Escribe Brian Murphy
La pérdida representa más del 10% del total salarial anual.
Tiempo de lectura: 6 minutos
El pasado viernes 16 el gobierno de Perotti y las burocracias de UPCN, ATE y AMSAFE cerraron la paritaria 2022, imponiendo a los trabajadores un acuerdo a la baja que consolida una pérdida del 10,4 % del salario para todo el 2022.
Jorge Molina, de UPCN, celebró el acuerdo del 97 % a diciembre como “el mejor del país en el sector público”, en tanto que Jorge Hoffmann, de ATE, aseguró que “este año vamos a estar por encima de la inflación”.
Rodrigo Alonso, Secretario General de AMSAFE, fue aún más lejos y planteó que se había conseguido un acuerdo del 108,6 % (para enero, a cobrar en febrero). La manipulación de las cifras surge de pretender incorporar la actualización prevista para diciembre y enero de las cifras nacionales de FONID y conectividad, presentándolas como un 6,6 % más respecto del salario de febrero pasado. Estos ítems llegarán a los $11.000 y $12.100 por cargo en diciembre y enero, respectivamente, pero no lo cobran jubilados. Se trata, además, de montos fijos que no representan el mismo porcentaje en un sueldo inicial que en los de mayor antigüedad.
Por otra parte, estiran hasta enero del 2023 (a cobrar en febrero) las cuotas correspondientes a la paritaria 2022, intentando abultar porcentajes para ensalzar el acuerdo y de paso sustraer un mes de la futura negociación, como ya hicieron el año pasado.
El esfuerzo de la burocracia por presentar cifras “que le ganen a la inflación” se desvanece apenas los trabajadores vamos al súper. La línea de pobreza se ubicó en $146.000 en noviembre pasado para una familia de 4 integrantes y rondará los $153.000 en diciembre. Es decir que, según el acuerdo firmado, una maestra de grado deberá tener más de 17 años de antigüedad para alcanzar la canasta de pobreza en estas fiestas.
Recordemos que esta canasta medida por el INDEC incluye principalmente alimentos, vestimenta y poco más y no tiene en cuenta, por ejemplo, el costo de un alquiler.
El cargo inicial docente, hasta los 5 años de antigüedad, cobrará en diciembre $129.000, es decir, casi 25.000 pesos por debajo de la pobreza, con FONID y todo.
El salario de la categoría 1 del escalafón provincial regido por el decreto 2695, sin los suplementos (que son variables, no todas las reparticiones los tienen ni lo cobran jubilados), a principios de enero estará cobrando el 70 % de lo que representa una canasta de pobreza, $108.800. Se trata de un nivel salarial equidistante entre la línea de pobreza y la de indigencia, 45.000 pesos por debajo de la primera y superando apenas por 42.000 pesos la segunda.
Los salarios estatales, cerrada la paritaria 2022, siguen estando bien lejos del costo de la canasta familiar, que era de $250.000 en noviembre. Este es “el mejor acuerdo del país” para los empleados públicos que presentó la burocracia.
Perotti, Alonso, Molina y Hoffmann son los recaudadores de Massa, Fernández y el FMI
Con el acuerdo del 97 % en tramos hemos perdido salario de manera sistemática a lo largo de todo el 2022. Como se observa en la tabla, la pérdida respecto de la inflación ocurrió todos los meses, incluso en aquellos en los que se cobraron las actualizaciones.
Partimos el año con un nivel salarial de miseria, los aumentos han sido siempre contra el salario de febrero (que era de entre 55.000 y 62.000 para los cargos iniciales) y en cuotas no acumulativas, a diferencia de lo que ocurre con la inflación. Además, cobramos nuestros haberes a mes vencido, mientras que el aumento de los precios es continuo. Asimismo, el pago de las actualizaciones en cuotas termina impactando negativamente en el aguinaldo.
Los niveles de inflación de este año, de entre el 5 y el 7 % mensual, en un salario de $100.000 representan una pérdida de entre 5.000 y 7.000 pesos todos los meses, que no se recupera jamás. Como se ve en la tabla, los salarios nunca empataron a la inflación. No lo hicieron ni siquiera cuando los ajustes fueron mensuales (agosto-diciembre), ni cuando la actualización fue del orden del 25 % (diciembre).
Por medio de la lucha, debemos imponer la indexación automática por inflación de los salarios, pero no sobre el actual nivel de miseria, sino partiendo de la canasta familiar, para lo que necesitamos un aumento del 100 % respecto del último salario percibido.
En todo el 2022 hemos perdido un salario completo por la vía de este desangre mensual. Esto representa una pérdida respecto de la inflación del 10,4 % del total salarial del año, para el caso de los estatales de la administración central. En el caso de los docentes activos, la pérdida fue algo menor (del orden del 8 %) por el efecto compensatorio de las cifras nacionales del FONID y conectividad, pero que no se trasladan a jubilaciones.
Las actualizaciones, sean bimestrales, trimestrales o mensuales, no lograron alcanzar nunca la inflación, por más que el acuerdo presentado “de punta a punta” sea equivalente a ella. Como vemos, el discurso de la burocracia de “ganarle a la inflación” es puro verso.
Este mecanismo de desacople de los salarios respecto de la inflación, o desindexación salarial, fue la estrategia que acordaron todas las burocracias, sean de sindicatos estatales o privados, con el gobierno y las patronales. El retraso del salario respecto de la inflación es el mecanismo por el que, por un lado, las patronales privadas “se la siguen llevando en pala” y, por el otro, el gobierno nacional junta los pesos para “honrar” la deuda pública.
En el caso del gobierno nacional, mientras retrasa la actualización salarial respecto de la inflación, esa misma inflación acrecienta su recaudación por medio del IVA. Vale lo mismo para el impuesto a los ingresos brutos en el caso de los gobiernos provinciales.
El superavit fiscal del que se jacta el gobierno de Perotti y el plazo fijo multimillonario sobre el que está sentado se explica, en buena medida, por el ajuste a los salarios de empleados públicos. Alonso, Hoffmann y Molina han actuado como fieles recaudadores fiscales.
La paritaria 2022 de los empleados públicos de Santa Fe ha cerrado a la baja, con cifras mentirosas y que extienden hasta febrero del 2023 el cobro de las últimas cuotas. Sin embargo, se trata solamente de un cierre episódico.
La inflación que seguirá creciendo día a día, los tarifazos del orden del 50 al 80 % que se esperan estos meses y el costo de la canasta familiar, que trepará a los $300.000 para el final del verano, son los factores desencadenantes de las luchas por venir.
La única explicación para este “cierre” a la baja es que aún no hemos irrumpido en escena y de manera coordinada (a través de autoconvocatorias) los trabajadores estatales, municipales, docentes y de la salud, en la perspectiva de la HUELGA GENERAL por tiempo indeterminado.
La huelga docente de 17 días (aislados) de agosto-septiembre, que puso en vilo el acuerdo de ajuste, tuvo la debilidad de no imponer el reclamo obrero por medio del método de la huelga por tiempo indeterminado, que no necesariamente significa más días de paro, sino la total disposición a la lucha hasta conseguir las reivindicaciones poniendo en jaque al gobierno.
En un sentido opuesto al método de la huelga indeterminada, las conducciones de oposición de la provincia propiciaron un largo período de “paros a cuentagotas” que generaron el desgaste y el desangre de las medidas sin obtener resultados, evitando por todos los medios el desarrollo de un canal de lucha, negándose a ocupar un rol de dirección y reclamando a la burocracia entregadora que se ponga a la cabeza.
Distinto ha sido el método que siguieron residentes y concurrentes autoconvocados de CABA, que por la vía del paro por tiempo indeterminado lograron reabrir en noviembre una paritaria cerrada semanas antes por la burocracia y alcanzaron los $200.000 de piso; o los SUTEBAs opositores, que lograron poner en pie el paro docente en toda la provincia de Bs As; o los enfermeros y enfermeras contratados del Hospital de Baigorria de nuestra provincia, que mediante la toma de la administración y el corte de la ruta 11 lograron la renovación inmediata de todos los contratos que vencían en julio pasado.
Con asambleas y plenarios, debemos preparar la HUELGA conjunta y autoconvocada de estatales, docentes, municipales y trabajadores de la salud. Por el salario igual al costo de la canasta familiar, la indexación automática por inflación, las condiciones de trabajo y el pase a planta de todos los precarizados y contratados.