La pandemia parió una crisis política en la provincia

Escribe Lucas D.

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Los medios de comunicación han interpretado los dichos de Kicillof, de que “la pandemia no se resuelve persiguiendo a los que no cumplen el aislamiento” (acto en Pilar, 26.3), como una diferenciación con Alberto Fernández. En realidad, en la provincia de Buenos Aires, esa “grieta” entre Kicillof y Fernández, y los distintos intendentes, no se ha cerrado. Tiende a acentuarse, como lo demuestran las cuarentenas separadas entre estados municipales, provinciales y nacionales.

Es el caso de Granados, intendente de Ezeiza, que ordenó la instalación de vallas en varios puntos, uno de ellos es sobre la avenida Catex, en el barrio de Canning. Lo mismo sucede en La Plata, en algunos accesos a la ciudad. Las medidas de “cierre de fronteras” van acompañadas de toques de queda; en el caso de Ezeiza a las 22:00 horas y en Pergamino a las 17:00horas. Los aislamientos distritales chocan con los intereses del comercio interprovincial e inter-municipal, que reclama, precisamente, ampliar las excepciones al aislamiento.

En el fondo, el “autoacuartelamiento” de los intendentes es una represalia a varias medidas provinciales: los problemas creados por la insuficiencia de la coparticipación provincial y el monopolio de la seguridad otorgado a Berni - apostado recientemente en las oficinas de la Universidad Nacional de Quilmes. El centro de operaciones militares del ejército instalado en la cancha de Quilmes -un apoyo directo de Fernández a Mayra Mendoza- demuestra que los “kirchneristas duros” ven con mejores ojos el despliegue de las fuerzas de seguridad que, digamos, el radicalismo. Que Kicillof invoque “El artículo N°108 de la Ley Orgánica de las Municipalidades donde no concede atributos al intendente para la toma de esas decisiones in extremis”, no va a ayudar a recomponer lo que ya parece fracturado.

Toda esta escaramuza oculta el colapso del sistema de salud. El vaciamiento, por ejemplo, del HIGA de Mar del Plata o el caso del hospital de Azul. En la reunión que convocó Kicillof con intendentes de la provincia. el 19/03, Pablo Zurro, quien mantiene el control de la región sanitaria (Pehuajó), y Mariano Barroso (9 de Julio) casi terminan a las trompadas.

En forma desigual, algunos sectores del movimiento obrero ya están saliendo a reclamar por sus condiciones sanitarias y por la garantía de sus salarios ante las paradas de producción. Es el caso de los trabajadores de los hospitales. Recientemente, las asambleas impulsadas por los pescadores en Mar del Plata, que están “poniendo la cara” (a sabiendas que les pueden dar de baja sus libretas) exigiendo condiciones de seguridad e higiene en las embarcaciones.

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