas ucranianas más al sur en Donetsk y tomar incluso el remanente de Zaporizhia, que en buena parte ya está capturado. Con Jersón, serían un total de cuatro oblasts (similar a provincias) que los rusos tendrían firmemente en sus manos. A pesar de que puede parecer poco, se trata de zonas muy relevantes para la economía ucraniana. No obstante, a pesar de esa pérdida y posiblemente de una parte considerable de sus fuerzas de combate, perder el Donbass no significa necesariamente que Ucrania vaya a rendirse. Kiev declara que ya ha movilizado 700.000 soldados (las fuerzas rusas en el Donbass no exceden los noventa mil), tiene planes de seguir hasta el millón (Kiev Independent, 13/5) y confía en que la OTAN les va a proveer todo el armamento necesario. Supuestamente el grueso de estos movilizados se encuentran siendo entrenados en el oeste del país, formando unidades nuevas y reconstituyendo viejas. Incluso hay una buena cantidad en países como Polonia aprendiendo a manejar armamento occidental. El volumen de las entregas de armamento a Ucrania es tal, que ya prende las alarmas en Interpol por su pasaje en masa al mercado negro (The Guardian, 2/6). Los remanentes de la ´franquicia´ del Batallón Azov están participando de estos entrenamientos y como parte de un ´cambio de marca´ incluso han cambiado su insignia nazi (el Wolfsangel, usada por unidades SS) por algo políticamente más aceptable. Asumiendo que esto no sea un gran bluff, necesariamente llevará a la guerra a otra escalada de proporciones, toda Ucrania será transformada en una picadora de carne.