De “cloacas” e “insanías”

Escribe Norberto Malaj

Politizando las calumnias.

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El pasado 15 de abril, Prensa Obrera publicó un largo artículo titulado “El grupo de Altamira rechaza denunciar a la represión de Frederic y Berni” que simula haber encontrado el ´ángulo flojo´ de la posición de la Tendencia del Partido Obrero.

No hay que ser muy avispado para advertir que el propósito de GK no es discutir la política de la Tendencia frente a Frederic y Berni, o la acción de la policía en el frigorífico Penta ni en ningún lado. Una camarilla que expulsa a 1.200 militantes en forma sumaria, incluidos miembros del comité nacional, no tiene el propósito de clarificar cuestiones de orden político. Simplemente se han convertido en profesionales de la difamación.

El documento presentado por la camarilla a la firma del EMVyJ no tiene como propósito denunciar una represión, sino imponer la tesis de que Argentina se ha convertido en un estado policial o, dicho de otra manera, un estado gobernado por las fuerzas represivas. La prueba de este delirio sería “la asignación de tareas de ayuda social a las policías y al Ejército…”.

La camarilla de PO consiguió que este desatino fuera aprobado en pocos minutos… por WhatsApp (una discusión más respetuosa lo hubiera rechazado). Hay que decir que el quórum otorgado por el FIT-U para aprobar la reforma de regímenes especiales, pedido por el FMI, fue al mismo gobierno que presidiría ese estado policial y que apunta a preparar un nuevo 24 de marzo. Dentro del aparato del oficialismo del PO, Kane ha sido el pionero de la política parlamentaria propositiva y posibilista. Esto explica que antes del quórum mencionado, el FIT-U haya votado la ley de emergencia alimentaria propuesta por FdeT y JpC, para armar el gobierno ficticio de unidad nacional (con la abstención de IS), que ahora denuncian. Resumiendo: esa declaración es un retroceso político del EMVJ, que no es, de todos modos, una organización o frente socialista.

El PTS, por su lado, repudia la tarea del estado en los barrios populares (como la entrega de víveres por el ejército), como si la cuarentena pudiera ser impuesta ‘desde abajo’. Alcanza, dice, la “unidad con los movimientos sociales”, a sabiendas de que el 90% de ellos, por lo menos, son aparatos estatales –vinculados al gobierno de turno, y sostenedores entusiastas de la labor ‘nacional y popular’ de las fuerzas armadas. En la misma línea de adaptación al estado (para el FIT U “policial”) impulsan un voluntariado gratuito de los docentes y auxiliares en las escuelas (un voluntariado ´popular´ con organizaciones tipo Cáritas). El estado sigue estando omnipresente, con la ventaja de emplear mano de obra gratuita - todo disfrazado con la “independencia obrera”. Lo correcto no es este dislate, sino oponer al gobierno un programa y organización de los trabajadores en el terreno transitorio de una cuarentena que solamente puede establecer el estado. Guillermo el propositivo (que reivindica la colaboración con el gobierno del “Coqui” Capitanich, para sancionar el Presupuesto 2020 de Chaco, nada menos), dice que nuestra Tendencia ha aceptado “el uso de las fuerzas represivas con declarados objetivos asistenciales”. Semejante afirmación nos sorprende, como es obvio, porque nadie nos consultó por esa participación; como en una guerra, no te consultan, te involucrás en ella con un programa de derrocamiento del capital. Simplemente, partimos de lo que hay. La camarilla dice ‘vuelvan a los cuarteles’, como si esto no fuera una ‘aceptación’ de las fuerzas armadas, y como si contara por anticipado con la opinión favorable de las masas. Nosotros decimos: confrontemos todos los aspectos de la política oficial con un programa propio, que no se salte en forma arbitraria la comprensión que tienen los trabajadores de esta cuarentena, en términos políticos. Es lo que han hecho los marxistas durante doscientos años.

Dialéctica

GK, el parlamentario propositivo, se cree con autoridad para dictar clases de filosofía. “En la dialéctica de la realidad –dice– la forma suele (¿´suele´?) ser la expresión del contenido”. El hombre ni siquiera ha leído bien los manuales de Politzer. Las cosas son exactamente al revés. La realidad (su contenido) se expresa siempre, dialécticamente, bajo una forma trastocada, diferente. Bajo el capitalismo las cosas se nos presentan como fetiches. Si fuera como dice GK no sería necesaria la ciencia, ni nada que nos ´revele´ la realidad. Invitamos al compañero GK a leer uno de los últimos libros de Pablo Rieznik donde explica muy pedagógicamente esto.

Pero dejemos por un momento la filosofía. Según nuestro teórico, primero salimos a denunciar que “el estado de sitio infecta”, y ahora se ´contradicen´ porque defienden la cuarentena. Para que la cuarentena sea un estado de sitio, es necesario que se suspendan las garantías constitucionales. Quienes la caracterizan como dice GK son Trump y Bolsonaro, enemigos del “distanciamiento social”. Las bandas fascistas proclaman, en Estados Unidos, que “Distanciamiento Social = Comunismo”. En este punto GK y el aparato hacen causa común con Milei – dando veracidad al ‘trotskismo-liberal’. Que GK calumnie a Altamira como un “personalista caprichoso” solamente muestra que ni sabe acerca de qué está polemizando. Como la cuarentena es una forma extrema de coacción estatal, al punto que multa al que no sale con barbijo, la agitación política contra el estado de sitio es fundamental. Todo lo contrario hace quien asegura que estamos ante “un estado de sitio no declarado”, en referencia al gobierno a quien le han dado votos y quórum en el Congreso.

La izquierda democratizante ha adoptado una posición infantilista. Oscila entre el foquismo –combatir a las fuerzas armadas– y el pacifismo a la Juan B. Justo –el ejército en el cuartel. Después de dos años combatiendo contra la consigna Fuera Macri, aparecen caracterizando un estado policial, en medio de una de las transiciones políticas más disgregantes del estado capitalista.

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