Salta: organicemos la lucha en defensa de la educación especial

Escribe Cristian Pereyra

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La sola advertencia de las familias de los alumnos de la Escuela Agrícola de que empezarían una lucha si no obtenían respuesta a sus reclamos hizo aparecer las designaciones que el gobierno venía negando. Las familias expresaron, además, un claro apoyo a nuestro trabajo, lo que dejó planteado el camino para una lucha conjunta para dar vuelta la a pésima situación que vivimos desde hace años en la modalidad especial.

La reacción demuestra que las familias se están poniendo en guardia frente al ajuste de Milei y sus cómplices provinciales, y que golpea de forma criminal a las personas con discapacidades, con la exclusión de las ayudas estatales y recortes de servicios en el ámbito de la educación y salud públicas. Al mismo tiempo que el empobrecimiento, los aumentos de tarifas y recortes de prestaciones de las obras sociales vuelven cada vez difícil pagar a docentes y asistentes terapéuticos particulares.

El gobierno lleva al colapso de la educación especial por la falta de designaciones. Su objetivo de fondo es acabar con un tipo de educación personalizada, acorde a las necesidades de cada uno, porque implica la obligación de mantener un número mayor de docentes y mejores condiciones que en el régimen común. Las escuelas especiales son cuestionadas como “segregadoras”, y se alienta a las familias a inscribir a sus hijos en las escuelas comunes, donde esta obligación del Estado se elimina por completo y se impone a la educación especial las mismas condiciones miserables y ajustes que están llevando al colapso de la educación en su conjunto.

El régimen de docentes itinerantes para acompañar la integración en todas las aulas comunes llevó a que la situación de los docentes y estudiantes de la educación especial empeore sistemáticamente por el aumento de la demanda y la falta de designaciones de equipos por escuela. Muchos chicos y docentes no están recibiendo ningún tipo de apoyo en las aulas, mientras que nuestro trabajo se degrada bajo las presiones para que nos hagamos cargo de un número cada vez mayor de estudiantes, lo que nos obliga a priorizar, y de tareas terapéuticas que deberían estar a cargo de especialistas.

Levantemos la consigna de un tope de cuatro estudiantes por docente especial y 10 estudiantes por aula, y la designación de equipos por escuela acordes a las necesidades de los estudiantes. Esto nos permitirá convocar a familias y estudiantes para defender las condiciones de estudio de los chicos y luchar para aliviar nuestras condiciones de trabajo.

Por otro lado, el reajuste del 24% en cuotas del gobierno consagra una nueva caída de nuestros salarios frente a una inflación brutal. Reclamamos un salario igual a la canasta familiar por cargo, actualizado quincenalmente por inflación, para terminar con la superexplotación que nos obliga a tener que trabajar todo el día para no caer en la pobreza y es un factor principal de la degradación de nuestra tarea.

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