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El resultado obtenido por Política Obrera fue de 62.000 votos. Sin embargo, nuestro partido, Política Obrera, se presentó a las elecciones con una conciencia clarísima de que no reuníamos las condiciones para una pelea por el voto. No tenemos los recursos y el aparato para tanto. La censura mediática sobre nosotros ha sido implacable. Hemos centrado con 12 segundos para la publicidad paga del Estado, con una periodicidad inferior al resto de las fuerzas. Una gran parte de nuestro tiempo, ya en campaña electoral, fue insumida en atender a reclamos burocráticos de la Justicia Electoral, como había ocurrido antes de iniciada la campaña. Una considerable parte de los medios y del electorado nos consideraba parte del FIT-U.
Nuestra participación electoral tuvo un propósito de propaganda, de refuerzo de vínculos en empresas y barrios y del reclutamiento de luchadores. En estos términos, Política Obrera, nuestro partido, considera que la campaña ha sido exitosa. Simplemente un dato: mientras los distritos donde presentamos lista completa fueron solamente cinco (de los 24 nacionales) la lista nacional fue defendida con fiscales en Mendoza, San Juan, Jujuy, Catamarca, Santa Fe, Córdoba, Chaco, La Rioja, Misiones, Entre Ríos, Corrientes, Formosa, Río Negro, Santa Cruz y Neuquén. Lo mismo ocurrió en el 90 % de las Comunas, en Caba y en 60 distritos de la provincia de Buenos Aires.
La conquista de la personería nacional tuvo el propósito de intervenir en forma viva en la colosal crisis nacional. Éramos muchos menos en la última dictadura genocida, pero la lucha que libramos por su fracaso y derrocamiento nos dio la autoridad que fundó nuestro gran crecimiento posterior. Ahora ocurrirá lo mismo. Un partido que se sustrae a utilizar todos los medios disponibles a su alcance, en una etapa como esta, no tiene futuro.
La cuestión del derrumbe del FIT-U fue, ciertamente, fundamental. Tempranamente caracterizamos que se había convertido en un “activo tóxico”, por lo cual desafiamos políticamente a quienes promovían “mayor unidad”. La única unidad sólida es aquella que, en todo momento, se basa en la delimitación y en la claridad. Los hechos nos han dado la razón. Ese pseudofrente está clínicamente muerto, sólo le falta el certificado de defunción. Política Obrera, nuestro partido, ha sido el único en contribuir a una clarificación que servirá, sin ninguna clase de dudas, a obreros y luchadores que buscan un camino consistente para abatir al capitalismo.
Esta caracterización de nuestra campaña nos enfrenta ahora a un desafío mayor: a convertir en permanentes a las conquistas y adhesiones que pueden acabar siendo episódicas, si no sabemos entrelazar los eslabones conseguidos con los que emergen en la nueva etapa. Este ha sido siempre un gran desafío. Por eso, procederemos a convocar plenarios y congresos, en medio de la lucha que se abre con el vaciamiento de poder detonado por los resultados de las PASO y que ya se manifiestan, apenas 24 horas después, en toda clase de corridas cambiarias, inflación y dislocamiento del régimen político.