Nuevo juicio por el femicidio de Luna Ortiz: continúa la impunidad, se refuerza la lucha

Escribe Ximena Arrece

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Después de más de un año de espera, se concretó el juicio de censura de la segunda instancia judicial por el femicidio de Luna Ortiz, joven de 19 años asesinada en la localidad de Tigre. El año pasado, el tribunal de Casación de La Plata le cambió la carátula a la causa del único detenido, Isaías Villarreal, pasando a homicidio culposo y dejándolo en libertad, después de pasar un poco más de cuatro años en prisión. Este nuevo juicio ha ratificado su libertad y seguirá viviendo a seis cuadras de la casa de la familia de Luna, ya que no han modificado la perimetral de sólo 500 metros otorgada hace un año. Una vez más, las calles se inundaron de gente reclamando, junto a su familia, el cambio de carátula a femicidio. En las anteriores instancias, tanto jueces como fiscales negaron la figura de femicidio. En esta última, a pesar del fallo de sólo cuatro años, los jueces del TOC N°7 y el fiscal Murillo aceptaron en dicha resolución la mediación en la muerte de violencia de género y de vulnerabilidad de la víctima que, aunque sólo hayan enviado a Villarreal a realizar un curso, deja un precedente para la próxima apelación que realizará la familia.

Desde hace más de seis años, que el movimiento de mujeres de zona Norte viene organizándose junto a familiares y víctimas. El femicidio de Luna Ortiz fue un antes y un después en esa organización. Quizá porque aparece asesinada en la casa de Villarreal un 3 de junio de 2017, mientras nos preparábamos para marchar al Congreso al grito de Niunamenos. Quizá también porque desde el minuto uno de su desaparición vimos como aquella consigna de "el Estado es responsable" se hacía cada vez más visible a cada paso que daba su familia en búsqueda de la verdad y la justicia. No olvidamos, que el mismo fiscal- Marcelo Fuenzalida- que se negó a caratular el crimen como femicidio también le negó el reconocimiento del cuerpo de Luna a su familia, quién pudo verla después de 72 hs. del crimen recién en la sala velatoria. Fuenzalida es uno de los grandes responsables de que la investigación sobre el caso tenga tantas dificultades, ya que desde el comienzo sostuvo que Luna fue culpable de su propia muerte por tener una adicción a las drogas y tener relaciones sexuales a los 19 años. Apoyado en la revictimización y el señalamiento sobre la familia, bajo el discurso de la "mala víctima", desarrolló una investigación con enormes falencias y demoras, dividiendo la causa en cuatro partes.

Tampoco olvidamos que Villarreal paseó a Luna semidesvanecida en las narices de las miles de cámaras del distrito de Tigre y sus fragantes dispositivos de seguridad, del que tanto hacen gala los Massa y los Zamora. Luna fue drogada y arrastrada a un raid sexual, donde fue intercambiada por drogas, tanto en lugares céntricos como el Casino de Tigre como en barrios periféricos como la villa Garrote, sin que existiera alarma alguna. No sólo eso, sino que además, el municipio de Tigre le negó el acceso a las grabaciones de dichas cámaras a la familia, para luego otorgar el permiso un día en el que las grabaciones ya habían sido borradas.

Pero mientras las distintas instituciones del Estado ponían todas estas trabas y demostraban su responsabilidad en la violencia y los femicidios, la organización del movimiento de mujeres y las familias fue creciendo. Marisa y Facundo, padres de Luna, se han convertido en verdaderos referentes e impulsores de la lucha por justicia de muchísimas familias, en la zona Norte y en el país. Esta nueva movilización, que volvió a cortar la Av. Centenario con cientos de personas, se gestó con tres asambleas previas, donde coordinamos distintas organizaciones y activistas del territorio. Se realizaron acciones previas de agitaciones y pegatinas en Benavídez, Tigre, San Fernando y San Isidro. También participaron familiares de otras localidades como la madre de Johana Ramallo, los padres de Cecilia Basaldúa y de Lucía Pérez.

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