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El 13 de abril comenzaron las clases en el instituto Joaquín V. González, en medio de la crisis social y sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus. La imposibilidad de una cursada presencial ha llevado al acatamiento, por parte del Rectorado, de una normativa ministerial de desarrollar la cursada de forma virtual, como única medida para dar comienzo al ciclo lectivo. Ahora bien, es evidente que los estudiantes enfrentamos serias limitaciones para abordar este tipo de cursada. La falta de equipos en los hogares y de servicio de internet dificultan el acceso a la educación para muchos compañeros. Incluso en los hogares donde hay computadora, la misma es sobre utilizada por padres e hijos para trabajar y estudiar. Asimismo, los docentes se ven frente a una sobrecarga de tareas teniendo que abordar individualmente a cada estudiante y empleando herramientas tecnológicas para las cuales no fueron capacitados; todo ello con salarios que quedan por detrás de la inflación.
A estas carencias se agrega el trabajo precario, los despidos y las dificultades económicas para llegar a fin de mes, los cuales fomentan la deserción estudiantil (el subsidio IFE ha sido aprobado para sólo un tercio del total de inscriptos). La caducidad de los planes 2005 a 2012, votada a principios de año por el Consejo Directivo junto con La Caravana, ha contribuido en ese sentido: frente a la incertidumbre muchos compañeros han optado por cambiarse de plan o por no inscribirse.
En este marco, la UCSFD (organismo creado para la implementación de la UniCABA) se reunió el pasado miércoles 15 con seis institutos terciarios, incluido el JVG, e informó que no habría resolución que diera por aprobados nuestros postítulos, así como su intención de “repensar las ofertas” de los mismos. Es decir que el Gobierno de la Ciudad se vale de la crisis actual para atacar nuestra institución y vaciarla de contenidos, los cuales pueden constituir materia prima para las carreras de la futura UniCABA. El Rectorado dio a conocer esta información sin impulsar ninguna medida de rechazo ante ello; una vez más, se coloca como simple transmisor de las políticas de vaciamiento hacia adentro del instituto.
Un centro de las autoridades y del Estado
Actualmente, La Caravana (Patria Grande), conducción del CEJVG, actúa en complicidad con esta política. Su alineamiento con el gobierno nacional constituye una traba para la organización estudiantil. Esto se debe a que el Estado (tanto nacional como de la Ciudad) es el responsable del vaciamiento presupuestario, el derrumbe edilicio, la precariedad laboral docente y sus bajos salarios, así como los constantes ataques a nuestras carreras y la implementación de la UniCABA. También resulta negativo para el movimiento estudiantil la integración de La Caravana al Rectorado, debido a que las autoridades del instituto son las encargadas de aplicar las políticas antieducativas del Estado y sus gobiernos. Ante la falta de equipo técnico para llevar adelante la cursada virtual, nuestro Centro de Estudiantes ha evitado impulsar cualquier medida de deliberación y organización estudiantil que nos permita llevar nuestros reclamos al Estado. Es la misma actitud que adopta ahora frente a la no aprobación de los postítulos por parte del Gobierno de la Ciudad. Tampoco debemos olvidar que La Caravana votó a favor de declarar la caducidad de los planes 2005-2012 en el Consejo Directivo, perjudicando a cientos de compañeros.
¿Cómo nos organizamos?
La defensa de nuestros derechos y su conquista vendrá de la más amplia deliberación docente estudiantil, que debe elaborar un programa frente a la cuarentena y exigir al Estado un aumento del presupuesto educativo. Desde la UJS-PO Tendencia proponemos una decidida intervención de la comunidad educativa, sobre la base de la convocatoria a una asamblea virtual. Los foros por carrera, abiertos y resolutivos, contribuirían con ese objetivo. Organicémonos por nuestros reclamos: