Escribe Vero Fernández
Los trabajadores de Expreso Villa Galicia quieren saber de qué se trata
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Desde que tomó estado público el primer caso positivo de coronavirus en Expreso Villa Galicia el 22 de abril, la empresa montó un operativo de encubrimiento sobre su responsabilidad en el contagio del compañero afectado y la inminente propagación del virus, con más de una decena de trabajadores aislados en sus domicilios por el momento. EVG se apresuró a dar su versión de los hechos en los medios nacionales, enfatizando que la empresa viene cumpliendo los protocolos desde el primer día, lo cual es desmentido por los propios trabajadores. Incluso luego de conocerse el segundo caso positivo en la línea, Clarín (28/4) afirma “aislaron a tres colectiveros, después de que uno dio positivo”.
Los trabajadores de EVG tienen derecho a conocer el estado de los compañeros puestos en aislamiento y los resultados de los tests que se les han hecho, los cuales deben ser difundidos ya que se trata de una cuestión de salud pública. ¿No debería UTA intervenir mediante su comisión de salud para que los trabajadores reciban esta información?
La respuesta de los trabajadores
La desidia de EVG se encuentra con la resistencia de los trabajadores, que han logrado mediante sus denuncias la desinfección de cabeceras, la limpieza a consciencia de las unidades y los controles de temperatura diarios. Sin embargo, esta es una pelea palmo a palmo: los trabajadores tuvieron que reclamar el uso del termómetro tipo pistola, porque la patronal pretendía realizar el control en algunas cabeceras con un termómetro común.
La semana pasada, un número de compañeros se hizo presente en la administración de la empresa, para reclamar que se realicen los tests a todos los trabajadores sin obtener respuesta de la patronal hasta el momento. En este punto, hay que señalar la responsabilidad del Ministerio de Salud provincial y de las Secretarías de Salud locales en garantizar el acceso a los tests para los trabajadores.
En las últimas horas, los trabajadores se encontraron con que la patronal no permite el ingreso a las áreas comunes y retiró los asientos y dispenser de agua, obligando a los trabajadores a realizar su espera de pie a la intemperie y sin refrigerio alguno. Frente a este atropello, los trabajadores de la cabecera Burzaco desinfectaron un colectivo que ahora utilizan para su descanso.
En un contexto de pandemia, en el cual las patronales deberían ser obligadas a garantizar condiciones de seguridad e higiene en el trabajo muy rigurosas, EVG no sólo no toma las medidas necesarias para evitar aglomeraciones; sino que además ataca las condiciones de trabajo preexistentes como descansos y provisión de agua sin consultar a los propios trabajadores.
Por un protocolo bajo control obrero
Los trabajadores de EVG pueden dar una salida a esta situación mediante la elaboración de un protocolo de trabajo que incluya la reducción de la jornada laboral sin afectar salarios y el distanciamiento social en las cabeceras contemplando la necesidad de reformas edilicias en las áreas de descanso, baños y vestuarios.
La experiencia de estas semanas nos enseña que sólo con la organización de los trabajadores podremos hacer frente a la pandemia, en defensa de nuestra salud y nuestra vida. Por lo cual urge levantar un pliego reivindicativo de los trabajadores de EVG que tenga como puntos fundamentales la difusión de información clara y confiable y la realización de tests a todos los trabajadores.