En Cisjordania también avanza la limpieza étnica

Escribe Olga Cristóbal

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Para despejar cualquier duda de que la “guerra” del Estado sionista contra Gaza es contra todos los palestinos, el gabinete de guerra israelí discutió el miércoles la situación en Cisjordania. Simultáneamente, Benjamin Netanyahu se reunirá con los jefes del consejo de unos 20 asentamientos en la región “a la luz de la advertencia de los funcionarios de seguridad sobre una grave escalada de seguridad”. Hasta el secretario de seguridad norteamericano, Anthony Blinken, dijo que “también debemos garantizar que no surjan amenazas terroristas desde Cisjordania".

En una declaración conjunta el miércoles, las FDI, la Policía Fronteriza de Israel y el servicio de seguridad Shin Bet dijeron que durante la noche arrestaron a 37 palestinos, y afirmaron que “al menos diez fueron identificados como agentes de Hamas”, con lo cual ya habrían detenido a 900. Esas operaciones fueron en la aldea palestina de Aqabah, en el noreste de Cisjordania, y en las ciudades de Beit Fajjar, Ein Yabrud y Hebrón.

En Jenin fuerzas de ocupación dispararon ayer contra los transeúntes a plena luz del día, hay ocho muertos -entre ellos un nene- y docenas de heridos. Rompieron las rutas con excavadoras y demolieron casas. Hubo detenciones masivas en la ciudad de Barta'a, al suroeste de Jenin. Los videos muestran filas de hombres y mujeres con los ojos vendados que marchan sujetados por soldados. El delito de algunos “terroristas” es postear en las redes su solidaridad con Gaza.

El jueves, un ataque aéreo diurno dejó otros 15 palestinos muertos y 20 heridos en Hebrón, Belén y Jenin.

En la gobernación de Hebrón, en el sur de Cisjordania, a los desplazamientos forzosos por las agresiones de los colonos se suman las barreras para acceder a los servicios básicos, incluidos los mercados de alimentos y la atención sanitaria.

Habitualmente, dice Médicos sin Fronteras, las fuerzas israelíes bloquean la entrada de los campos de refugiados, lo que hace casi imposible que las ambulancias entren y salgan con los heridos críticos a tiempo para salvarles la vida. A veces, disparan contra las ambulancias.

El lunes, en un operativo fulminante, soldados encapuchados entraron en una camioneta a Tulkarem, una ciudad de 80.000 habitantes, y acribillaron a cuatro jóvenes que estaban en un coche ante los ojos de sus familiares y vecinos. Un comunicado del Ejército los acusó después de formar parte de una célula “terrorista” dirigida por Hamás desde la Franja.

Ayer, las calles de Tulkarem fueron escenario de un multitudinario entierro entre salvas de fusiles al aire, clamando venganza. Las paredes están repletas de consignas y con los rostros de los muertos de todos estos años visibles por todos sitios (El País 8/11). Horas después, en plena noche, el ejército entró en el campo de refugiados lindero. Destrozaron calles, vehículos y algunas viviendas.

Lo que no hace el ejército lo hacen los colonos. El gobierno entregó a los colonos 45.000 fusiles automáticos para su “autodefensa”. Siembran el terror en las pequeñas aldeas, al punto que varias fueron totalmente evacuadas por sus pobladores (Haaretz 4/11). Desde el 7 de octubre, al menos 111 familias palestinas, compuestas por unas 905 personas, han tenido que abandonar sus hogares en Cisjordania debido a la violencia y la intimidación por parte de las fuerzas y los colonos israelíes, según la ONU. Los palestinos dicen que este último mes entre uniformados y colonos han asesinado por lo menos a 150 campesinos y pastores (45 nenes), y que han detenidos 2.200 personas.

"Hemos tratado a algunos pacientes que mostraban signos de haber sido atados y golpeados, supuestamente por las fuerzas israelíes", dice Yanis Anagnostou, responsable de actividades de salud mental de MSF en Jenin. “Denuncian haber sido atormentados durante varias horas antes de ser abandonados en la frontera de Cisjordania”.

El Ejército suele retener los cuerpos de los palestinos que mata, por lo cual últimamente los pobladores roban cadáveres de israelíes en los hospitales para canjearlos por los de sus familiares.

Médicos Sin Fronteras informó que en Jenin, los médicos de urgencias “han sido llamados al hospital público casi todas las noches, mientras las incursiones israelíes con tanques y tropas terrestres azotan la ciudad. Durante el último mes, las fuerzas israelíes mataron a 30 personas e hirieron al menos a 162 más sólo en la ciudad de Jenin”, dice el comunicado. El rastro de destrucción se puede ver no sólo a través de las personas con heridas de bala y metralla en el hospital sino en la propia ciudad. Allí, la infraestructura y los edificios simbólicos palestinos han sido destrozados y destruidos por excavadoras y tanques.

El asedio es en todos los frentes: el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, un ultraderechista religioso que hace unos días se negó a transferir los recursos previstos por ley a la Autoridad Palestina, pidió el lunes a Benjamin Netanhayu y al jefe del Ejército, Yoav Gallant, que se establezcan zonas de seguridad alrededor de los asentamientos judíos en la ocupada Cisjordania, manteniendo alejados a los agricultores palestinos aunque esto les impida trabajar en la cosecha de aceitunas.

El Estado de Israel avanza con la limpieza étnica. Esta masacre es una nueva Nakba.

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