Derrumbe en Floresta: de la “crisis habitacional” a la tragedia

Escribe Olga Cristóbal

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Por lo menos un centenar de personas se encuentra a la intemperie después de haberlo perdido todo en el derrumbe de una enorme casa tomada, en el barrio de Floresta, el martes 25 de abril. Vivían 32 familias, 150 personas, la mayoría niños.

Los bomberos rescataron más de 40 personas, pero un muchacho de 19 años y una nena de 12 murieron, atrapados por los escombros. Se cree que murió otra persona, Felicita Cherre Ruiz, de 72 años, pero la búsqueda se suspendió por el riesgo de derrumbe hasta este jueves, cuando llegue del interior una grúa especial.

La Guardia Urbana afirma que la tragedia de Rivadavia al 7800 se debió a que al edificio original se le habían ido agregando cuartos y piecitas, que se precipitaron sobre la construcción original. Los vecinos lo desmienten.

También, en el afán de desprestigiar a los habitantes de Rivadavia al 7800, algunos medios dijeron que había talleres clandestinos y hasta un prostíbulo. “Eran gente de trabajo, a la mañana salían un montón de chicos con guardapolvos blancos para ir a la escuela”, retrucan indignados vecinos de la cuadra. También Edwin, uno de los que se quedó en la calle: “Yo vivo al fondo con mi mujer, mi hija de dos años, mi tía, su pareja y mis sobrinos. Estoy ahí hace 16 años. Pagamos luz, agua, ABL. Tengo un trabajo en blanco en una empresa de indumentaria”. En esas condiciones viven los obreros textiles en la Argentina.

Ayer jueves, una asamblea desconoció un documento del gobierno, supuestamente firmado de forma inconsulta por tres vecinos, en el que aceptaban ir a los hoteles, otro infierno que solo sirve para enriquecer a sus dueños, punteros cercanos al gobierno. Reclaman que les faciliten un lugar permanente donde vivir.

Los fallecidos fueron identificados como Jefferson Aquino (19) y Gabriela Jamile (12). Jefferson dormía con su esposa y su beba recién nacida en una habitación donde solo cabía una cama y un roperito. La madre atinó a tapar a la nena con su cuerpo y correr, él no tuvo tiempo. Ambas permanecen en un hospital porque no tienen donde ir y el gobierno no se hace cargo.

Gabriela cursaban séptimo grado en la escuela N°1 “Alfredo Ferreyra”, ubicada en Ramón Falcon 4126. A la misma escuela asisten sus hermanitos. La mamá es docente del Centro de Primera Infancia (CPI) “Los sueños de Patricia”, en La Paternal. En esas condiciones viven los docentes en la Argentina.

Los docentes de las escuelas del barrio están juntando dinero, ropa, alimentos y todo lo que pueda ayudar a las familias que perdieron todo. La solidaridad de los otros explotados es la única certeza con la que cuentan los explotados.

La “crisis habitacional” no surge de la nada. Es culpa de la concentración de la tierra y la vivienda en unos pocos, del afán de lucro de las constructoras, de los políticos patronales que gobiernan para ellas. El gobierno de Larreta, que no puede entregar una vivienda decente a nadie, es el mismo que la semana pasada perdonó los impuestos a las constructoras que se llenan de oro.

Es cuestión de vida o muerte construir una alternativa política de los trabajadores. Por los Jefferson y las Gabriela.

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