Cristina Kirchner le ofrece a Milei una coalición política alternativa

Escribe Marcelo Ramal

Tiempo de lectura: 6 minutos

Después de un silencio de sesenta días, Cristina Kirchner decidió pronunciarse sobre los aspectos “económicos” del gobierno de Milei. Como ocurría con sus presentaciones en universidades, el barniz ´académico´ de un documento de 33 páginas es el formato adecuado para tomar distancia de cualquier lucha real contra el gobierno libertario. Es también, como veremos enseguida, el camino para proponerle al ajustador Milei una coalición alternativa a la de los Caputo y Macri.

Historia manipulada

El documento de Cristina Fernández comienza con una larga reseña económica desde la dictadura hasta hoy. Sin ingresar en demasiados detalles, repite los lugares comunes del desarrollismo académico del último medio siglo. Naturalmente, como los Kirchner no fueron meros espectadores de esa historia, la reseña es también autojustificatoria. Después de denunciar al endeudamiento de la dictadura, dice que Alfonsín no “quiso o no (lo) supo revertir”, algo que, con más o menos palabras, reiterará para varios de los gobiernos posteriores, con excepción de los propios K. En este caso, afirmará haber obtenido una “reestructuración con la quita más grande de la historia”, omitiendo que esa quita tuvo como contrapartida la entrega de un cupón asociado al crecimiento del PBI de los años posteriores, que terminó compensando con creces a los descuentos originales. En definitiva, los canjes de 2005 y 2010 fueron una réplica de las renegociaciones del conservadurismo posteriores a la gran crisis de 1890, cuando el pago de la deuda quedó ´atado´ a las exportaciones agrarias. El kirchnerismo tomó el gobierno con 150.000 millones de deuda pública y se fue con 250.000, después de haber pagado, al cabo de quince años, 190.000 millones (“pagadores seriales”, sic). Lo que se llamó “desendeudamiento” fue el reemplazo parcial de esa deuda por otra con el Anses y el Banco Central, un pagadiós de renovación indefinida. En su documento, CFK cita la reivindicación que el macrista Dujovne hizo de esa supuesta reducción de pasivos, que habilitó a las operaciones de deuda de 2016/2017. Lo que revelan los elogios de Dujovne es que no hay Macris y Caputos sin “Kirchners”, o sea, sin "pagadores seriales". El objetivo inocultable de los doce años de pagos y refinanciaciones K no era otro que la reapertura del crédito internacional; la mora excesiva en alcanzarlo llevó a la burguesía argentina a cambiar de frente,y pasarle la posta al macrismo.

“Falta de dólares”

Este lugar inseparable del kirchnerismo en la ´economía de la deuda´ se revela en el diagnóstico más repetido del documento: la crisis argentina, dice, no se debe al déficit fiscal -como dicen libertarios o macristas-, sino a la “falta de dólares”. Las gestiones kirchneristas, sin embargo, se caracterizaron por contar con abundantes divisas excedentarias. Los Kirchner celebraron la explosión de las exportaciones granarias a partir de los 90 y del 2000 como el “fin del estrangulamiento externo”. A poco de andar, sin embargo, esos superávits financiaron la expansión de las operaciones de deuda, o la fuga de capitales disimulada bajo diferentes variantes. Es lo que ocurrió entre 2003 y 2015 con los “pagadores seriales” y, entre 2020 y 2022, cuando un superávit comercial extraordinario financió la remisión de utilidades, “regalías” o pago de deudas de corporaciones privadas. La presidenta ignora las lecciones más tempranas de la historia del capitalismo, cuando el imperio español dilapidó el oro de las colonias -la “lluvia de dólares” de entonces- porque mantuvo estancas las relaciones sociales vigentes; sin el oro de América, Inglaterra, en ese entonces, iniciaba la conquista del mundo a partir de una revolución.

La letanía de 33 páginas es el enésimo lamento del desarrollismo criolllo, en su carácter de criatura del capital financiero internacional.

Multipolaridad

El documento de Cristina compara a Milei con el menemo-cavallismo, pero en este punto enfrenta un claro “inconveniente”: en definitiva, el matrimonio K formaba parte del elenco político de los 90. Para salir del intríngulis, la expresidenta recurre al ´cambio de época´: en los 90, dice, primaba la globalización y la hegemonía norteamericana; ahora, Cristina exalta al mundo “multipolar” y juzga como una torpeza al alineamiento internacional de Milei. Como todos los partidarios de este planteo, se imagina al Estado nacional argentino en un mundo de supuesta atomización económica y política -el retorno al paraíso perdido de la libre competencia y de la revitalización de los Estados-. Pero en la era del capital financiero y del monopolio capitalista, la decadencia de los Estados Unidos no conducirá a revigorizaciones nacionales, porque es sólo el preámbulo de una disputa de posiciones que se resolverá con la guerra internacional. En su largo documento, la expresidenta que sueña con las mieles del mundo ´multipolar´ no le dedica ni un párrafo a esa guerra, que se descerraja sobre varias regiones del mundo, desde Ucrania hasta Yemen, pasando naturalmente por Medio Oriente.

CFK tampoco se priva de dedicarle un largo párrafo a Israel, a la que destaca como símbolo del “Estado presente” en el desarrollo de su economía agraria -kibbutz- sistema sanitario o educativo. En cambio, no se le cae una palabra para señalar al aspecto fundamental de ese Estado: su carácter de expulsor y opresor brutal del pueblo palestino, a cuenta del imperialismo. Esa omisión tiene lugar en medio del mayor genocidio de la historia reciente, esto es el que se perpetra en la Franja de Gaza. El tono ´académico´ del texto de Cristina sirve, en este punto, para sobrevolar sobre el estallido de las contradicciones de la crisis capitalista mundial, que tiene su mayor expresión en la guerra.

Programa reaccionario

Cristina le recuerda a Milei que el 56 % de los votos que invoca sólo corresponden al balotaje, mientras que en las PASO y “los comicios que eligieron representación parlamentaria” apenas obtuvo un tercio. Parece olvidar que la segunda vuelta -un recurso para consagrar a gobiernos de naturaleza plebiscitaria- fue instituida por la reforma constitucional que la tuvo entre sus redactoras. Los “decretos de necesidad y urgencia”, otro recurso de gobierno personal consagrado por esa constitución, fueron reglamentados por el gobierno kirchnerista en 2006. Milei, el ´enemigo de la casta´, quiere llevar hasta las últimas consecuencias los instrumentos institucionales consagrados por la casta para conjugar a la política del capital con el despotismo político.

No hay una línea del documento de Cristina Kirchner para impugnar ese despotismo ¡Ni una palabra, por ejemplo, sobre el protocolo represivo de Patricia Bullrich! El documento, en cambio, le arrima propuestas al nuevo gobierno. Entre ellas, abre la puerta a las privatizaciones, en el marco de un régimen de “participación público privada” en las empresas públicas. En su parte “histórica”, el texto de CFK reivindica al ´primer modelo´ de privatización de YPF, esto es, cuando Menem y Cavallo participaron a los gobernadores provinciales (y entre ellos a los Kirchner) de la venta parcial de la compañía. En la archivada Ley Ómnibus, Milei-Sturzenegger pretendían avanzar en una mayor prerrogativa del Estado nacional en las concesiones petroleras. Menem, en cambio, convirtió a los estados provinciales en los principales ejecutores del saqueo del subsuelo; el actual texto de Cristina se inscribe en aquella ´tradición.´

CFK también abre las puertas de la reforma laboral, a la cual llama “actualización”. Como todos los precarizadores, justifica esa reforma en los ´avances tecnológicos´, el argumento de todos los foros empresariales para presentar como fatal o inevitable al atropello del capital sobre la clase obrera. En el plano educativo, CFK tampoco inventa nada: pide “levantar la escuela pública”, no con mayor presupuesto o mejores condiciones laborales para los docentes, sino asegurando que, “al igual que la escuela privada, tenga clases todos los días”: el latiguillo característico contra las huelgas de maestros y profesores. Cristina alerta, otra vez, sobre la “fragmentación” del sistema sanitario y reitera la salida de un sistema “integrado” que subordine al hospital público y a las obras sociales al desarrollo de la “industria de la salud” (prepagas). CFK arrima el bochín a un régimen de incentivos a la gran inversión privada, con el argumento de “evitar el extractivismo”. Pero los beneficiarios de ese régimen serán los grandes extractivistas, como ocurre con el petróleo, la minería o el agronegocio.

Lugar político del texto

Cristina Kirchner ha difundido este texto en un momento político preciso. El fracaso de la Ley Ómnibus ha colocado al gobierno Milei ante una suerte de reseteo. Los perpetradores del “golpe de estado económico” deben recauchutar al gobierno y al régimen político que lo debe llevar a cabo. La expresidenta ha decidido meterse en esa conversación, con los cuidados del caso. Los principales dardos políticos de su texto apuntan a la alianza entre Milei y Macri-Caputo, y a la dolarización que vuelve a menearse en estas horas. A ello, le contrapone “la construcción de un acuerdo parlamentario”, con un lugar especial para “las provincias”. Convoca a Milei a que reconstruya la alianza con los Jaldo, Sáenz y el cordobesismo, con el mensaje de que, cuando corresponda, podrá ser también la alianza con los Máximo o Kicillof. La base de esta connivencia son los funcionarios del massismo y kirchnerismo que continúan en la administración actual, por un lado, y la pasividad de la burocracia sindical pejotista y K en medio de la brutal confiscación a los trabajadores, del otro.

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