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Los observadores políticos y encuestadores no ahorran adjetivos en cuanto a los resultados electorales: “incertidumbre”, “dudas”, “imprevisible”.
Parecen prevenciones desmesuradas, para las acotadas alternativas en juego. Pero una columnista económica de Infobae, Virginia Porcella, le pone contenido a la “incertidumbre: “incluso en el caso de que quedara resuelto quién será el próximo presidente, no quedará saldada la mayor inquietud de todas: en qué términos se desarrollará la transición y, sobre todo, hacia qué objetivo”.
Dolarización del capital
En las vísperas del domingo 22, el dólar alcanzó su máximo valor, solo comparable con el de la crisis que en 2022 llevó a la caída de Guzmán. En el curso del último mes, el gobierno financió la salida de 6 500 millones de dólares por los mercados financieros y paralelos. A la par, se ha desarrollado una intensa salida de depósitos y colocaciones en pesos. Se trata de una fantástica dolarización de carteras que va de la mano de la pulverización de los salarios y jubilaciones -que están “pesificados”-. Pero esta confiscación social -disfrazada de un cambio en los activos monetarios- es apenas un anticipo de lo que se viene, cuando se considera a la crisis en su conjunto. Toda sumada, la cuenta de la deuda pública es del orden del 120 % del producto bruto interno, y podría arrimarse al 150 % en el caso de una megadevaluación. Las operaciones en el mercado de futuros prevén un aumento del 91 % en el dólar comercial, de acá a diciembre.
Para The Economist, la inflación monetaria está subordinada al 'orden fiscal'. Pero alcanzar este 'orden' supone una gran devaluación acompañada de privatizaciones, tarifazos y contrarreformas laborales. Significa, además, entregar la obra pública a los fondos internacionales y 'abrir' la economía. Para The Economist, la dolarización es apresurada. Las Asociaciones de Bancos y la UIA han colocado sus fichas en Massa, y ven a Bullrich-Melconian con pocas chances de llegar al balotaje.
En las vísperas de la elección, Massa ha obtenido un nuevo tramo del swap de China, que en parte servirá para cumplir con parte de los pagos al FMI, si no hay un bloqueo de EE.UU. a la conversión de yuanes a dólares. En el paquete del swap se disputan las compras de aviones militares entre EE.UU. y China, y la ratificación de la licitación del 5G, un paso clave para las comunicaciones. Milei, por su parte, ha prometido patear el tablero de los acuerdos con China, y contaría con alguna carta alternativa en los fondos internacionales –en primer lugar, de BlackRock, al que se vincula con su asesor Dario Epstein-. El desenlace electoral argentino se juega también, como se puede ver, en el tablero de la crisis mundial y la guerra internacional.
Gobernabilidad
El economista veterano Juan Carlos De Pablo no ve mayores diferencias entre los candidatos. De Pablo destaca que un “presidente electo” podría ordenar la agenda capitalista. No tiene en cuenta la lucha de intereses capitalistas en medio del gigantesco concurso de acreedores que enfrenta Argentina, ni la magnitud del ajuste fiscal que se reclama.
Por encima de todas las conjeturas, la cuestión más soterrada de todas es el escenario catastrófico que se plantea para las masas. La clase obrera se enfrenta a un desafío gigantesco, porque se pondrán en juego conquistas históricas.
El 22 de octubre comienza la fase más aguda del desenlace de esta crisis de poder.
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