Compañera Inés, hasta la victoria

Escribe Cecilia P.

Compañera Inés, hasta la victoria

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En estas horas, hemos perdido a una gran persona y a una gran compañera, Inés Rojas. Su militancia y su humanidad dejó trazada una huella en todos los compañeros de la zona sur de la CABA, y en muchos otros trabajadores y luchadores que la conocieron.

Inés militó en Parque Patricios y en Barracas, donde participó del desafío de la apertura de un nuevo local en aquel barrio. De allí, pasó a la militancia en la villa 21-24, donde buscó recuperar la historia del Polo, iniciada en el 2001, con la voluntad y el compromiso militante que todos le conocíamos. Muchos de los vecinos y trabajadores de la villa estaban acostumbrados a ver su pequeña figura caminando por los pasillos, invitándolos a luchar por la urbanización de la villa y por el derecho al trabajo. Gran constructora del Polo, le gustaba recordar el logro que significó la apertura de un pequeño local que después quedó chico, frente a asambleas cada vez más numerosas de vecinos desocupados. Con tremendo compromiso, el Polo no paró de crecer. En el curso del último año, luego de haberse distanciado del PO oficial, no vaciló en adherir a la Tendencia, dispuesta a recuperar el programa histórico de nuestro partido. En los meses, que pasaron, aún con su salud deteriorada, no dejó de participar en nuestras actividades. Recordamos especialmente la felicidad que tenía el día que salimos a piquetear el primer número de Política Obrera, un día de alegría revolucionaria. Volvíamos decididas a estar en la calle, con nuestro periódico y, más convencidas que nunca, que estábamos en el lugar indicado. Nos queda la imagen de Ine abordando a los vecinos, con una voluntad que superaba el límite que le marcaba su propia salud, feliz, en la esquina de San Juan y Boedo. Cuando se produjo la ocupación de Kimberly y los largos días y noches de acampe, no insistimos para que vaya, pero poco podíamos hacer frente a una determinación que no sabía de enfermedades y límites. La recordaremos con esa carcajada que ahuyentaba todos los males del mundo, con esa calidez en donde nos cobijaba a todos.

Querida Inés: para quienes tuvimos la alegría de reencontrarte, seguirás presente, en cada actividad y en cada piqueteo. En estas horas, todas las compañeras que militaron con ella la recordaron con enorme afecto. Hoy, nos cuesta asumir que ya no estás, pero somos de la madera con la que está hecha la clase obrera. Nos comprometemos a continuar con tu mismo empeño, voluntad y alegría militante.

Hasta la victoria siempre, querida Ine.

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