Escribe Lucía Guevara
Martes 4: nuevo paro y movilización de residentes y concurrentes
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La consistencia de la lucha autoconvocada de los trabajadores está abriendo un nuevo cuadro en el conflicto de la salud pública en CABA. El jueves pasado, residentes y concurrentes cumplieron una tercera jornada de paro y movilización, la segunda autoconvocada, es decir, organizada al margen (y con la oposición) de la Asociación de Médicos Municipales (AMM) y la Federación de Profesionales.
Confluyeron con la huelga de los trabajadores del Garrahan, marchando a través de dos columnas que se unieron en el Ministerio de Salud de Nación. De allí, residentes y concurrentes continuaron a las oficinas de salud de la Ciudad, donde los funcionarios del ministro Quirós, hasta ahora renuentes a negociar sin la intermediación de la representación sindical, debieron ofrecer una reunión a los delegados de RyC para el próximo martes 4.
La asamblea de RyC aceptó el convite votando un nuevo paro y movilización para ese día, que de no mediar una respuesta positiva a los reclamos se extendería al miércoles 5. En movilización constante también se encuentran las y los trabajadores sociales del Hospital Moyano, que vienen cumpliendo un cese de actividades de dos horas por día desde hace semanas.
El empuje de la lucha por abajo está sacudiendo a las estructuras gremiales. Tanto en el caso de AMM como de Federación, sus conducciones están políticamente atadas al Frente de Todos y a su línea de ajuste de presupuestos, salarios y jubilaciones. Sin embargo, en la última reunión de Federación comenzaron a vislumbrarse algunas grietas.
Sobrepasadas por la lucha de RyC y la bronca de sus propias bases, las asociaciones profesionales se comprometieron a convocar a un paro y movilización para esta semana y a concretarlo incluso si la AMM no acompaña. La burocracia sindical médica, ahora comandada por el pejoto-morado Carlos Rojo, quería darle largas al asunto y postergar una medida para la semana siguiente.
En el entendimiento de la burocracia, este es un conflicto inviable, ya que Larreta y Quirós no hacen otra cosa que seguir la pauta de ajuste acordada por Massa y el FMI a nivel nacional. No pueden pedirle a la derecha el aumento que su propio gobierno “nacional y popular” está negando.
Por eso hablan de un “conflicto largo”, en la expectativa de administrar acciones aisladas, intrascendentes, hasta el año próximo, y producir algún tipo de daño, improbable, al larretismo de cara a las elecciones de 2023. El dato que emerge de estas semanas, es que los trabajadores, en especial los más jóvenes y precarizados, no se dejan arrastrar por esta línea de desmoralización y derrota.
Este cruce de estrategias e intereses sociales entre las burocracias sindicales, de un lado, y las asambleas de residentes, concurrentes y trabajadores autoconvocados, del otro, explica el abismo que separa el programa de unos y de otros. AMM y Federación fijaron su reclamo en un 17% de aumento, por encima de la paritaria del 61% acordada para este año.
Añaden a ese 17%, que totalizaría un 78%, una cláusula de revisión en diciembre, una obviedad cuando el propio Banco Central prevé un piso inflacionario del 95% para 2022. La distancia con Larreta y Quirós es corta: el gobierno porteño se habría plantado en un 10 o 12% adicional, que si no hay acuerdo largaría por decreto en yunta con Sutecba.
Las burocracias explican que su límite está determinado por el acuerdo con el FMI, que no da margen para un aumento salarial real en el Estado. Ocultan que la inflación es promovida por la política de su propio gobierno y forma parte de ese mismo acuerdo, justamente porque permite licuar el gasto social.
Esta afinidad de intereses entre las burocracias todistas y el gobierno de Larreta es la que bloqueó cualquier resistencia al traspaso de los trabajadores de los centros de salud y áreas programáticas de los hospitales a la órbita del Ministerio de Salud. Finalmente, el vaciamiento de los hospitales públicos es una orientación inscripta en la CUS y sus reformas impulsadas por el Banco Mundial, a la que adhirió en 2014 el entonces Ministro de Salud de CKF, Juan Manzur, actual Jefe de Gabinete.
En la otra vereda, las asambleas de residentes y concurrentes exigen un 100% de recomposición salarial, para llevar el salario inicial a 250 mil pesos, el valor de una canasta familiar real en CABA. En una asamblea convocada por la gremial de AMM del Elizalde, se pusieron a votación las dos mociones y el 17% de la burocracia fue derrotado por el 100% de RyC. Esto explica por qué la burocracia no convoca a asambleas.
Buscando una línea de cooptación, la dirección de AMM organizó una comisión oficial de residentes del sindicato. Las asambleas autoconvocadas votaron elegir representantes y participar de dicha instancia para confrontar planteos, estrategias y reclamos. También se votó exigir que haya representantes de RyC en las negociaciones paritarias con el gobierno de la Ciudad.
El ascenso de la lucha de la salud en la Ciudad se da en el contexto de las huelgas docentes, las tomas de colegios y del triunfazo de los obreros del neumático. Los trabajadores de la salud son protagonistas de una pelea nacional por el salario contra los gobiernos del FMI y las patronales. Como en el neumático, el método para ganar es organizar la huelga general e indefinida hasta quebrar a los ajustadores.