Río Negro: reforma electoral, el camino hacia el fraude político

Escribe Mali Quintillán

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El 20 de octubre pasado la Legislatura de Rio Negro aprobó en primera vuelta la reforma de la ley electoral de la provincia.

Las modificaciones más importantes son el desdoblamiento de los comicios provinciales de los nacionales y la implementación de colectoras bajo la forma de “adhesiones” por las que los partidos que se presenten a elecciones pueden impulsar un candidato común en un tramo de la boleta y ser contrincante en los demás cargos a elegir.

La modificación fue aprobada por 36 votos sobre los 46 que conforman la cámara. A favor, los legisladores del oficialista Juntos Somos Rio Negro (JSRN), Unidad Ciudadana, el Frente Renovador y el legislador Marcelo Mango (Frente de Todos); en contra votaron otros siete diputados del bloque del Frente de Todos y uno de Juntos por el Cambio. La fecha de la elección provincial sería el 16 de abril de 2023, según anunció extraoficialmente la gobernadora, Arabela Carreras.

“Separar las fechas de elecciones” resulta conveniente para el partido provincial, impulsor de la iniciativa, ya que lo despega de las alianzas nacionales en las que esa fuerza no tiene participación. No sucede lo mismo con el FdT y JxC, con una débil estructuración en la provincia. Estos aprovechan la tracción que puede ejercer un candidato a presidente en las listas locales. Esto justifica su voto negativo aunque ya perfilan acuerdos para intervenir en las “colectoras”.

El sistema de “adhesiones” habilita el fraude político en las elecciones futuras. Este recurso denuncia la bancarrota de los partidos de la burguesía, que recurren a ella para formar una mayoría artificial.

Anhelos de perpetuación

La reforma fue impulsada por el oficialismo que pretende lograr un cuarto mandato de la mano de su jefe y mentor, el actual senador Alberto Weretilneck.

El partido provincial Juntos Somos Río Negro, con Weretilneck a la cabeza, ha logrado imponerse como fuerza política estableciendo acuerdos con grandes intereses capitalistas ligados a la explotación minera y petrolera. La provincia ha entregado zonas protegidas y mantiene la libertad para el uso de cianuro en la extracción de minerales. También se han realizado obras de exploración del territorio provincial y recientemente se firmó un convenio referido al manejo del agua, con una empresa israelí. En Bariloche, la ciudad más poblada de la provincia, sostiene la ofensiva contra los mapuche en nombre de los intereses turísticos e inmobiliarios allí concentrados.

Weretilneck ha cambiado de aliado nacional según lo considera conveniente. Cercano a Scioli en 2015, se alió a Mauricio Macri en 2016 para recalar en el kircherismo actualmente. Estos acuerdos económicos y políticos le permiten ser visto como el candidato ´fuerte´ para seguir defendiendo los intereses de la burguesía. Ha sabido explotar, además, las sucesivas crisis de los dos partidos más antiguos del pais, el PJ y la UCR, que los han llevado a enfrentar las próximas elecciones con divisiones internas en nuevas alianzas locales, escindidas de los frentes nacionales. El pejotismo se encuentra dividido entre el frente Nuevo Encuentro-Frente Renovador («Nos Une Río Negro») y el sector más tradicional del PJ provincial, liderado por los hermanos Soria y acompañado por el Movimiento Evita, el sector de Magdalena Odarda que responde a Alberto Fernández y otros reagrupamientos menores. Por su parte, la UCR, que gobernó la provincia por 27 años consecutivos, aparece hoy como una fuerza menor y se divide en dos bandos bien diferenciados; el sector que se suma a “Cambia Río Negro”, armado en octubre, junto al PRO y al ARI, con candidato propio para la gobernación, y otro sector dispuesto a competir en 2023 por fuera de JxC y busca acercarse a Weretilneck.

Ante la crisis mortal de los partidos del régimen, pretenden montar un mecanismo electoral que resuma su fragmentación en colectoras – si discutieran programas, su hundimiento sería mayor. La “reforma electoral” deja en pie, sin embargo, el mecanismo antidemocrático de los pisos electorales y la elección de legisladores por distritos que perjudican el ingreso de minorías.

Los salarios provinciales, las condiciones edilicias de escuelas, hospitales, rutas y servicios siguen en decadencia y no serán los partidos de la burguesía quienes den respuesta y solución frente a la crisis social y económica que ellos mismos crearon y pretenden que siga pagando la población trabajadora. Están buscando un régimen electoral a su medida.

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