De la batalla de Salta y el “celestino” Sáenz

Con motivo de un nuevo aniversario de la batalla de Salta, Villarruel y Guillermo Francos arribaron a la provincia. Encabezaron los actos, pero el objetivo era más amplio: desarrollar un “operativo de contención a gobernadores”. Para Francos el viaje era clave para "encontrar mecanismos para establecer la relación en un país fundido".

Sáenz había anticipado que su "voluntad de diálogo siempre está” y que no se siente un “traidor”, sino un colaborador que reclama “claridad y previsibilidad". Esto es lo que reclaman las patronales locales, en especial las azucareras y las mineras, que le exigen gobernabilidad y seguridad jurídica. Es decir, la garantía de explotación y beneficios.

Sáenz fue el celestino del encuentro de la vicepresidenta, Francos y los gobernadores de Misiones, Tucumán, Catamarca y el vice de Jujuy, Carlos Sadir. Según apuntan los diarios, el tema central fueron los recortes de fondos de Nación para obras públicas, transporte y educación. Frente a los cuales pidieron aunque sea una devolución parcial. La respuesta de Villarruel habría sido “escueta”, señala Ámbito (21/02), mientras que para Francos quedaron “tendidos los puentes”. “Planteamos un pacto de gobernabilidad con Nación”, rescató Sáenz, poco después, en declaraciones a radio Aries.

No hubo respuesta favorable a los reclamos de los gobernadores, pero Francos no se perdió la oportunidad de pedirles "facultades para gobernar y no estar pasando todo el tiempo por el Congreso”. La gobernabilidad es una condición que cuesta cara en estos tiempos para un régimen en crisis.

El balance de Sáenz no se aleja de estos: "coincidimos en que el diálogo y el consenso son un camino esencial”. Lo que adelanta Sáenz es que está dispuesto a revisar su rechazo a la cesión de poderes ante una nueva discusión, al menos parcialmente. Por otra parte, deja sobre la mesa que puede abandonar el reclamo de restitución de fondos por vía judicial, como habían planteado sus ministros de Educación y Economía. El régimen en quiebra y la disgregación de sus partidos ha dado paso a una batalla de caudillos.

Litio

Las disputas de camarillas capitalistas, encerradas en la pugna entre “unitarios y federales”, siguen. Frente al rumor de que Milei puede declarar recurso estratégico al litio, el celestino Sáenz dijo que “no le va a ser fácil”.

Es que el gobernador reniega de la salida de Royón, su compañera lobbysta cuando juntos encabezaron –previo a la caída de la ley ómnibus- “una gira (por Alemania), defendiendola". Es decir, ofreciendo la garantía de la gobernabilidad, que voló por los aires luego. Lo que está en juego es la disputa de inversores para explotar el “boom minero”, que ha sufrido un revés estos días con la baja de la demanda de baterías y la caída de los precios del litio.

Al final de cuentas, Sáenz es un colaborador de la política “del látigo y la billetera” de Milei. El enfrentamiento entre el gobierno nacional y las provincias encierra un interés común. Ambos bandos colocan como carne de cañón a los trabajadores para defender el superávit fiscal que exigen los tenedores de la deuda pública y el FMI, por medio de una desvalorización a fondo de los ingresos y salarios obreros.

Esta afrenta es un llamado a la acción de los trabajadores a desarrollar su propia “batalla de Salta” cuando el hundimiento social es cada vez más marcado.

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