Coronavirus: extorsión israelí sobre Gaza

Escribe Norberto Malaj

Coronavirus: extorsión israelí sobre Gaza

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Aunque los gobiernos de Hamas de la Franja de Gaza y el sionista de Netanyahu lo desmintieron es vox populi en todo Medio Oriente que se está negociando un intercambio de dos civiles prisioneros y los restos de dos soldados israelíes en la franja de Gaza por respiradores imprescindibles para ese territorio. “Si (Israel) mostrara más generosidad y menos regateo” la operación ya hubiera tenido lugar. “Si Israel tuviera una pizca de sentimiento humano hacia los habitantes de la Franja de Gaza, al menos durante la pandemia de coronavirus, inmediatamente levantaría todas las prohibiciones y permitiría ayuda médica y económica ilimitada en el enclave” (Gideon Levy en Haaretz, 15/4).

“El mundo entero ha cambiado -dice Levy-, excepto la prisión más grande de todas, que espera ansiosamente un brote con solo 65 respiradores, sin kits de prueba para más de 2 millones de personas y con puertas cerradas cuya llave está en manos del carcelero israelí” (ídem).

Hace más de 15 años que los sionistas estrangulan la vida de la Franja, prohíben la entrada y salida de mercaderías y seres humanos –a excepción de lo que ellos autorizan. Israel, EE.UU. y los emiratos del Golfo, todos asociados, explotan la plataforma submarina del Mediterráneo palestino, un reservorio extraordinario de gas que abastece a Israel y se exporta a Egipto y Jordania. El historiador israelí Ilán Pappé, exiliado en Londres, ha denunciado que Israel practica la estrategia del "genocidio incremental" del pueblo palestino.

El 19 de mayo de 2019, el periodista Yaniv Kubovich informaba que, según fuentes de las agencias de la ONU en la Franja, “1,700 gazatíes podrían sufrir amputaciones debido a la carencia de fondos para salud”. Desde que Egipto reabrió su frontera de Rafah en noviembre de 2017, tras años de encierro absoluto “alrededor de 35 mil gazatíes dejaron la Franja” a través del único paso por el cual pueden irse. “Entre ellos emigraron 150 médicos empleados en los hospitales gazatíes”. “Los temores a este drenaje de cerebros llevó al gobierno de Hamas a prohibir la salida de nuevos médicos” (ídem).

Sistemáticamente, Israel apuntó al sector de la salud durante sus ataques, bombardeando hospitales y ambulancias, evitó la evacuación de los heridos y usó armas no convencionales como el fósforo blanco y explosivos metálicos inertes densos. “El ataque de 2014 contra Gaza dejó a 500,000 personas desplazadas, la destrucción o daños severos de más de 20,000 hogares palestinos, 148 escuelas y 45 centros de atención primaria de salud…En este último año (2019), el ejército israelí atacó a trabajadores médicos claramente identificados con la Gran Marcha del Retorno” (The Bullet, 16/4). La provisión de agua y electricidad en la Franja es intermitente. Desde 2014 está “deshabilitada la purificación de agua y el saneamiento …la destrucción por parte de Israel del sistema de agua y alcantarillado de Gaza hace que sea mucho más difícil mantener los estándares de higiene requeridos” (ídem).

La situación de la Franja de Gaza es desesperante. EE.UU. canceló hace un año el envío de ayuda humanitaria y los países del golfo que habían pasado a ser los principales donantes del gobierno de Hamas comenzaron a retacear fondos. La situación de los refugiados palestinos, junto a los de Yemen y a los sirios asentados en Turquía –entre todos ellos suman más de 10 millones– es la mayor amenaza de toda la región. Aquí Turquía pasó a ser ya el mayor propagador de la pandemia, después de Irán, con decenas de miles de infectados y casi 2 mil muertos.

¡Por una campaña internacional por el inmediato levantamiento del bloqueo a Gaza y en defensa de los campos de refugiados de todo Medio Oriente!

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