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En la semana que pasó, el gobernador Kicillof anunció la reglamentación y aplicación del Boleto Educativo Gratuito en Mar del Plata, con lo que los estudiantes contaremos con 45 boletos gratuitos para asistir al establecimiento educativo. Esto se inserta en un contexto donde, tras el último aumento anunciado el 23 de diciembre, la tarifa plana se encuentra en $119,38, y para los viajes más extensos asciende a $156,21.
Para los usuarios que deben tomarse más de dos colectivos al día, se vuelve impagable; para las personas que deben llevar a sus hijos al colegio se vuelve impagable; para los estudiantes que deben ir de su casa a la facultad y de esta al trabajo, impagable.
Pero el problema no solo radica en el precio del boleto, sino que no está garantizado el uso del servicio, pues la frecuencia es mínima, generando dificultades para la asistencia a los lugares de trabajo o a las cursadas. Reiteradamente, los colectivos no paran, y si paran, muchas veces viajamos hacinados y con una pésima salubridad.
Muchos estudiantes que asisten a la Universidad Nacional de Mar del Plata no solo deben tomarse más de dos colectivos, sino que viven en las localidades de General Alvarado, obligándolos a gastar mínimamente cuatro boletos al día. Es decir, que las condiciones de cursada para estos compañeros no está garantizada, y 45 boletos gratuitos no van a solucionar esta problemática. No garantiza la cursada incluso para quien debe tomarse dos o tres colectivos para asistir a clase.
Si bien la aplicación del BEG, 8 años después de que se aprobara en la legislatura de la provincia de Buenos Aires, es un triunfo para el movimiento estudiantil marplatense que dió fuertes luchas para conseguirlo, en nuestra localidad 45 boletos son insuficientes para cubrir el transporte que usa una parte importante de los estudiantes. Los estudiantes y la comunidad en general necesitan tener garantizado el acceso al transporte público, y que su valor no sea impagable.
Esta situación de aumento del boleto tiene cómo precedente que el “Honorable” Concejo Deliberante de la ciudad le ha otorgado la facultad al actual intendente Montenegro de aumentar el precio del boleto a su gusto y semejanza, o mejor dicho, a gusto y semejanza de Juan Inza y la cámara de transporte marplatense.
La excusa del incremento de la tarifa plana es que los subsidios otorgados son insuficientes, y es por ello también que no existen colectivos ni choferes para mantener una frecuencia útil para la comunidad. Quien debe determinar si los subsidios son suficientes o no y cuál debe ser el destino de esos subsidios son los usuarios del transporte público, y no los empresarios que se llenan los bolsillos a costa de un servicio pésimo y sobrevaluado. Para esto, exigimos la apertura de los libros de las empresas de transporte.
Por esto, le planteamos a nuestros compañeros de la universidad que tenemos que ir a una unión con toda la clase obrera marplatense, para que el transporte público esté al servicio de los usuarios y bajo control obrero.