Irán: dictadura militar-teocrática, un final como el del Sha

Escribe Norberto Malaj

Tiempo de lectura: 5 minutos

En su fase terminal el régimen de los ayotallahs se asemeja ya al de Reza Phalavi. Ni duda cabe que la comparación vale, especialmente, respecto a cómo enfrentan los primeros la resistencia del pueblo. De este modo el régimen que sucedió al proceso revolucionario de 1979 difícilmente pueda evitar un final como el del Sha.

Un régimen acabado

A diferencia de las recurrentes olas de movilizaciones democráticas de los últimos 20 años, ahora el proletariado iraní se encuentra muy presente mediante huelgas y piquetes, superando en importancia a todas las anteriores. La escala de las movilizaciones se extiende por toda la geografía del país y especialmente en las ciudades. No sólo el cese de la represión sino la cabeza del gobierno teocrático. Bien miradas estas movilizaciones son una continuación de la anterior oleada, de principios de 2020. Entonces decenas de miles de ahorristas perdieron sus depósitos en el mercado de valores de Teherán. Tras el paréntesis de la pandemia las protestas se reabrieron potenciadas por la prohibición del Líder Supremo de importar vacunas, lo que provocó que Irán se encontrara entre los países más afectados.

El régimen es acusado de todos los males del país y, en particular, del desastre en que se encuentra la industria del petróleo, fragmentada y enajenada en los últimos años a favor de diversas camarillas afines a la alianza teocrática-militar.

De ahí la importancia del renacer del movimiento obrero iraní, que ahora se sobrepone a la ola privatizadora de los´nacionalistas’ y la ilegalización de los sindicatos. El proletariado iraní tiene una larga tradición de lucha y fue, en el pasado, una columna vertebral de todo el movimiento obrero de la región.

En la revolución de 1979 que acabó con el Sha, el proletariado iraní jugó un rol muy importante y por momentos colocó contra las cuerdas al régimen teocrático que usurpó la revolución. El imperialismo jugó muy fuerte contra Irán e instigó pocos años después la guerra de Irak contra Irán (entonces Saddam Hussein operaba como un instrumento de los yanquis). La guerra costó más de un millón de muertos al cabo de 8 años.

¿Un salvavidas imperialista?

Pareciera que, con esta crisis, Occidente ha allanado su cuestionamiento del régimen. El imperialismo mundial no ´mueve las olas´: “ninguna de las principales potencias, a pesar de su retórica busca un ´cambio de régimen´” (Saeed Rahnema, The Bullet, 16/12). La resolución de la ONU que días atrás impulsó EE.UU. para expulsar a Irán de una Comisión de Mujeres de esa organización no mueve el avispero. Más bien lo encubre.

Hoy en día, relativamente, al imperialismo no le preocupa tanto el coqueteo de Irán con Rusia y China (lo mismo hace también Arabia Saudita). Ahora lo que preocupa centralmente a todo Occidente es la eventualidad de una nueva revolución en Irán que tire por los aires la precaria ´paz´ regional, en medio de la guerra OTAN-Rusia y frente a la crisis energética que sacude en particular a Europa.

Crisis mundial e ´islamismo´

Ni la ilusión de los ´acuerdos de Abraham´ que tejió Trump entre el sionismo y la mayoría de las monarquías del Golfo; ni ahora el mundial de fútbol en Qatar o el ´perdón´ de Biden al jeque saudí que descuartizó a un periodista connacional en la embajada de Estambul; nada de esto dejó atrás los crónicos conflictos regionales, como la guerra del Yemen, la cuestión palestina, la virtual disolución del Líbano y Siria, etc. Frente a este cuadro, la teocracia iraní se ha revelado en los últimos tiempos un factor ´estabilizador´: en particular, no cuestiona de ninguna manera el acuerdo de los sionistas con Putin, quien controla el espacio aéreo sirio mientras los primeros bombardean sistemáticamente ese país. Los halcones sionistas han detenido provisionalmente sus planes de bombardear las plantas de enriquecimiento de uranio –sin dejar de propiciar atentados terroristas sistemáticos en suelo iraní. Tras el atentado criminal contra el general Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, la famosa escuadra parapolicial Quds, tres años atrás, los yanquis han cesado también sus hostilidades.

Como se ve, como ocurrió en su momento con la ´islamización´ de Afghanistán, Bangladesh, etc., cuando las circunstancias lo requieren Occidente se desprende sin ningún prejuicio de su ropaje ´democratizante´.

Igual que con Somoza, Ceausescu…

Como otras veces en la historia la represión tras el asesinato de la joven kurda Mahsa Amini de 22 años, en septiembre pasado, no hizo más que echar leña al fuego de la rebelión iraní. El terror se hizo insoportable. El militarismo teocrático esconde tras la ´islamización´ un régimen totalitario y corrupto hasta los tuétanos. La demagogia ´antiimperialista´ de los ayotallahs está más deshilachada que la de CFK en Argentina. El oscurantismo del régimen poco tiene que envidiar al de las oligarquías oscurantistas del Golfo; incluidos los saudíes con quienes Irán ha distendido también sus choques.

Irán -como Irak y Palestina- era un país históricamente laico que fue transformado por los islamistas en un reino talibán contra la mujer. El levantamiento contra el velo obligatorio (hiyab) de las mujeres es “solo un aspecto … Desde sus inicios en el poder, los islamistas han considerado a las mujeres como criaturas al servicio de los hombres y de la procreación... Cambiaron la Ley de Familia… reduciendo la edad de matrimonio de las niñas de 18 a 13 años, y en muchos casos en la práctica a 9 años” (ídem).

Ahora el Kurdistán iraní ha sido bombardeado por las fuerzas armadas de Teherán. Esta región se encuentra sublevada y el régimen ha perdido casi el control. Por esto Turquía ha cerrado filas también con Irán para evitar que el Kurdistán turco (y sirio) se contagie. En el Kurdistán iraní se inició el gran levantamiento actual y donde el rol de la mujer pasó a un primer plano. Constituye, sin embargo, un error caracterizar a la rebelión iraní como una movilización ´feminista´.

En Irán los más de 100 asesinatos a manos de las fuerzas ´morales´ del régimen no amilanó al movimiento popular, especialmente a las mujeres, la juventud y el movimiento obrero. “Las autoridades anunciaron que la edad promedio de los detenidos en el reciente levantamiento (y estamos hablando de miles) es de 15 años, y entre los cientos que han sido asesinados hasta ahora, cerca de 40 han sido niños” (ídem).

Como una paradoja de la historia, Irán se encuentran ahora frente a un nuevo levantamiento nacional de características nunca vistas en más de 40 años. El movimiento no ha quebrado aún al poderoso aparato represivo-militar del régimen, ni ha estructurado una centralización y organización autónoma. El régimen se ha visto sin embargo sacudido; el fiscal general del Estado dijo, días atrás, que la ley de la hiyab podría ser reconsiderada.

Por más que diversas fuerzas burguesas pugnen por ocupar un lugar en el movimiento de las masas, especialmente organizaciones de exiliados (la represión y el terror han expulsado a más de 5 millones de iraníes), el movimiento obrero y popular persa está en camino de transformarse en un nuevo actor de la crisis mundial capitalista.

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