Escribe Javiera Sarraz
La ‘apertura’ desata una ola de infecciones y paraliza la economía.
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Hace pocos días, el FMI declaró que el crecimiento mundial seguirá empeorando y que un levantamiento de la cuarentena en China sería un factor positivo frente a ese panorama mundial. El Wall Street Journal había escrito que la política de ´Covid-Cero´ debía levantarse porque significaba una interrupción de los negocios internacionales y porque amenaza el estatus de China como ‘la fábrica del mundo’. Sin embargo, unos días después del levantamiento de la cuarentena en China, los mercados bursátiles en todo el mundo cayeron ante la noticia de una brutal propagación del covid en el país asiático. Y aunque el gobierno chino ha tratado de transmitir un escenario ‘controlado’, las cifras oficiales del sistema de salud se han vuelto cada vez menos confiables. Finalmente la apertura total de China no proporcionó el alivio y la euforia que el capital internacional esperaba; más bien lo contrario.
En las últimas dos semanas el gobierno de Xi Jinping ha desmantelado la totalidad de la política “Covid-Cero”. Ya no hay testeos masivos; se han desactivado las “tarjetas de itinerario móvil” que registran las posibles rutas de infecciones. Los contagiados asintomáticos no son considerados en las cifras oficiales. Tampoco es necesario presentar un test de covid negativo para viajar desde una región a otra, ni tampoco para subir al transporte público o ir a restaurantes.
Los hospitales chinos están saturados. El epidemiólogo de la Comisión Nacional de Salud de China, Zhong Nanshan, señaló a los medios durante esta semana que decenas o cientos de miles de chinos están infectados ya en las ciudades más grandes del país.
Las camas de terapia intensiva y de salas comunes ya se encuentran saturadas en algunas ciudades. Cerca de dos tercios del total de camas disponibles en Beijing están siendo ocupadas por pacientes con covid. Según el Washington Post, hay hospitales chinos con hasta la mitad de sus trabajadores contagiados que están siendo obligados a trabajar de todos modos. El principal centro médico de la ciudad ya no atiende llamadas. Su línea colapsó luego de recibir cerca de 30 mil llamadas por día. Los trabajadores sanitarios están siendo obligados a trabajar también en sus días libres y vacaciones. Las filas para ingresar al hospital son de varias cuadras, y algunos de estos pacientes están siendo atendidos en la calle.
Las farmacias, por su parte, se encuentran desabastecidas de medicamentos que sirven de paliativos para los síntomas. También hay desabastecimiento de kits de autodiagnóstico. Los casos de enfermos por razones ajenas al covid están siendo devueltos a sus casas desde los hospitales sin atención. El costo y la responsabilidad del Estado chino de asumir los cuidados de la población está recayendo sobre las propias familias trabajadoras.
Los ‘expertos’ de la OMS señalan que los muertos que pueda tener China por infección de covid es el precio que tendrá que pagar el gobierno de Xi por no permitir la inmunidad de rebaño a tiempo; ante los crecientes contagios, sostienen que el aumento de contagios comenzó mucho antes del levantamiento de las medidas de “Covid-Cero”, lo que es rotundamente falso. El aumento de contagio comenzó exactamente después de que el último Congreso del PC Chino comenzara a relajar las medidas sanitarias.
La OMS también está apurando a Xi para apresurar el proceso de vacunación con la ‘ayuda’ de los grandes laboratorios extranjeros que fabrican vacunas y que finalmente han logrado penetrar en el vasto mercado chino.
Tanto para la OMS como para Xi, la principal preocupación gira en torno a la población más vieja (una porción no despreciable en un país que ha comenzado a envejecer muy rápidamente). Un tercio de los ancianos chinos no ha recibido la tercera dosis de refuerzo, y es posible que los que ya fueron vacunados hayan perdido la inmunidad de la última dosis recibida. La mayoría de la población, en general, sólo ha recibido la primera dosis de vacuna, y en su mayoría fueron inmunizados hace más de seis meses, por lo que se encontrarían ya sin defensas.
El gobierno no ha informado sobre las muertes reales por covid con un seguimiento riguroso desde el inicio de este mes, a diferencia de lo hecho durante los últimos tres años. Sin embargo, el Financial Times ha dejado trascender que la tasa de muertos cremados en los hospitales esta semana ha estado muy por encima de la tasa habitual. El aumento de contagiados y muertos podría agravarse con las vacaciones del Año Nuevo Lunar del próximo mes, cuando miles de turistas se movilizan por todo el territorio de China.
La velocidad de vacunación en China en relación a sus casi 1.800 millones de habitantes es sumamente lenta. Ante el aumento catastrófico de contagiados y el colapso de los hospitales, China ha comenzado a reforzar las dosis entre los más ancianos. Antes de la apertura total de este miércoles, en un día de máximo rendimiento, el Estado sólo llegaba a vacunar entre 100 y 200 mil habitantes.
La prensa internacional había presentado la ‘abrupta apertura total’ en China como producto de una victoria de las protestas de la pequeña burguesía restauracionista y estudiantil. Se trató, en verdad, de una apertura presionada por el capital internacional dirigida por EEUU y la burguesía china.
Según una encuesta a cargo de China Data Lab de la Universidad de San Diego, una amplia mayoría de los encuestados “no informaron el deseo de una erradicación completa de la política Covid-Cero”. Los ciudadanos chinos encuestados señalaron sentir desconfianza de cómo los gobiernos locales y el gobierno de Xi implementan esta política, pero preferirían que hubieran modificaciones en detalles de su implementación y no su erradicación (https://chinadatalab.ucsd.edu/viz-blog/how-unpopular-is-covid-zero/). Algunos medios británicos han señalado que incluso los trabajadores chinos no están yendo a trabajar para evitar contagiarse, aun a riesgo de ser despedidos.
La ‘inmunidad de rebaño’ es la tentativa de salvar al mercado mundial, al que China se encuentra indisolublemente asociada. El levantamiento de la cuarentena había sido una de las variantes que Xi Jinping barajaba para antes de finalizar el año. En marzo, el gobierno chino había recortado el presupuesto para los testeos masivos. Y durante el plan de apertura de noviembre, que incluía 20 puntos, se retuvo en los almacenes de las farmacéuticas las medicaciones necesarias para atender a la población que comenzaría a infectarse.
Aunque los chinos han comenzado a ausentarse de sus trabajo por temor a contagiarse, la política de Xi ha sido clara: “no suspender el trabajo, ni la producción ni el comercio” para así recuperar ‘la confianza del mercado’. Estas declaraciones fueron hechas apenas cinco días después de que tuviera su reunión anual con el FMI, la OCDE, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, entre otros – la llamada cumbre “1+6”. Sin embargo, los resultados del levantamiento de la cuarentena no se hicieron esperar. La situación sanitaria en China se ha vuelto catastrófica y, en la medida en que empeora, podría abrirse una crisis política para Xi.
Ante la velocidad que ha tomado la crisis sanitaria en China, la Casa Blanca se ofreció para ‘asistir’ a China durante los contagios masivos; es decir, hacer de la infección en masa un lucro con vacunas y otros medicamentos y evitar también, con estas inmunizaciones, la interrupción de la producción y la cadena de suministros. Recientemente, China anunció la importación de un tratamiento oral de Pfizer llamado Paxlovid. Las acciones de esta empresa subieron rápidamente. También la Corporación China Meheco Group firmó un acuerdo con Pfizer para importar vacunas y distribuirlas en territorio nacional. Por su parte, Zhejiang Huahai firmó contrato con Pfizer para fabricar Pxlovid en la China continental con el acuerdo de que su distribución sea únicamente para la población china.
El acuerdo entre EEUU y China en torno a las vacunas atiende a una lógica capitalista y no humanitaria. No es la expresión de solidaridad internacional.
El riesgo de la apertura, además, puede dar pie a nuevas y más letales mutaciones del virus, que actualmente ya tiene más de 500 subtipos de Omicron. La propia OMS, que alienta la apertura, ha dado a conocer a través de su director general, Tedros Adhanon, informes que señalan que las nuevas variantes BF.7 y BQ.1.1 son mucho más letales y resistentes a las vacunas.
Estas nuevas variantes más letales ya representan más de la mitad de los enfermos de covid registrados en todo EEUU que, junto a todo el hemisferio norte del planeta, se enfrenta a aumentos acelerados de infecciones por covid, pero también de virus sincicial y gripe. Los organismos internacionales como la OMS y los centros de salud en Europa hablan de un colapso sanitario generalizado producto de esta ‘tripledemia’ (covid, virus sincicial y gripe).
La política a la que estamos asistiendo podría costar, tan sólo en China, la vida de dos millones de personas. No es sólo una crisis sanitaria. Las relaciones productivas y sociales del capitalismo no pueden ofrecer otra cosa que una relación catastrófica con la naturaleza.
El régimen chino juega con “la inmunidad de rebaño”