Escribe Juan Ferro
Tiempo de lectura: 3 minutos
La burocracia sindical ha entrado en una bancarrota sin precedentes. Los dirigentes de la CGT han perdido el viejo recurso de recalar en las listas del PJ, poblando de “diputados obreros” el parlamento. La CTA ‘autónoma’ esta relegada a una agencia del gobierno de Massa y de Kicillof.
El FITU le sigue reclamando planes de lucha a una burocracia que se está poniendo el traje de colaboracionista con un eventual gobierno ‘libertario’.
Los manotazos de Massa sobre el impuesto a las ganancias, el aumento de las jubilaciones, la ayuda a los monotributistas y las asignaciones -formuladas a menos de un mes de las elecciones- no han partido de ninguna “alerta y movilización” de la CGT.
Los elementos más repodridos de la burocracia sindical ya consideran inevitable el triunfo de Milei y han emprendido el camino del fallecido “Momo” Venegas con Macri.
En 2021, la plataforma electoral de la Libertad Avanza señalaba que era necesaria una nueva ley para “democratizar” al movimiento sindical, eliminando el unicato y la afiliación obligatoria, y que había que prohibir las reelecciones sindicales indefinidas. Después de ganar las PASO, Milei estableció una línea diametralmente opuesta, al acercarse a los sectores más derechistas de la CGT, como Gerardo Martínez y Luis Barrionuevo - gente con 40 años de reelecciones sin lista opositora.
La estrategia para reducir las indemnizaciones se comenzó a delinear en 1967, en plena dictadura de Juan Carlos Onganía. La UOCRA, en ese entonces conducida por Rogelio Coria, era parte de las direcciones sindicales denominadas "participacionistas", las más cercanas a la dictadura. Coria negoció con el gobierno militar el llamado ´fondo de desempleo´, que fue el fin de la indemnización que preveía la ley de despido para los trabajadores de la construcción. En ese acuerdo, que ahora Milei quiere para todos los gremios, se eliminaron el preaviso, la inclusión del aguinaldo en el cálculo del monto indemnizatorio y las horas extras en la liquidación final, dejando establecido sólo el cobro paupérrimo del presentismo.
El achique en las indemnizaciones de los trabajadores de la construcción, con el llamado Fondo de Cese Laboral, es una enorme ventaja económica para las patronales, pues las mismas aportan para ese fondo un 12% de los salarios percibidos el primer año y un 8% los años subsiguientes. Haciendo un cálculo grueso, lo que percibe un obrero de la construcción con 10 años de antigüedad es, en promedio, alrededor del 40% de la indemnización que le corresponde a un trabajador de la UOM que hoy se rige por la Ley de Contrato de Trabajo.
Que Milei ponga como ejemplo a Gerardo “Batallón 601” Martínez, indica que ha llegado a la conclusión de que, si gobierna, lo hará de la mano de los mismos “colaboracionistas” sindicales.
Milei ahora se ha reunido con Luis Barrionuevo, otro colaboracionista de la primera hora, “entusiasta” colaborador de Macri y ex jefe de campaña de “Wado” De Pedro. Ha comenzado a negociar una política para que Barrionuevo regentee junto a dirigentes radicales como el “Coti” Nosiglia el entramado de las obras sociales sindicales, hoy dominada abiertamente por Barrionuevo, que dirige de una forma encubierta a través de contratos con obras sindicales mayores las obras sociales de más de 50 sindicatos de menos de 30 000 afiliados. A esto el inefable Barrionuevo llama a “adecuarse a los nuevos tiempos laborales” (Infobae, 13/9).
A Milei sólo le falta la foto con Cavalieri para reunir a los tres sindicatos que son el buque insignia de la precarizacion laboral en la Argentina. Empleados de Comercio es clave en la profundización de la precariedad laboral, el horario cortado y la proliferación de empresas menores, incluso sin organización sindical, que son el pasto fértil del trabajo en negro, el monotributismo sin organización y la eliminación de hecho de la indemnización, claves para una “reforma” que, aunque nunca pase por el parlamento, pase en los hechos.
El rasgo fundamental del proceso que se abrirá en el movimiento obrero en el próximo periodo no tendrá como referencia a la burocracia sindical, ni menos bajo la forma del ubaldinismo, que terminó llevando a Menem al gobierno. El próximo periodo estará impregnado de una fuerte tendencia a las autoconvocatorias y a las coordinaciones. En pequeño, estas tendencias se incuban en las recientes huelgas docentes de Salta y Jujuy, en el reciente paro de los docentes en la provincia de Buenos Aires, y fuertemente en todo el ámbito de la Salud.
Lamentablemente, sindicatos y seccionales opositoras, que en su momento fueron una referencia de coordinación de muchas luchas obreras y de conflictos, hoy no están presentes como un canal, sino retraídos a sus propios gremios en una política que tiene mucho de autorreferencial y corporativa.
Gerardo Martinez y Milei, la libertad (de despedir) avanza Por Marcelo Ramal, 03/09/2023.
Esta es la reforma laboral de Bullrich, Larreta, Massa, la burocracia sindical y el FMI Por Marcelo Ramal, 12/07/2023.