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En las últimas horas, se han vuelto a colocar sobre la mesa diversos nombramientos en áreas sensibles del Estado de militares retirados. Un caso es el de Augusto Vilgré La Madrid, designado director del Museo Malvinas en la ex ESMA desde el 1° de marzo. Vilgré, coronel retirado, combatió en las islas durante el conflicto armado de 1982. En 1989, fue parte del operativo de represión ante el copamiento del cuartel La Tablada que culminó con desapariciones y fusilamientos extrajudiciales.
Los Museos Nacionales dependen de la órbita del ministerio de Capital Humano, pero la designación de Vilgré habría sido digitada directamente por el Ministerio de Defensa. Incluso bajo el macrismo el director del Museo Malvinas siempre ha sido un civil (La Opinión Austral, 28/3/24).
Vilgré cuenta con una larga trayectoria en los círculos de veteranos de guerra, se vio involucrado en combate en dos puntos calientes (Dos Hermanas y Monte Tumbledown). Tiene relación fluida con diversos círculos de excombatientes de carrera y conscriptos.
Durante la campaña electoral, Villarruel planteó el cierre de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde se encuentra ubicado el Museo Malvinas. Vilgré es partidario de separar las torturas y la represión de la dictadura genocida del combate malvinense, porque opaca dicha “gesta”. Esta visión culmina por defender el genocidio contra toda una generación de luchadores.
Esta seguidilla de nombramientos (se esperan nuevos en los próximos días), en múltiples funciones civiles, de exmilitares o "servicios" muestra la profunda intención del gobierno de granjearse el apoyo de las fuerzas armadas, como reaseguro ante una eventual rebelión popular.
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