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En diversas ocasiones hemos criticado el slogan “la tercera fuerza” que el Frente de Izquierda-Unidad hizo suya en las elecciones de 2021. Algún periodista llegó a advertir que la consigna consagraba un rol “testimonial”. El rol “testimonial”, en cualquier cuadro político, es un acto de complicidad. En las PASO actuales, ese reñidero que es el FIT-U se vio obligado a olvidar el slogan del ‘tercero’ en discordia, por razones obvias: un descenso en la tabla de posiciones que no es inocuo, porque la extrema derecha lo reemplaza, holgadamente, como factor de atracción. Pero un punto de esta complicidad sistémica (“testimonial”) viene cobrando mayor gravitaión: nos referimos a las enormes sumas de dinero invertidas por el FIT-U en las campañas electorales; en varios rubros supera a las fuerzas del sistema mismo. Cualquiera lo ve en la calle, sin que suscite el menor entusiasmo.
La profusa publicidad en las redes sociales, en los carteles luminosos pagados en las avenidas, las gigantografías en ciudades y en las autopistas más transitadas del país, más los espacios comprados en los principales medios de comunicación e incluso de transporte, dan cuenta de decenas de millones de pesos –por ahora en las PASO-. El FIT-U ha adoptado los métodos que la izquierda ha denunciado toda la vida en todo el mundo: la preeminencia del dinero sobre la libre expresión de la voluntad popular. La denuncia del llamado “financiamiento de la política” apunta ahora hacia la izquierda, ya sea la que se “planta” como la que “renueva”. El método, que consiste en reemplazar la propaganda socialista por la publicidad, caracteriza típicamente a los aparatos. La burguesía no ha sido indiferente a esta tendencia –la organización brasileña vinculada al MST de Argentina recibió y reconoció haber recibido aportes públicos de Gerdau, una de las principales siderúrgicas de aquel país-.
Un informe de Infobae, en base a lo publicado en el Boletín Oficial, detalla que detrás de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, el Frente de Izquierda se ubica como ´tercera fuerza´ en materia de fondos recibidos por parte del Estado. Mientras que los dos primeros suman $419 millones y $389 millones, respectivamente, el FIT-U se alza con casi $100 millones, en un empate técnico con el partido Libertad Avanza de Javier Milei. Estos montos se contabilizan aparte de los fondos que se entregan a todos los partidos para la impresión de boletas, que representan varias decenas de millones más por cada fuerza y deben ser justificados como gastos electorales.
Un financiamiento adicional para los partidos figura como aportes privados para solventar campañas electorales. Recientemente, un medio de comunicación destacó que el FIT-U, en este rubro, se elevó en el podio de tercera a segunda fuerza, superando al peronismo. Unión por la Patria declaró $13.000.000, el FIT-U lo dobló: $26.000.000 en aportes privados.
El costo de espacios de publicidad callejera es delirante: Elisa Carrió atribuyó a una sola gigantografía un costo de 1 millón 800.000 pesos (unos 4.500 dólares, a un cambio promedio de 400 pesos el dólar). El gasto destinado a las redes sociales, parte de cuyas pautas quedan registradas en la página de META (Facebook e Instagram), es de acceso público. Las principales inversiones de los partidos FIT-U en estas dos redes sociales están centradas en las cuentas personales de las principales figuras del frente: Del Caño ($626.578), Vilca ($670.513), Carla Deiana ($1.334.589, muy por encima de su rival de la interna santafesina, Octavio Crivaro, que figura con ´apenas´ $224.908 invertidos), Cele Fierro ($2.063.510), Solano ($1.348.163), Bregman ($1.679.980) y Bodart ($4.250.632), entre otros. Una ponderación media del dólar, como el que reclama el FMI, equivale a 400 pesos y así el monto de Bodart, por ejemplo, sería de más de 10 mil dólares. El lector deberá hacer, si le interesa, la conversión en cada caso.
A esto deben añadirse las pautas de las organizaciones. Una cuenta llamada Frente de Izquierda, que publicita la campaña de Solano-Ripoll, figura con $5.250.090 gastados en publicidad. Otra cuenta también llamada Frente de Izquierda, pero que publicita a los candidatos del PTS, aparece con un gasto de $10.107.222. Si se suman los gastos de los cuatro partidos del FIT-U y de las cuentas personales de algunos de sus candidatos más importantes, la cifra sobrepasa los $40.000.000 – 100 mil dólares. Estos números tienen en cuenta los últimos 90 días de campaña solamente. Por fuera del FIT-U, la cuenta de Manuela Castañeira, del NMAS, aparece con un gasto de $17.209.987, mientras que la cuenta de Política Obrera (no hay otras) figura con $849.598, o sea dos mil dólares.
Un aspecto importante a tener en cuenta es el tipo de propaganda en la que se está invirtiendo. La publicidades de las dos alas de este frente están centradas en slogans electorales, como son “levantá a la izquierda” y “la izquierda que se planta”. En el podio de las publicidades, se encuentra el 'jingle' de Solano “mejor votá distinto, no a los mismos gatos” y “no es izquierda light, no es como Del Caño”, entre las que llevan más dinero gastado. El video se encuentra entre las publicidades con mayor dinero invertido por parte de la cuenta del Frente de Izquierda. El Partido Obrero oficial ha realizado, además, una inversión en bots en redes sociales para aparentar un apoyo masivo a Solano en la interna del FIT-U, como puede observar cualquier usuario que indague en los ´cruces´ que las facciones de ambos grupos vienen protagonizando.
Por contraste, la cuenta oficial del Partido Obrero figura con $0 de inversión en publicidad, la del PTS lo mismo. La cuenta del Polo Obrero oficial cuenta con más de $360.000 invertidos en publicidad. Este desfinanciamiento de las cuentas partidarias contrasta con los exorbitantes gastos en las cuentas personales, así como en las cuentas del Frente de Izquierda y de las organizaciones sociales. Dime qué financias y te diré en qué te disuelves.
La ostentación publicitaria y el despilfarro millonario de dinero en la campaña electoral del FIT-U ha sido autorreferencial. Apunta intensamente a la difusión de 'jingles' y slogans publicitarios y a una abundante proliferanción de insultos y descalificaciones mutuas. El campeón en este último rubro es el Partido Obrero oficial, como lo fue el PTS en 2015. A medida que se acerca el cierre de campaña, la violencia verbal entre estos grupos se exacerba. A esta campaña es que se destinan los fondos millonarios utilizados por el FIT-U.
El financiamiento y el gasto en la campaña electoral es representativo de un cooptación al régimen político, que se manifiesta en la práctica de las campañas. “Todo o nada”, de Bullrich, “Cambiemos la vida” de Larreta, “La Patria está primero” de Massa, es el contrapunto a “Levantá la Izquierda” del PTS y “El partido que se planta” del PO (O). Hay una complicidad política en el engaño, porque toda la situación de Argentina apunta en dirección a mayores catástrofes. Es diferente a lo que dice Ramal en nueve segundos -el espacio que disponemos-: “No hay cambio si los trabajadores no toman las riendas del poder en sus propias manos”.
En esta masacre interna del FIT-U está en juego no sólo el reparto de las candidaturas y las bancas parlamentarias, sino también el reparto de los montos de dinero que entregará el Estado en las próximas elecciones.