Escribe Tendencia Docente Clasista (Salta)
Tomemos la lucha en nuestras manos.
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La vuelta a clases después del feriado largo tiene lugar en medio de una explosión de los contagios y muertes por dengue. Esto no ha merecido ningún anuncio especial del gobierno, a pesar de que el estado de abandono de las escuelas, el hacinamiento en las aulas, y la falta de insumos y de personal de limpieza las convierten en centros potenciales de contagio. Muchas escuelas ni siquiera tienen agua corriente y dependen del agua acumulada en tachos y bidones.
El gobierno abre el paraguas frente a este desastre potencial pero no piensa evitarlo. Hace pocos días empezó una limitada campaña de vacunación, que no se presenta como una medida frente al peligro del contagio en las escuelas, sino como una garantía para que los servicios sigan funcionando. Sáenz pretende repetir la política criminal que tuvo frente a los rebrotes del Covid-19, de utilizar la vacunación de una minoría como excusa para mantener las escuelas abiertas exponiendo a los docentes, el personal y los estudiantes al contagio.
Por eso, tampoco se emitió ninguna resolución sobre enfermedad laboral. El Ministerio nos pide un análisis por dengue que es difícil de conseguir y nos dan pocos días de reposo, por lo que muchos docentes siguen trabajando con síntomas, agravando los peligros de contagio en el aula y para su vida.
La burocracia de los sindicatos acompaña esta política criminal en todos los aspectos. No ha tomado ninguna medida frente al derrumbe del sistema de salud y no se opone a la vuelta a las escuelas en las condiciones que impone el gobierno.
Tomemos la defensa de la salud y la vida en nuestras manos
El gobierno es responsable de la expansión sin freno del dengue. Desde que empezó la crisis, en febrero, insiste en que la prevención y la lucha contra el mosquito son tareas de las familias y los municipios. Niega la situación de emergencia para no tener que aplicar un plan de inversiones y de movilización en el sistema de salud, entre otros, para combatir al mosquito y atender a la población.
Bajo esta política, el dengue llegó a todas partes y los hospitales y centros de salud colapsaron. En marzo, los casos pasaron de 1.200 a 6.700 en cuestión de semanas. El dengue alcanzó 22 departamentos incluyendo los que hasta ahora no tenían casos y circula de manera local en capital y otros municipios. Los datos oficiales solo registran a las personas atendidas en el sistema de salud, muchos más no muestran síntomas o se quedan en sus casas porque saben que no serán atendidos. Al menos dos de las siete muertes confirmadas fueron de personas que no fueron diagnósticadas o derivadas a tiempo.
El propio director de la Coordinación Epidemiológica declaró que lo peor todavía está por venir, con el pico más alto a mediados de abril. Sin embargo, la semana pasada los ministros provinciales y el ministro de Milei se pusieron de acuerdo en no tomar ninguna medida de emergencia para frenar el dengue ni sobre la vacunación. Apuestan a que la llegada de los meses de frío disminuya los contagios, que volverán a surgir con el aumento del calor.
Todo esto vuelve completamente ineficaces las medidas que se limiten al descacharrado y fumigación de las escuelas. La defensa de nuestras vidas se choca de frente con una política criminal para pisar el presupuesto de salud y los salarios a costa de los contagios masivos. Tomemos el problema en nuestras manos. Impulsemos la organización en asambleas y un programa para garantizar con nuestra lucha las medidas que no van a venir del gobierno.
Impulsemos la suspensión inmediata de las clases si las escuelas o sus entornos no tienen condiciones para impedir la reproducción del mosquito transmisor del dengue.
Reacondicionamiento de los edificios escolares, que se garantice el agua corriente y presupuesto para ordenanzas y material de limpieza que el Estado no proveé.
Brigadas en los municipios para la erradicación de los basurales y aguas estancadas, incorporando agentes sanitarios, bajo el control de los trabajadores.
Licencias laborales por dengue y cobertura integral por parte de las obras sociales y el instituto provincial.
Provisión gratuita de repelentes, mosquiteras, etc. Y un plan de vacunación sistemático y gratuito en todos los centros de salud.
Aumento de salario de emergencia del 100%. Por un salario mínimo por cargo igual a la canasta familiar actualizada por inflación.
Como pasó frente a la pandemia del Covid-19 estos reclamos de emergencias pueden convertirse en un impulso para la autoconvocatoria en los barrios y ser el punto de partida de una lucha que integre otros reclamos como obras de pavimentación, cloacas, etc.
Sáenz decretó despidos y ajustó las horas guardia y presupuestos, dejando al sistema de salud sin personal y recursos para atender a la población, a pesar de que distintos organismos anticipaban la epidemia desde el año pasado.
La lucha contra el dengue, en lo inmediato, requiere del aumento del presupuesto destinado a la salud pública para atender los miles de casos y consultas que desbordan todos los centros de salud.
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