Un nuevo femicidio en Tigre y un nuevo calvario para la familia

Escribe Ximena Arrece

Tiempo de lectura: 2 minutos

Después de dos días de intensa búsqueda por parte de su familia y vecinos, Amanda Aguirre, una adolescente de 14 años de Rincón de Milberg, fue encontrada sin vida. La cronología de lo que ocurrió es una espectacular muestra del grado de violencia e impunidad.

El miércoles 6/9, cuando la mamá de Amanda se entera de que la nena se había ido sin decir adónde y observa que tiene el teléfono apagado, hace la denuncia al Destacamento Policial de Rincón de Milberg. Como de costumbre, no se la toman hasta que transcurran 72 horas. El barrio Ahorcado, donde vive la familia, comienza entonces a alborotarse. Compañeras vecinas de distintas organizaciones imponen que se tome la denuncia, piquete y movilización mediante. Una cámara de seguridad privada muestra como Amanda entra en un pasillo de la villa Ahorcado, a pocas cuadras de su casa, donde su cuñado, la violó y la mató. La policía jamás rastrilló el pasillo señalado, aunque afirma haber hecho otros rastrillajes sobre supuestas pistas.

El viernes siguiente el cuñado de Amanda admite a su esposa que mató a su hermana. La policía de investigaciones no había allanado el lugar señalado por las cámaras. El cuerpo de Amanda estaba entre chapas y maderas en el patio; nunca la buscaron. La familia se entera de que encontraron el cuerpo sin vida por los medios de comunicación.

A las 11 de la mañana del viernes, la fiscalía de Rincón, a cargo del fiscal Sebastián Fitipaldi, retiene a la mamá y las hermanas en el Departamento Policial. Alrededor de las 5 de la tarde, una abogada compañera de la zona se presenta como letrada de la madre y hermanas, pero la policía, en nombre del fiscal, no le permite el ingreso. Compañeras de varias organizaciones, denuncian el maltrato y la revictimización al Ministerio de Mujeres y Diversidad de Nación y Provincia y al Ministerio de Seguridad nacional. Al unísono, los funcionarios del gobierno nacional patearon la pelota al poder judicial. La Secretaría de Género de Tigre avaló todo el accionar de la policía y la fiscalía. Ya el día anterior, mientras se cortaba la ruta 27 en pedido de la búsqueda de Amanda, funcionarios del Municipio habían amenazado que, si no se levantaba el piquete con los reclamos, la policía iba a dejar de rastrillar.

La gente del barrio y organizaciones se concentraron frente a la puerta del Destacamento de Rincón. Comenzaron los llamados a las organizaciones de mujeres y de derechos humanos y se presentó un habeas corpus en la fiscalía. En un décimo intento de exigencia del derecho a una tutela legal y contra la retención ilegal de la familia, y bajo la filmación de celulares, se logra que ingrese la abogada. Durante esas casi 12 horas en la comisaría nunca les tomaron testimonio.

En los últimos 15 años, de casi una decena de femicidios ocurridos en la localidad de Tigre, sólo uno tiene condena. Mucho tiene que ver el accionar de las fiscalías, la policía y el Municipio, que apuntan contra las víctimas y sus familias y vacían la investigación y la reunión de pruebas para los juicios que llegan varios años después. "Ustedes no entienden los tiempos de la justicia", reclamaba una funcionaria de Géneros del municipio. Desde hace varios años, en la zona norte las familias enfrentan todos estos atropellos por parte del Estado, vienen organizándose, junto al movimiento de mujeres y disidencias, y ganando experiencia en la lucha. La coordinación, el debate y la independencia política se vuelven claves en un contexto de crecimiento de la descomposición social. Y la organización y la lucha, nuestras únicas herramientas para hacerle frente.

Justicia por Amanda Aguirre y por todas las mujeres y niñas desaparecidas y asesinadas. Destitución para todos los funcionarios públicos que violaron los derechos más básicos de la familia.

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