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El cierre de las listas para las PASO fue saludado con una suba del mercado de valores y de los bonos en dólares de la deuda pública. La Bolsa subió, por primera vez, por la designación de un candidato del oficialismo considerado “competitivo”, cuando hasta ese momento sólo celebraba lo que veía asociado a una derrota del gobierno en octubre. Cristina dio vuelta la taba, premiando al ministro que lucha por cumplir con el FMI. La vice volvió a probar que es capaz de dar más vueltas que un trompo.
En el acto que compartió con Massa este lunes, para celebrar la recuperación de un avión de los “vuelos de la muerte”, Cristina Kirchner dio, sin embargo, una versión manipulada de los hechos. Dijo que su logro no fue blanquear al ministro del FMI sino unir al peronismo. Detrás de ese altruismo, lo único que consiguió fue decirle al FMI que ella no era la única justicialista que había aprobado a su pollo, sino todo el peronismo, con gobernadores e intendentes. Contó hasta con la colaboración de Juan Grabois, que se anotó en una interna mentirosa para legitimar la candidatura de Massa. Lo que terminó ocurriendo es que desplazó a los “hijos de la generación diezmada”, como Wado de Pedro, por quien luce mejor, en apariencia, para manejar una corrida cambiaria. Contento con la designación de Massa, Kicillof descartó un desdoblamiento electoral que tenía preparado en la provincia.
Con la candidatura de Massa, se han impuesto los intereses de los tenedores de deuda pública local (bancos, fondos comunes y compañías de seguros), doblemente indexada a la inflación y a la devaluación. No es poco dinero, pues equivalen a 120 mil millones de dólares. A esto se suma la deuda del Banco Central (Leliq) por 20 billones de pesos, a tasas de interés estratosféricas. Los políticos como CFK y Massa, que son pintados como “casta” por los medios de comunicación, constituyen por sobre todo funcionarios del gran capital nacional y también extranjero. Cristina Kirchner admitió, en la rueda del lunes con Massa, que la inflación ‘nacional y popular’ ha redundado en grandes ganancias para el capital. Los balances empresarios del ´circulo rojo´ -bancos, petroleras y empresas de servicios- han arrojado un salto expresivo de las utilidades, al calor de la indexación regular de precios y los tarifazos.
La “candidatura de unidad” de Massa, que se impuso a tires y aflojes e incluso a una maniobra desesperada final de kirchneristas, es un instrumento de un arbitraje, en primer lugar, al interior de la crisis en la Unión Patriótica. Pero el escenario de contradicciones es mucho más vasto. Ahí está la pulseada con el FMI, que reclama una devaluación importante del peso, mientras Massa ofrece más dólares con premio a la exportación y tarifas más altas a los importadores. Al unir a gobernadores y burócratas sindicales y de organizaciones sociales con su candidatura, Massa ofrece a las patronales algo que no le puede dar el macrismo: un aparato infiltrado entre los trabajadores, con el propósito de doblegar las tendencias de lucha en las masas, como se ve en sindicatos importantes. La rebelión popular en Jujuy ha demostrado que JxC no tiene esa capacidad, incluso cuando ha copado los tres poderes constitucionales del Estado.
Mirado de conjunto, el cierre de listas ha sido, para utilizar la jerga de moda, la consolidación de la casta en toda su extensión. De los dos lados de la grieta, las listas han atornillado a los representantes más connotados del gran capital. Esto incluye, naturalmente, al anticasta Milei, y sus acuerdos con punteros derechistas del interior. La unción de Massa y de Rossi fue la frutilla del postre. La Bolsa respira, los bonos suben. “Argentina va a la derecha en una América Latina inclinada a la izquierda”, celebra Bloomberg, con la foto de Massa en su portal. Por primera vez, algunos encuestadores admiten que el oficialismo podría llegar a la segunda vuelta e incluso ganarla. Los kirchneristas de paladar negro acarician la posibilidad de prevalecer sobre Massa desde el Congreso, olvidando que, en tal caso, el flamante ministro-candidato no vacilaría en armar una mayoría con el larretismo. La columna ‘nacional y popular’ se ha convertido en servicial a Massa y al FMI, para que no la dejen afuera del Estado.
Los lenguaraces del kirchnerismo se han dedicado a explicar la supuesta ´perspicacia´ o astucia de su adhesión a Massa con el pretexto de que deben enfrentar un “giro reaccionario de las masas”, que estarían dispuestas a votar a Bullrich o Milei. Pero las masas no van a la derecha sino que huyen del kirchnerismo, que las ha sumido en el mayor nivel de pobreza y que no es capaz de manejar con alguna eficiencia el Estado. Al derechizarse junto, supuestamente, con las masas, los K hacen lo contrario de lo que hizo esa derecha cuando las masas se ‘izquierdizaron’, en 2019, con el voto a los Fernández. Los Kirchner nunca dejaron de adaptarse a las tendencias de la crisis capitalista –endeudarse y privatizar, y desendeudar y ‘estatizar’- cuando el endeudamiento y las privatizaciones entraron en crisis. Lo mismo ocurrirá con Massa de ahora en más.
Las masas superarán el impasse que les provoca la crisis actual y las decepciones políticas, en primer lugar, mediante la lucha. En segundo lugar, asimilando esta nueva experiencia catastrófica y arribando a conclusiones socialistas.
El FMI impuso sus candidatos en la Unión Patriótica Fracasó el operativo improvisado de CFK de abroquelarse en el kirchnerismo. Por Jorge Altamira, 24/06/2023.