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El dato fundamental de este balotaje ha sido la catástrofe electoral del kirchnerismo y del peronismo. La candidatura de Massa fue derrotada por cifras abultadas en todo el país, con la sola excepción de Buenos Aires, Santiago del Estero y Formosa.
Se ha producido la manifestación electoral del derrumbe de un gobierno que ha vaciado el Poder Ejecutivo desde hace casi dos años. Que ha producido una inflación anualizada, en ascenso, del 150 %, y empobrecido como nunca a trabajadores y jubilados. Sergio Massa contó con la adhesión de votantes que lo apoyaron sólo por repudio a Milei. El 56-44 por ciento del resultado electoral no describe la verdadera magnitud del desplome del kirchnerismo y el peronismo.
Quienes llamaron a votar a Massa y al peronismo para evitar la victoria de un misógino autoritario, con nostalgia por la última dictadura, no intuyeron siquiera que abogaban a favor de un cádaver político. No hicieron diferencia porque el resultado final fue abismal a favor del pseudolibertario.
En cuanto a Milei, el voto masivo que ha obtenido es solamente el reflejo del derrumbe peronista. El programa del presidente electo ha sido convertido en un híbrido de proyectos diferentes y hasta contradictorios. A pesar de la magnitud de su votación asume como un gobierno débil. El gobierno de Milei, con un entorno favorable de gobernadores y parlamentarios minoritario y con la hostilidad de un significativo sector de la burguesía local, tendrá un carácter personal, rodeado de varias camarillas, entre ellas la del macrismo, con el encargo de poner en marcha un golpe de Estado económico contra los trabajadores.
El nuevo derrumbe del peronismo, más catastrófico que el de los precedentes, producirá una gran reconfiguración política en Argentina. Los trabajadores deben aprovechar esta crisis de poder para prepararse para las luchas históricas que se avecinan y para construir un partido obrero y socialista.
Jorge Altamira, Marcelo Ramal, Patricia Urones