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La directiva de FOETRA y de la Mesa de Unidad Sindical (MUS) de las Telecomunicaciones convocaron a un paro y movilización para el miércoles 20, ante el fracaso de la paritaria con Telefónica, Telecom y Claro.
Luego de años de paz social, apenas alterada, ¿adónde vamos?
El reclamo salarial del 34 % para julio-agosto-septiembre planteado por la conducción y votado en el plenario de delegados corre desde atrás a los aumentos de precios del trimestre. La satisfacción del reclamo del 34 % no cambiaría el naufragio salarial.
En una actividad de alta productividad, esencial para la banca y grandes empresas, la mayor parte de los escalafones salariales están por debajo de cualquier estadística que mida el ingreso necesario de una familia para cubrir sus necesidades. Los conformados de las escalas más bajas flotan debajo de la Canasta Básica que mide la pobreza.
El salario de bolsillo depende de variables como presentismo, guardias, horas extras, ventas o bonus. Una enorme cantidad de trabajadores necesitan de ingresos secundarios, venden ropa, perfumes, filtros, reparan equipos electrónicos, todo vale.
Al declive salarial, se suma la firma de innumerables actas flexibilizadoras. En los últimos meses se firmó un convenio a la ultrabaja para encuadrar los técnicos instaladores, que las patronales encuadran en el convenio basura de UOCRA (construcción).
El argumento es que con Foetra podrán ir mejorando las condiciones, pero luego de 15 años de la firma de las primeras categorías que ampliaban la jornada de 7 a 9 horas, para “solucionar” otros “fraudes laborales”, hoy la mayoría del gremio trabaja nueve horas.
La organización gremial es un límite contra los abusos patronales en el lugar de trabajo. Pero pasó de imponer el CCT y las 7 horas a las patronales, a imponer variables y métricas por productividad, junto con salarios deprimidos. Las actas flexibilizadoras al precio de unas pocas categorías no contentan a nadie.
Pero se agotó la política de paz social. Con la bancarrota económica y la confusión política, las empresas intentan avanzar sobre salarios ya miserables, así como en la flexibilización laboral reforzada.
Los dirigentes sindicales se presentaron en asambleas promoviendo el voto a Massa. Una tarea difícil siendo que el Frente de Todos faltó a su promesa de recuperar el salario y lo continuó deteriorando.
El paro y movilización es un episodio de sucesivas crisis, sea cual sea el resultado electoral, porque no hay soluciones para las condiciones de vida en una bancarrota, por el contrario.
Surge inevitablemente un punto de inflexión para la clase obrera, que afrontará un proceso general de deliberación y comenzará a intervenir. El desenlace depende de la medida en que gane confianza en sus propias fuerzas y se convierta en un factor político independiente.
Con esta comprensión y con esta tarea intervenimos.
Telefónicos: la burocracia con el gobierno, no con el salario Por Flavio Pereyra, 03/08/2023.