Huelgas en Europa

Escribe Mauri Colón

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En los últimos meses, más precisamente desde que comenzó la guerra, el continente Europeo se ve sacudido por una ola de huelgas, muchas de ellas las más grandes en las últimas décadas. El hilo conductor de todas es reclamar contra el mazazo al salario que significó el aumento de la inflación que desencadenó la guerra imperialista en Ucrania. Muchos medios de comunicación hablan de un resurgimiento del sindicalismo en Europa, los más atemorizados hablan directamente del "fantasma de las huelgas” que recorre el viejo continente.

En [Gran Bretaña)[https://politicaobrera.com/7304-reino-unido-la-mayor-huelga-ferroviaria-en-30-anos], 40.000 ferroviarios protagonizaron la huelga más grande en 30 años, para reclamar aumentos de sueldo frente a la inflación y contra de los despidos que plantean las patronales ferroviarias. En el archipiélago británico, también fueron a la huelga los Trabajadores de la Comunicación (CWU). Los 115.000 afiliados, con el apoyo del 77% de los trabajadores, votaron a favor de la huelga ante el escaso 2% de aumento que Royal Mail (Correo Real) quería imponer. Tanto los ferroviarios como los trabajadores de la comunicación contaron con cientos de piquetes en todo el Reino Unido y un amplio apoyo del público en general.

En Alemania, los trabajadores de los puertos alemanes sobre el Mar del Norte protagonizaron la jornada de lucha más grande de los últimos 40 años. Allí, unos 12.000 trabajadores de Bremerhaven, Bremen, Emden, Wilhelmshaven, Brake y Hamburgo, donde se ubican los principales puertos del norte de Alemania, realizaron una huelga de 48 horas del 15 al 16 de julio. En junio, ya habían efectuado una primera huelga en un turno y luego otra de 24 horas. Con esta última, sumaron 80 horas de paro. Los obreros estibadores plantean una suba del 14% para el próximo año, mientras que la Asociación Central de Empresas Portuarias Alemanas (ZDS) pretende congelar ahora los próximos 2 años con un 26%. Otros que fueron a la huelga fueron los metalúrgicos de IG Mettal (el sindicato más grande del país, con 2 millones de afiliados) que acaban de firmar un aumento del 6% tras varios días de huelga.

El 20 de junio se realizó la cuarta huelga general, en lo que va del año, en Bélgica. Con la participación de los tres sindicatos principales del país (FGTB, Federación General del Trabajo de Bélgica; CSC, Confederación de Sindicatos Cristianos y CGSLB, Confederación General de Sindicatos Liberales de Bélgica). Bajo el lema “Bloquead los precios, no los salarios”, entre 70.000 y 80.000 manifestantes han recorrido Bruselas, la más numerosa en los últimos diez años. El motivo de la huelga no es otro que la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores: frente a una inflación del 8% los salarios solo han aumentado entre un 0,4% y un 2% en lo que va de año, dependiendo del sector.

En España, los trabajadores del metal estuvieron de paro por 16 días, en la ciudad de Cantabria, al tiempo que otra se iniciaba entre los metalúrgicos de Bizkaia. Las exigencias de los trabajadores son preservar derechos conquistados y que el salario no pierda contra la inflación. Concretamente, pedían ajustar los salarios al Índice de Precios al Consumidor para que los salarios puedan asumir la subida de precios. Por otro lado, 5.000 trabajadores realizaron un paro de tres días en la planta de Mercedes Benz ubicada en Vitoria. Los Metalúrgicos de Vitoria exigen la anulación de un nuevo «plan de inversión» de la patronal que implica flexibilización del trabajo y recorte salarial. La huelga tuvo un acatamiento del 95% y paralizó completamente la producción.

En Italia, el 20 de mayo hubo un paro general del movimiento sindical de base. Mientras tanto, el 30 de mayo se realizó un paro en la educación. Y el 17 de junio se realizó un paro en transporte, promovido por diversas organizaciones del sindicalismo de base. El dato más relevante fue la movilización en la que se unificaron la lucha contra la inflación y la lucha contra la guerra y el envío de armas a Ucrania con la consigna central: “Baja las armas, aumenta los salarios”.

En Noruega, los petroleros paralizaron las plataformas del Mar del Norte para exigir un aumento de salario que compense la escalada inflacionaria. Los obreros hicieron caer la producción total de gas en un 25% y la de petróleo en un 15 %. Esto sacudió a Europa debido a que impulsó un aumento de precios en todo el continente. La medida obligó al gobierno a actuar.

Es muy significante también la lucha de los trabajadores de las empresas aeronáuticas de gran parte del continente. Las huelgas provocaron cientos de cancelaciones en la Unión Europea. En España, la huelga del personal de cabina de Ryanair, prevista ahora hasta enero, con paros de 24 horas entre semana. Los sindicatos convocantes, USO y Sitcpla, exigen la mejora de las condiciones laborales y la readmisión de los once trabajadores despedidos por el paro. El personal de tierra de Lufthansa, sindicalizado en el Verdi, paró por un aumento del 9,5% para el próximo año. La medida obligó a la compañía a suspender casi todos sus vuelos en los aeropuertos de Frankfurt y Múnich. Se sumaron los 5.000 pilotos de Lufthansa enrolados en Cockpit Vereinigung. A diferencia de los trabajadores sindicalizados en Verdi, los agremiados en Vereinigung Cockpit, están pidiendo 5,5% de aumento hasta fin de año y una compensación automática por inflación a partir de 2023. Los trabajadores de SAS, la aerolínea escandinava, han sido los últimos en sumarse a las huelgas. Sus pilotos reclaman subidas salariales y condiciones de trabajo menos estresantes.

Europa arde cada vez más intensamente. Los trabajadores son los primeros damnificados por los desequilibrios económicos a consecuencia de la guerra. Como lo probó la Primera Guerra y la Segunda Guerra Mundial, los conflictos bélicos son un caldero para la intervención política y sindical de los trabajadores.

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