Escribe Julián Asiner
La asamblea de residentes y concurrentes de CABA aprobó la convocatoria a una asamblea nacional de trabajadores de la Salud.
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El ejemplo de la huelga por tiempo indeterminado de los residentes y concurrentes de CABA, que arrancó un piso salarial de 200.000 pesos, es un poderoso incentivo a la acción. El gobierno nacional y los gobiernos provinciales reparten bonos y promesas, leyes y reglamentaciones, pero no logran contener la aspiración profunda a una verdadera recomposición salarial. Las burocracias sindicales van quedando desdibujadas, superadas por las asambleas y movimientos autoconvocados.
Córdoba atraviesa un proceso similar a lo que vivimos semanas atrás en CABA. El colectivo de residentes y concurrentes se autoorganizó, uniendo a las tres jurisdicciones –Nación, provincia y municipios- y alcanzando incluso a los privados. Tras las renuncias masivas de profesionales en Río Cuarto, se inició un paro por tiempo indeterminado. La paritaria que el gobierno de Schiaretti había cerrado hace solo tres semanas con la burocracia del Sindicato de Empleados Públicos ya pasó a mejor vida. El movimiento exige un replanteo salarial que en lugar de la inflación tenga como referencia la canasta familiar real.
En la misma sintonía se encuentran los hospitales nacionales. El Posadas votó para esta semana un paro autoconvocado de 96 horas. El reclamo es un 100 % de aumento salarial “por fuera de la paritaria” que firmaron ATE y UPCN. Añaden un bono de fin de año de 100.000 pesos y el pase a planta de los contratados y monotributistas, que son el 85 % del hospital. El gobierno de los Fernández-Massa y el gobierno de Larreta se pusieron de acuerdo para ofrecer un mísero aumento del 30 % en tres meses para el Garrahan, pero al cierre de esta edición los trabajadores deliberaban en asamblea cómo continuar con su lucha.
Las autoconvocatorias también hacen punta en el norte del país. Un masivo movimiento de médicos está organizando un paro indefinido en Salta. En Tucumán, los residentes montaron una marcha de antorchas multitudinaria. Antes, algo parecido había ocurrido en Jujuy. La población trabajadora manifiesta activamente su apoyo y simpatía con una lucha que considera propia. También son fuertes los paros y movilizaciones en Rosario y más al sur, en Chubut, Bariloche o Bahía Blanca. En la provincia de Buenos Aires, los residentes desafiarán los salarios de miseria de Kicillof con un nuevo paro autoconvocado, esta vez de 48 horas.
Las federaciones sanitarias nacionales de la CTA, Fesprosa (Godoy) y Fesintras (PCR), orejean el movimiento con una política de contención. Sus “jornadas de lucha” aisladas, a cuentagotas, apenas apuntan a disuadir a las autoconvocatorias de lanzarse a una huelga general indefinida, como la que perforó el ajuste de Quirós y Larreta en suelo porteño. Esto es evidente en la provincia de Buenos Aires, donde CICOP (PCR-MST/FIT-U) apenas acompaña, y con demora, los paros votados por las asambleas de residentes, pero evita involucrar a la planta en una lucha a fondo. Los sindicatos integrados al Estado, incluidas sus direcciones izquierdistas o progresistas, son un dique contra la marea blanca. En la lucha en CABA, el FIT-U y en particular el aparato del PO oficial se empeñó bloquear el paro por tiempo indeterminado, primero, y luego intentó mediar, con una tercera posición entre el gobierno macrista y el pliego de residentes y concurrentes.
Los residentes conquistaron 200.000 pesos de piso, pero el acuerdo entre la burocracia y Larreta-Quirós estableció un achatamiento de la escala para quienes no son ingresantes. Las concurrencias quedaron colgando de un pincel, en una mesa paralela, mientras Quirós asegura que va por su cierre definitivo. El sanitarista neoliberal pretende convertir a la formación profesional en un sistema de posgrados arancelados. La planta profesional fue estafada, recibiendo menos de la tasa de inflación anual para salarios que, además, quedaron pulverizados en el último quinquenio.
Cuando vuelven a subir en la Argentina y a nivel mundial los casos de Covid, el sistema de salud evidencia su gigantesca precariedad. El “recurso humano”, tan mentado en las salas y terapias de la pandemia, está siendo aniquilado por el salario bajo y el deterioro de las condiciones laborales y del derecho a la salud. Es lo que percibe buena parte de la población trabajadora, que se volcó en apoyo a la marea blanca. Detrás de esta política antiobrera, asoman los intereses de las prepagas, farmacéuticas y laboratorios que ordenan una agenda sanitaria ‘made in’ Masa-CFK-FMI.
A propuesta de nuestra agrupación, la asamblea de residentes y concurrentes de CABA aprobó la convocatoria a una asamblea nacional de trabajadores de la salud. Para triunfar, el movimiento de la marea blanca necesita reconocerse a sí mismo, verificar las fuerzas enormes que anidan en él y colectivizar los aprendizajes de sus experiencias más avanzadas. Construyamos esa asamblea nacional a través de una gran agitación en todos los hospitales y centros sanitarios del país, que dote al movimiento de una dirección a la altura de sus expectativas. A las trabas de los aparatos postrados ante el Estado, opongamos el llamado firme a una huelga nacional de la salud por la victoria de todas las luchas.