Escribe Violeta Gil
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El gobernador Gustavo Sáenz se embarcó en un operativo de ataque contra la docencia de Salta para evitar una reacción de lucha contra su ajuste, el que él descarga siguiendo los pasos de Milei, contra el conjunto de los trabajadores en la provincia.
Sáenz puso en marcha su propio operativo de ajuste mucho antes de que Milei eliminara los recursos del incentivo docente y otros fondos educativos. En diciembre anunció la prórroga del presupuesto 2023 y el congelamiento de todos los recursos, entre ellos, las partidas destinadas al pago de los salarios de los trabajadores estatales; y eliminó la paritaria con la complicidad de los burócratas de la intergremial, que aceptaron que el sueldo docente quede brutalmente licuado ante una inflación por encima del 200%. Los "aumentos" fijados del salario 2023 se terminarán de pagar en marzo 2024, absolutamente devaluados.
El último ofrecimiento del gobernador fue del 16% en tres cuotas desde marzo, pero sobre el salario de diciembre 2023. La burocracia de la intergremial, si bien tuvo que rechazar este ´ofrecimiento´, busca darle entidad a una negociación que no existe y sólo apunta a seguir licuando el salario. Además, el gobierno avanzó en la cesantía de 127 docentes que mantuvieron el paro indeterminado desde mayo pasado.
Sáenz juega el papel de víctima del ajuste de Milei, pero busca encubrir sus propias responsabilidades en la destrucción del salario provincial. En sus declaraciones públicas sigue pidiendo “paciencia y resignación” a los docentes. En nombre de que "no hay plata", acusa a Milei por la quita de 20 mil millones que la provincia recibía en materia de aportes discrecionales. Sin embargo, no dice cuál es la recaudación extraordinaria que recibirá en el marco de la prórroga del presupuesto 2023, que ya se proyecta en el orden del 400% por la tendencia inflacionaria. En su relato, Sáenz dice ´luchar´ por los docentes, con el propósito de enganchar al movimiento detrás suyo en una confrontación con Nación cuando es él mismo quien está consagrando salarios de miseria.
La decisión de postergar el inicio de clases para el próximo 4 de marzo, a pedido de los burócratas de ADP, busca darle un margen a estas maniobras para evitar una crisis con la docencia. Mediante una resolución vació las escuelas esta semana para impedir que el paro de CTERA de no inicio se convirtiera en escenario de lucha de los docentes salteños contra el ajuste de Milei y los gobernadores, más allá del carácter aislado y limitado que le imprimió a la huelga la burocracia convocante.
El operativo contra la lucha docente cuenta con la cooptación de la mayoría de los delegados autoconvocados que, luego de un acuerdo con el gobierno, levantaron la huelga en 2023. Hasta acá, mantuvieron un silencio cómplice, sin decir una palabra sobre cómo enfrentar el ajuste en curso.
Es necesario superar a estas direcciones cooptadas para desenvolver una confrontación política contra el gobierno provincial, nacional y sus agentes. Impulsemos desde ahora asambleas en las escuelas y departamentos para elegir nuevos delegados, retomando el pliego histórico de la docencia combativa, por un salario inicial igual al costo de la canasta familiar y un aumento del 100%, indexado a la inflación; el cierre inmediato de los 127 sumarios y la caída de las 19 causas contra los docentes detenidos en mayo pasado.
Sáenz y sus alfiles en el movimiento docente quieren consagrar una nueva confiscación del salario. Preparemos una huelga general de la docencia bajo una nueva dirección, que pruebe su independencia de Sáenz y Milei en su acción práctica.
Por la unidad de acción con todos los sectores en lucha.