Escribe Juan Ferro
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La posición histórica de la burocracia de la UOM fue siempre mantener las paritarias al “viejo estilo” de discusiones anuales en “cuotas”, a las que hace algunos años se les agregó la llamada cláusula de revisión, tres o cuatro meses antes de su finalización.
Pero para la discusión de los salarios del 2023, la UOM se ha sumado a los acuerdos cortos. Los acuerdos cortos son un reclamo de las grandes terminales. Tienen como propósito central que se reediten acuerdos de flexibilización que de hecho están transformando a toda la industria automotriz en un régimen continuo, como en Toyota, donde se establecieron el trabajo de los fines de semana aademás de un sistema de bonos y premios al presentismo que representan el 65 % del salario.
El SMATA, donde conviven “gordos” (Manrique) con “cristinistas” (Pigñanelli), es “vanguardia” en hacer pasar en los hechos una reforma laboral. El diario La Nacion afirma que algunas paritarias ya ni pasan por el Ministerio de Trabajo y se discuten en el despacho del ministro de Economia. El reclamo de Furlan del 20 % trimestral para empezar a “negociar”, cuando en febrero la inflacion fue del 6.6 %, además de ser una miseria (fundamentalmente en los talleres, que aportan el 80 % de los afiliados a la UOM ), a ser refrendado en el congreso de delegados, suma a la destrucción lisa y llana de la paritaria.
Si Caló primero eliminó categorías y luego, con el Ingreso Mínimo Global de Referencia (IMGR), destruyó el básico de convenio, Furlan prepara ahora a la UOM al mismo régimen de flexibilizacion del SMATA. De hecho, la directiva de Villa Constitución (una hija dilecta de Furlan) quiere llevar adelante la propuesta de un régimen de 12 horas para Acindar e impulsar acuerdos de producción y bonos, como en Toyota.