Clinica Fátima: La culpa no es de los trabajadores

Escribe Sebastián Chirino

Sobre un artículo publicado en prensaobrera.com.

Tiempo de lectura: 2 minutos

Un artículo en un periódico de una organización de la clase obrera, virtual o impreso, tiene que servir ante todo como un lazo entre los trabajadores; hace conocer lo que ocurre, dónde y cómo ocurre y tratar de contribuir a que se saquen las conclusiones que pueden aportar a desarrollar, en principio, un proceso de organización. Últimamente no es el caso de Prensa Obrera. En una publicación del 31 de marzo en prensaobrera.com, bajo el título “Médicos de Pilar, trabajadores precarizados y sin ayuda”, firmado por tres militantes, no se aporta ni un dato sobre la situación de la salud en Pilar y se redunda en lugares comunes, pero con un grave defecto político.

En el afán de sumar caracteres, las articulistas comenten una falta grave que las coloca, lamentablemente, alineadas con la patronal de la clínica Fátima: “Los trabajadores no tienen opción o se atienden en este hospital o pagan $500 (pesos) la consulta en la clínica privada Fátima, que se encuentra a metros, la cual estuvo cerrada la semana anterior ya que una enfermera contrajo Covid-19, y la misma estuvo en contacto con cientos de personas al no reconocer los síntomas que tenía y aceptarlos como una simple gripe” (sic). Según esta interpretación, la enfermera es responsable de haber contraído el virus, de no reconocer los síntomas y de haberlos aceptados como una simple gripe. Tremendo. En primer lugar, porque se borra de un plumazo la absoluta responsabilidad de la patronal de la clínica Fátima en el contagio de la enfermera, como mínimo por no proveer de los insumos de seguridad e higiene para afrontar el virus. En segundo lugar, se vierte irresponsablemente información falsa en perjuicio de una trabajadora, en este caso, víctima de la negligencia patronal y estatal.

Los hechos

La enfermera contagiada de Covid 19 fue doblemente vulnerada por parte de las autoridades de la clínica. Ante los primeros síntomas que manifestó -y denunció debidamente-, recibió una primera atención en la propia clínica Fátima, donde fue diagnosticada con un cuadro viral simple. Como su estado no mejoraba y seguía con fiebre, volvió a consultar. En la clínica repitieron el diagnóstico y le dieron el alta con una prescripción de paracetamol, pero en esta ocasión le toman una muestra y le dijeron que la enviaban al hospital Austral para realizar la prueba de coronavirus, lo cual resultó ser una mentira. Lo que enviaron a realizar al Austral fue un análisis de influenza, el cual dio negativo. Finalmente enviaron al Malbrán la muestra y se confirma el positivo de Covid-19 recién el día 22 de marzo, cuando se la aísla y se cierra la clínica. La negligencia de las autoridades de la clínica Fátima fue consciente y reiterada. Luego de subestimar el cuadro y dejar pasar varios días un diagnostico errado le mintieron en cuanto a los análisis que realizaron. El objetivo era estirar en el tiempo la confirmación del caso, poniendo en grave riesgo la salud, tanto de la enfermera como la de su familia y de todo el personal y pacientes de la clínica.

Para obtener esta información sobre el caso bastaba consultar a los trabajadores o leer los artículos publicados en politicaobrera.com, basados en los testimonios y reclamos del conjunto de trabajadores de la clínica Fátima. Por acción u omisión se culpa a una trabajadora de la salud, que se encuentra en la primera línea de riesgo, de la desidia patronal y estatal que sufre. Un artículo con esa posición como mínimo tendría que haber llamado la atención de los encargados de la publicación y ser corregido.

Como método vele una regla de oro: la culpa nunca la tienen los trabajadores, incluso cuando podría parecer, de lo contrario esto equivale a responsabilizarlos de las condiciones de explotación que impone el régimen capitalista.

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